[🎐] 𝘋𝘪́𝘢 𝘖𝘤𝘩𝘰 | Experiments.

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✎ᝰ ❛ Experimentos ❜ ♡
el one-shot se basa en un AU (a.k.a.
universo alterno), en el que ambas son
humanas en el siglo XIX y Marceline es
una aprendíz de bruja

universo alterno), en el que ambas son humanas en el siglo XIX y Marceline es una aprendíz de brujaㅡ

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Experimentos, les llamaba. Porque llamarles "pociones" era demasiado malo. Su madre se lo había enseñado antes de que tuviera que irse de urgencia a cuidar una anciana a la otra punta del pueblo.

Marceline, quién era cómo una copia viviente de Blancanieves (según su ex-profesora de matemáticas), vivía en un pequeño pueblo, bajo el techo de una cabaña pequeñísima.

Había lugar para su madre y para ella. Los hombres no eran bienvenidos, regla principal de su mamá. Tampoco los intrusos. Mucho menos los insectos. Y cero gatos.

Pero, Marceline era completamente lo contrario a su madre: sus dos mejores amigos eran hombres, los intrusos siempre le llamaron la atención, adora a todos y cada uno de los insectos, y cuida de un gatito en la escuela.

Había aprendido, por su abuela y por su madre, a que tenía que mezclar cosas para que en el día hubiese sol. Que tenía que nombrar dioses para que todo se curase. Que tenía que aprender a diferenciar presagios para su vida cotidiana. Que tenía que ser, lo que todos llamaban, una bruja.

Su madre siempre bromeaba y la "asustaba" con el tema, diciendo las mismas estúpideces que el Padre Glob en la iglesia; "¡hijas de satán, se pudrirán en el infierno!", la pequeña Marcy ya pensaba que el infierno era su casa, un lugar muy bonito a los ojos de una niña.

Con dieciocho años, Marceline Abadeer ya sabe hacer pociones de diferentes colores, amuletos para la buena suerte, leer las cartas y su actividad favorita; bailar con los espítitus del bosque. Sentirse libre era una pasión que siempre había llevado en la sangre. Ser parte de algo. Ser parte del cielo. Ser parte del mar. Ser parte de la tierra. Ser parte.

Una tarde de diluvio, la jóven Marcy correteaba por el bosque hasta la vista de su casa, su refugio total. Cuando se adentró en ella, llamó a viva voz.

      ㅡ¡Ya estoy en casa!

El ruido en la cocina le huzo dar un brinco y mirar a sus espaldas. Sí, podía haber visto espíritus danzantes y sí, podía haber visto la muerte frente a sus ojos millones de veces; pero jamás un ruido sabiendo que estaba sola.

Cliché de las películas de terror que veía desde el techo de su casa, en la casa de los vecinos.

Tomó la escoba de paja (que había olvidado de devolver al cobertizo cuando terminó de limpiar) y caminó en silencio hacia la cocina. Dentro de ella, y sobre la estufa, una melena rosada le atrapó el ojo.

30 Days with You | Bubbline ((+18)) [Completo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora