Capítulo 6: La Chica

971 64 2
                                    

Elsa Anderson

No sé qué me ponía más nerviosa, si el dolor de oídos que, a pesar de haber chupado cinco dulces, persistía o si la presencia la linda chica sentada a mi lado.

A mí no me solían poner nerviosas las personas lindas, de hecho, era muy difícil que me llamara la atención alguien, aun cuando era bisexual y tenías más opciones que a las personas que solo les gustaba un sexo.

Sí, había salido con hombres y mujeres en mi vida, pero ninguno había durado más de dos meses, lo que me hacía pensar que, a diferencia de la gran parte de la humanidad, yo no estaba hecha para convivir con una pareja.

Vivir con Lisa y Amanda me hacía sentir cómoda, de hecho, lo prefería antes que vivir sola; pero si Lisa y Amanda hubieran sido mis novias... no me hubiera demorado mucho en huir. ¿Me aterraba el compromiso? Tal vez, pero quería pensar que era porque simplemente no había conocido la persona correcta con quien comprometerme.

Mientras mordía el sándwich que había elegido para comer cuando habían pasado las azafatas, pude ver un poco mejor a la mujer a mi lado.

Estaba oyendo música desde la pantalla frente a ella y en su mesita tenía un cuaderno en el que estaba escribiendo algo. No quise descifrar lo que escribía, pues imaginaba que era algo privado, algo que no era correcto que alguien leyera sin permiso.

De pronto, se quitó los auriculares, los dejó sobre la mesita y se puso de pie para ir hacia la parte trasera, imaginaba que con destino al baño.

Decidí concentrarme en mi pantalla y comencé a buscar una película o serie interesante. Pensé que, quizás, ver una serie era una mejor opción, debido a que debía pasar las siguientes catorce horas ocupada en algo, pues dudaba poder dormir en un asiento como ese.

Cuando creí haber encontrado algo interesante, la mujer volvió a sentarse bruscamente en su asiento, lo que me hizo dar un salto.

—Oh, lamento si te asuste —se disculpó—. Suelo ser algo brusca para moverme —dijo con una risita.

—Tranquila, yo estoy muy sensible ahora —le expliqué, dándole una sonrisa.

—Oh, ¿no te gusta viajar?

—Es mi primer viaje, pero no, no es de mi agrado. Definitivamente.

—A mí tampoco me gusta viajar —comentó—, pero es por trabajo. Suelo viajar a muchas partes.

—Que mala suerte —dije, siendo un tanto cortante.

Sinceramente, no quería mantener una conversación prolongada, pues solo me ponía más nerviosa. No era que la mujer a mi lado fuera la mujer más bella que hubiera visto en mi vida, pero tenía algo más que me acobardaba.

Pasaron unos minutos y entonces comenzó una turbulencia.

El avión se movía con brusquedad en todas direcciones y podía ver las alas, las cuales no estaban lejos de donde estaba sentada, moverse como si fueran de goma.

Sin notarlo, comencé a apretar la mano de la mujer a mi lado, quizás, mi cabeza había imaginado que era Lisa, pero cuando dejé de mirar por la ventana y me topé con la sonrisa de la extraña, inmediatamente la solté asustada.

—Tranquila —me dijo—. A mí también me calma saber que alguien está a mi lado.

Insegura, volví a tomar su mano.

—Me llamó Elsa —dije—. Como la de Disney.

La mujer dejó salir una risita.

—Tienen un parecido.

¡Vamos a un Crucero!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora