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Nora bajó las escaleras murmurando cosas que nadie le entendió. Hace apenas unos minutos había discutido nuevamente con Camila, notando que últimamente ninguna de las dos podía estar tranquila cuando estaban frente a la otra. A ella le molestaba de sobremanera esa nueva y extraña amistad que Camila tenía con Lauren.

Ambas hacían todo juntas, iban de compras, reían, cocinaban y veían películas como si fuesen una hermosa pareja. Nora lo estaba odiando, y a nadie más parecía importarle.

Más importante aún, era que cada vez que ella intentaba estar a solas con su esposa o separarla por algunos segundos de su madre. Dylan, su hermano menor, aparecía de la nada para llevarse consigo a Camila y juntarla nuevamente con Lauren.

Nora no lo entendía y no quería ni siquiera imaginarse qué era lo que su hermano planeaba, pero ya estaba estresada y no pensaba tolerarlo más.

___ Hey Leo. ¿Viste a Camila por aquí?

Leonard no quitó la mirada de la televisión. Aaron estaba junto a él, ambos jugando video juegos. Nora rodó los ojos, suspiró largamente y se paró frente a la pantalla.

___ ¡Oye! ___ gritaron al unísono.

___ ¿Alguno de los dos ha visto a mi esposa?

___ Salió con mamá. ¿Puedes moverte ahora? Estamos jugando Harry Potter y ese juego es sagrado Nora.

___ ¿Otra vez?

___ ¿Otra vez qué? Ya muévete ___ Aaron empujó delicadamente su cuerpo para luego volver al sofá ___ Cómete ésto Leonard.

___ Oye, eso fue trampa... ella me distrajo.

Nora caminó hasta las llaves de su auto y las tomó con brusquedad. Oficialmente estaba cansada del asunto de su madre y Camila, toda esa situación la tenía molesta y confundida.

___ Nora... ___ la menor se detuvo a medio camino ___ ¿Podemos hablar?

Ashley estaba allí, en el pie de la escalera. Lucía un par de pantalones cómodos y una camisa ligera sobre su torso, viéndose tan hermosa como Nora nunca lo había notado.

Entonces recordó. El beso, sus carnosos labios sobre los suyos, el hambre en sus movimientos y el agarre fuerte de aquella mujer en su cintura. Ashley la había reclamado como suya esa noche mientras se besaban con frenesí y desesperación.

___ Yo...

La mayor tomó su mano sin esperar una respuesta de su parte y tiró de ella hasta llevarla a la parte trasera de la casa. Nora se dejó llevar sin oponerse, perdiéndose en la peculiar unión de sus manos juntas.

___ El beso que te dí... yo quisiera aclarar la razón del por qué ___ se detuvo, dudando de las siguientes palabras que diría ___ Yo... nunca había besado a una mujer y, no supe cómo sentirme con ese arrebato.

Nora quería escucharla. Ella de verdad deseaba saber la razón, aunque la misma le asustaba. Pensó en Dylan, en su relación con Camila y todos los problemas que aquello le traería a su familia y el miedo pudo más que la razón.

La voz alegre de su esposa llenó la estancia, llevándose cruelmente la atención de Nora hasta ella. Ashley no lo notó, simplemente decidió soltar todo lo que sentía en ese preciso momento, sin arrepentimientos de por medio. Pero Nora no lo oyó, en cambio, observó por el rabillo de su ojo como Camila entró a la sala de la mano de Lauren, su madre.

Las dos soltaron esa unión para hablar animadamente con Leonard y Aaron, pidiendo una revancha de la cual Nora no estaba enterada. Tal parecía que sus hermanos no habían considerado importante esa información. Camila tomó asiento en el sofá individual, pidiéndole a Lauren que se sentara junto a ella.

Y lo había hecho, para sorpresa de Nora, pues, Camila siempre había odiado compartir un espacio tan diminuto con alguien más... Y su esposa estaba incluida en ello.

Según Camila, un sofá doble era para dos o tres personas mientras que en uno individual sólo cabía un individuo... nadie más.

___ ¿Nora? ¿Qué piensas?

La aludida regresó los ojos cristalizados a ella, avisándole con la mirada que realmente no le prestó atención.

___ Oh. Entiendo, no soy importante.

___ Ashley... lo siento, luego hablamos ¿si? Justo ahora no me siento bien ___ apretó las llaves de su auto con fuerza ___ Saldré un rato y por Dios, no repitas esas palabras. Tú si eres importante para mí, no olvides que eres la esposa de Dylan, eso te hace mi hermana también.

Le sonrió falsamente, disfrazando su dolor con una sonrisa. Rodeó la casa para evitar encontrarse con Camila junto a su madre y corrió con gruesas lágrimas cayendo de sus ojos, impidiendo ver claramente el camino hacia el vehículo.

Desactivó la alarma, entró al auto y lloró libremente dentro de el. A sus hermanos podría parecerle su actitud un poco exagerada, pero ella conocía a su esposa. La había visto con esa mirada por ella, observó como Camila le permitía cosas que a nadie más por años y, claramente notaba como su propia madre se ganaba un lugar que no le pertenecía en su vida.

Nora pudo verlo, lo veía cada vez con más claridad. Limpió sus lágrimas, se tranquilizó y encendió su auto. No podía aceptarlo, no pensaba rendirse y creía que esa innegable atracción de Camila hacia su madre más tarde que nunca, se extinguiría.

___ Puedo con ésto, mamá jamás intentaría nada con ella ___ se dijo así misma mientras comenzaba a conducir con dirección a la ciudad ___ Es sólo una pequeña atracción naciente que puedo matar si me esmero en cambiar mi actitud. Si, lo harás bien Nora.

Tenía un plan y a partir de esa noche planeaba recuperar la atención de su esposa. No todo estaba perdido, no para ella, no cuando pensaba que esos sentimientos apenas comenzaban.

Ashley seguía de pie. Su garganta estaba apretada y los ojos seguían cristalizados, sin despegar la mirada del camino de tierra que dejó el auto de Nora mientras se alejaba.

___ Me ignoraste cuando finalmente pude confesar que no he dejado de pensar en ti... ni en ese beso que compartimos ___ susurró para sí misma, apretando sus ojos con fuerza, negándose a llorar.

Asintió mordiendo su labio inferior y entró de regreso a la casa, cambiando la tristeza y frustración por una cálida sonrisa. Dylan salió de la cocina con tres vasos entre sus manos.

___ Amor, ¿me ayudas?

___ Claro.

Dylan sonrió, pero frunció el entrecejo al mirarla.

___ ¿Todo bien?

___ No lo sé Dylan... no lo sé.

Eterno pecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora