• Capítulo 18 •

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Ka'an -*Desaciendo su agarre*- Espera... Rem, Ryuk pueden retirarse, Árma por favor ve también, no quiero que las cosas se compliquen más.
Árma -No quiero irme.
Ka'an - Voy a hacer el amor con él, y no pienso detenerme como la vez pasada. -*Sosteniendo con ambas manos su rostro*- Sé que será más sencillo si esta vez, no lo ves, además de que últimamente solo me eh compartido contigo.
Árma -Pero... me estás echando cual perro.

Ka'an -No, te pido amablemente nos des este espacio, el mismo que él nos dio a ti y a mi. Árma no pretendas monopolizarme, porque eso no saldrá nada bien. -*Tomando la mano de los dos*- No tengo pretensiones castas con ninguno, seré más clara aún, tengo poco más de dos meses de vida, nunca me gustó contenerme y no lo haré ahora, a los dos les amo profundamente, y a los dos los deseo, para que nuestra relación funcione, a cada uno le daré su tiempo y espacio, más ahora que ya termino ésta mierd@, así que les pido respeten el tiempo de cada cual.

L -De acuerdo, no pienso intervenir en sus asuntos.
Árma -Ah~ está bien... me voy, lo siento es solo que, con éste cuerpo han llegado a mi nuevas emociones, no sé como controlarlas.
Ka'an -Sí... así nos pasa a todos los humanos. Ve y diviértete, -*entregándole 3 derrumbes .*-
Árma -Si...claro, Ka'an... yo... también te amo. -*Desvaneciendose*-
Ka'an - Y yo a ti....

*Sin perder tiempo, tan pronto el Dios de la Muerte se desvaneció, el azabache tomo entre sus brazos a la morena, para que de a poco sus labios se encontrarán, las caricias comenzaron tiernas, casi tímidas de parte de él, -Tu belleza es imponente, pero aún más tus deseos.- en un hilo de voz le susurro sobre sus labios.

Sus besos pronto se tornaron más apasionados, comenzando el juego entre sus lenguas, los gemidos comenzaron a aparecer y sus manos explorabán la piel del otro, con anhelo, con amor.
El calor que ella emanaba comenzaba a enmarcar toda la habitación, lo necesitaba, y él a ella, no hubo tiempo de ir a la cama, en un arranque de desesperación y deseo el detective tomó a su chica, la cargó al sillón más cercano dejándo caer su cuerpo encima de el de ella, en un solo movimiento quitó su blusa y sostén, al tiempo de quitarse él mismo su camisa, lamió desde su vientre, pasando por su ombligo para detenerse entre sus pechos, con cuidado pero de forma apasionada, tomó ambos senos con sus manos para amasarlos con lujuria, mientras veía a su chica gemir ante su actuar, juntó ambos pechos lo suficiente para lamer ambos pezones al mismo tiempo, succionado cuan cachorro; la morena estaba asombrada por el actuar del detective, nunca imaginó que él tuviera ese lado tan irresistible para ella, sus pensamientos se desvanecieron cuando sintió que el joven ya había deslizado su pantalón y ropa interior de sus piernas.

Sin mediar palabras, solo miradas, pudo notar en él cierto aire de arrebato, su mirar era fijo en ella y todo su ser, caliente, deseoso, fiero.
Abrió sus piernas con delicadeza para comenzar a lamer la parte interna de su muslo, en ningún momento perdió el contacto visual, hasta llegar a su vulva, ahí su lengua recorrió cada pliegue, y succionado su clitoris masajeo un poco su entrada, para así introducir dos dedos; la chica en su extasis arqueó su espalda, y abrió más sus piernas, con desesperación se incorporó para poder ponerlo a su altura, cosa que a el azabache le encantó, para ese momento él ya se había desecho de su pantalón y bóxer.

Antes de penetrarla, le besó el cuello para después pasar sus labios, se separó y erguido le mostró su erección, masturbandose frente a ella, con mirada lasciva, -¿Te gusta nena?- le preguntó con un tono de voz ronco, -Chúpala- ordenó, este cambio de actitud de parte del azabache la tenía impactada, ¿En qué momento su gatito se convirtió en tigre? Sin duda estaba para deleitarse con todo ello.
Ni tarde, ni perezosa se puso de rodillas al suelo, comenzando a masajear el miembro caliente y palpitante del detective, con la mirada clavada en sus ojos, comenzó a lamer desde el tronco hasta la punta, saboreando ya su líquido pre seminal; con una mano recorriendo el torso del nombrado, y con la otra en la base de su falo comenzó a chuparlo, saborearlo como si fuese un helado para después introducirlo lo más que podía en su boca.

En el misterio de Lawliet...L&TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora