Epílogo

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El tiempo que necesitó Camila para curarse fue más de lo que planeó. Veinte años habían pasado de toda aquella tragedia que envolvió a la que ella consideraba su familia. Veinte años de no ver a su hija, de no visitar el lugar donde estaba enterrada Lauren y no dar ninguna pista de su paradero.

Se sentía miserable todas la noches que dormía sola en una fría cama. Trabajaba en donde conseguía y dormía gracias a las pocas almas caritativas que aún existían en el mundo. Recorrió algunos países, conoció a miles de personas pero el vacío que se hallaba en su corazón nunca se llenó.

La brisa voló su cabello con suavidad mientras caminaba, tratando de no golpear por accidente ninguna lápida. Se paró frente a la que buscaba y dejó cuatro ramos de rosas blancas a su alrededor, una por cada promesa rota. No se quedó con Sadie, no la cuidó, se alejó y no regresó por ella como seguramente Lauren estaba esperando que lo hiciera desde el lugar en el cual se encontrara.

___ Perdóname tú a mí, mi amor. Fui una egoísta, estúpida y una mujer sin corazón al abandonar a la hija que amaste y aún amas, donde sea que estés, quiero pedirte perdón. Falle como madre, como pareja y familia. Realmente doy pena.

Acarició la lápida con su nombre y la fecha de su muerte. Le dolía, aún dolía no poder olvidarla.

___ Regresé y aunque tardé en hacerlo, te juro que de hoy en más seré la madre que Sadie se merece ___ río de forma irónica ___ Se lo que dirás. Camila, fueron veinte años, Sadie ya debe ser toda una mujer y seguramente te odia por haberla dejado sola pero ¿sabes? Nunca es tarde para intentar enmendar tus errores.

Se levantó, acarició por última vez el sitio donde su pareja estaba enterrada y comenzó a alejarse sin quitarle la mirada de encima.

___ Te dejaré ir como lo debí haber hecho hace mucho, amor mío.

___ ¡Cuidado! ___ aquella voz ella la conocía. Camila giró asombrada y una chica de cabello negro que venía corriendo chocó fuertemente con ella.

Camila se quejó. Abrió los ojos y dio de tope con otros de una tonalidad verdosa, escuchó gritos y varios pasos dirigiéndose hacia ellas pero no reaccionó. Allí estaba Sadie, sobre su cuerpo y con la intensa mirada que tenía su difunta madre. Camila tragó pesado al verla fijamente.

Sadie no pudo levantarse, su corazón latió desbocado contra su pecho. Esos ojos marrones los había visto siempre en todas las fotos y vídeos que Dylan siempre le mostró, era ella, la mujer bajo su cuerpo era Camila... su otra madre.

Negó, no. Según todos, quién la tuvo en su vientre fue Lauren no Camila. ¿Entonces? ¿Estaba bien lo que su corazón le gritaba entre fuertes latidos? ¿Por qué sentía aquello de un momento a otro? ¿Qué le sucedía? Eran esas las preguntas que rondaban por su mente, sin hacer el menor esfuerzo por apartarse de ella.

Dylan llegó y abrió los ojos como platos al ver a su amiga nuevamente.

___ ¡Camila! ¡Oh Dios! ¡¿Estás aquí?!

Amy ayudó a Sadie a levantarse, Camila también se puso de pie y observó nerviosa a sus otros amigos acercarse... la única familia que tenía. Tristán, Rebecca, Aaron, Christian y Leonard llegaron corriendo hasta ellas, quedando tan fríos como los primeros dos al notar a Camila frente a ellos.

___ Mi Dios.

___ Está aquí ___ le susurró Tristán a Leonard, este asintió e hizo una señal para que hiciera silencio.

___ Hola chicos ___ murmuró viendo hacia los lados sin querer enfrentarlos todavía. Sadie no podía parar de mirarla, y si sus ojos la transportaron hacia otro mundo, su voz la asesinó ___ Yo quiero pedirles perdo...

En dos segundos fue abrazada por cada uno de ellos. Unos gritaban de alegría, otros chillaban pero todos le demostraron lo felices que estaban de verla, y aunque los había abandonado sin explicación alguna, ellos entendieron y respetaron sus razones silenciosas para marcharse.

Los ojos de Camila regresaron a los de Sadie luego de que habían dejado de abrazarla.

___ ¿Por qué no mejor nos vamos al auto? ___ comenzó Ashley mirando a los demás. Todos asintieron estando de acuerdo con ella.

___ Si, vámonos.

___ Las esperamos allá ___ susurró Amy en el oído de quién para ella, era su hija. Sadie asintió sin quitarle la mirada de encima a Camila.

Se alejaron y la morena sonrió nerviosa.

___ Sé que seguramente debes odiarme, ¿sabes? Pero no podía Sadie, perdí a tu mamá y eso fue demasiado para mí ___ susurró en lo bajo mientras bajaba la mirada apenada.

Sadie se acercó con lentitud, su corazón latía cada vez más.

___ No te veo como una madre, eso debes saberlo desde ya ___ aclaró mirándola con seriedad. Camila bajó la cabeza, sintiéndose mal casi de inmediato ___ Pero no quiero que te alejes de mí. Por favor, yo siento que te necesito más de lo que debería, lo siento aquí ___ tocó su corazón mientras la veía con los ojos cristalizados.

Camila negó.

___ No me iré, nunca más lo haré, te lo juro.

Sadie se pegó a su cuerpo con fuerza, sintiendo una calma que nunca había experimentado con nadie. Su cuerpo tembló contra el suyo y por un segundo se sintió en casa, suspiró largamente y sus labios tocaron sin querer el tostado cuello de la mayor. Camila dejó escapar un corto jadeo que no controló.

___ Sadie...

___ Lo sé, y lo lamento, pero no sé qué es lo que me pasa ___ frunció el entrecejo sin querer separarse de ella.

___ No puedo, no puedo hacerle esto a ella... no contigo ___ susurró sobre su oído logrando que Sadie gimiera en lo bajo.

Ambas cruzaron sus ojos, sabiendo que estaba mal, realmente mal lo que en cuestión de minutos estaban sintiendo. Camila cerró sus ojos, odiandose por todo lo que sucedía en su interior y preguntándose el por qué le pasaba aquello.

Se alejó.

___ No, eres su hija, eres mi hija y eso es todo. Si, eso es todo.

Sadie sonrió.

___ No soy tu hija y tú jamás serás mi madre ___ sus ojos verdes brillaron repletos de emoción y algo más que Camila deseaba ignorar.

___ Sadie, yo...

Se casó con una de sus hijas, se enamoró de la madre, y ahora... veinte años después, estaba sintiendo una extraña atracción por la última hija que tuvo. Una hija que ella debía cuidar y amar a su lado, una hija que parecía odiarla como madre pero la deseaba firmemente como algo más. Algo peligroso y eternamente prohibido con lo que Camila no creía poder luchar.

___ Camila, no me obligues a darte un beso y de ese modo callarte.

Sacó de su bolso un libro de tapa dura y oscura, lo pegó en su pecho, sonrió como sólo Lauren sabía hacerlo en vida y luego de guiñarle. Caminó sensualmente devuelta a la camioneta donde su familia las esperaba a ambas. Camila quedó estática en el lugar, sus ojos bajaron hasta el libro y estos se abrieron enormemente.

"Eterno pecado" la obra más famosa de su difunta casi esposa.

Eterno pecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora