30 Days with You | Bubbline ((+18)) [Completo]

[🎐] 𝘋𝘪́𝘢 𝘝𝘦𝘪𝘯𝘵𝘪𝘥𝘰́𝘴 | Spooky Stories.

✎ᝰ ❛ Historias de Terror ❜ ♡

      ㅡBien, ¿quién contará la primer historia? ㅡpreguntó Bonnibell, acomodándose con una almohada entre sus piernas.

Había nacido una idea dentro de una pijamada con la princesa y sus amigos. Finn dijo que, la última vez que salió a acampar con Jake, todo fue un desastre. Entonces, quedaron en que pronto iban a salir todos juntos a acampar e iban a pasarla bien... incluyendo a la Princesa Grumosa ésta vez.

Entonces, luego de un rato bastante largo, todos se sentaron frente a una fogata que había hecho Marceline junto a Finn, y comenzaron a repartirse un par de tarjetas.

La vampiro dijo que había rebuscado, entre un pequeño cuaderno de notas que Simon había dejado, un par de historias de terror. Cortas, que en algún momento, a los seres humanos de sangre caliente y corazón latiente, les dieron escalofríos.

      ㅡ¡Yo empiezo! ㅡdijo Jake, releyendo la pequeña nota, luego, la leyó en voz alta.

«“Hay una niñita ahí afuera”, escuché
decir a mi colega mientras señalaba a
una niña pálida que nos veía con ojos atentos.
Aquello era lo último que quería escuchar
estando a bordo de un submarino en aguas profundas»

      ㅡYa no quiero hacer ésto ㅡcomentó el perro amarillo, haciéndose pequeño y escondiéndose en uno de los bolsillos de su mejor amigo.

      ㅡ¿No pudo haber sido una sirena? ㅡpreguntó Bonnibell, con dos dedos sobre su barbilla.

      ㅡLos humanos no creían en las sirenas ㅡcomentó Marceline, metiendo otro malvavisco en su boca.

      ㅡ¡Yo si creo en ellas! Las chicas que viven en el lago de nuestro patio trasero son sirenas ㅡexplicó Finn.

      ㅡEstoy empezando a creer que no eres cien por ciento humano, sabes ㅡla pelinegra se encogió de hombros.

      ㅡ¡Bueno, bueno! ㅡaplaudió la princesaㅡ. Yo quiero leer uno, ¿me permites? ㅡtomó una tarjeta.

«El gato Mishu camina por el salón, meneando
la cola con elegancia, orgulloso de su pelaje
reluciente. A lo lejos ve a la dulce Isabel y se
acerca con un trote delicado y a la vez alegre.
Al llegar a ella mueve los bigotes a modo de
saludo y luego da un animado salto para
acurrucarse en su regazo. Los demás ancianos
del asilo miran a Isabel, la cuál empieza a
tragar saliva. Ahora saben que ella es la próxima
en morir. Ése maldito gato nunca se equivoca»

      ㅡMe gustaría tener uno de ésos ㅡseñaló Grumosa.

      ㅡHay unos en la Nocheosfera, pero no sobrevivirían aquí ㅡexplicó Marceline.