El porqué del fin

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Lawliet como Ka'an pasaban horas leyendo juntos en el sofá del despacho de Watari, la joven acababa de cumplir sus quince primaveras, y esa llama que se encendió un año atrás se convertía de a poco en una llamarada a punto del desborde, ella sólo leía en ese lugar sobre los deseos carnales del ser humano, desde poesía erótica, mitologías griegas plagadas de sexualidad, hasta puntos erógenos. Él ya tenía 16 años cumplidos, pero a diferencia de ella esos temas no eran tan relevantes.*


L-Ka'an ¿Porqué te gusta leer eso?

Ka'an -Porque es interesante, ¿No te parece? Es el principio de todos.

Law -Puede, pero ¿De qué te sirve saber todo eso si no tienes novio?

Ka'an -Oye, algún día lo tendré, y lo complaceré.

Law -Espero que él lo valore.


*Pronto llegó Watari y les pidió que se alistaran para la cena. Cada uno se fue a su respectiva habitación, se lavaron y como de costumbre se vieron en el mismo punto de todas las noches en el comedor. La chica cenó bastante ligero y él lo notó.*


L -¿Qué pasa, no tienes hambre?

Ka'an -No realmente, Law estaba pensando... Hay algo que encontré hace unos días, cuando todos se vallan a dormir, ve a mi habitación, sólo ahí te lo puedo mostrar.


*Esto era bastante común entre ellos, cuando encontraban nueva informacion médica,  política, o cualquier cosa en lo que solían sumergirse se citaban en la habitacion del otro para compartirlo, lo mantenían en secreto, ya que al director como a Watari no les gustaba que se desvelaran, y por el día tenían que atender otros deberes. Entonces se llegó la hora, todos dormían, y L aprovechó para ir al cuarto de su amiga.*


*L*

Al entrar a su cuarto no podía creer lo que estaba viendo, Ka'an había movido su cama al centro de la habitación, pegada a la ventana por donde entraba muy bien la luz de la luna, y encima de la cama estaba ella, con un vestido negro bastante corto y pegado a su cuerpo, por primera vez vi su figura, regularmente usaba vestidos sueltos o pantalón de mezclilla con camisas holgadas, pero nunca algo así me ruboricé y no pude decir nada, cuando se me acercó, cerrando la puerta detrás mío, escuché que le puso seguro. -K-Ka'an, ¿Qué me ibas a en-enseñar?
-tartamudeaba-.


*Ka'an*

Me acerqué a su oído para susurrarle

-Te voy a enseñar como hacer el amor-

Lo abracé por el cuello mientras me acercaba a sus labios, él con manos temblorosas me tomó de las caderas, nuestros labios se unieron por vez primera, era nuestro primer beso, así que en un principio fue bastante tierno y suave, seguido de esto sentí como me acercó más a su cuerpo, comencé a atraerlo a mi cama hasta que lo recosté debajo mío, me senté en él, dejando mis piernas abiertas al lado de su cadera, mi vestido se subió hasta dejar al descubierto mis bragas de encaje negro, él acariciaba mis piernas mientras yo comenzaba a besarlo con más desesperación, de momento sentí como me mordía el labio inferior haciendo que saliera de mis labios un gemido, pareció que le gustó y empezó a subir sus manos hasta mis nalgas, tomándolas con fuerza, mientras yo hacía movimientos pélvicos  comencé a sentir su erección, rápidamente me separe de él y me quité el vestido, él se quitó su camisa, su rubor, era notorio pero podía ver deseo en su mirar, me recosté y el subió a mi, todo iba perfecto lo tendría dentro en poco tiempo.

Nuestros besos eran más apasionados, él se quitó el pantalón , está cerca lo sé, sólo se quedó en boxer, mi sostén había desaparecido y él besaba mis pechos con cautela, al ver su erección debajo de su boxer me exité más  y lo empecé a tocar por fuera, dios ya quiero que suceda. Se acercó a mi oído para susurrarme -Te quiero Ikal-

Y yo a ti Law- comenzó a quitarme las bragas y por estar envueltos en besos caricias y gemidos, no escuchamos la puerta abrir, una voz firme junto con el sonido de unas llaves nos sacó de nuestro frenesí.*


Watari -¿Qué creen que hacen? No tienen edad para esto, L vístete y ve a tu habitación, sta. Ka'an estoy muy decepcionado de usted.


*Mi vergüenza porque Watari me viera asi era tan grande, que sólo atiné en cubrirme con mi almohada. Law se marchó no pude verlo a los ojos, era mi culpa, y por mi culpa nos castigarían, nunca me imaginé que su castigo fuera tan cruel.

A la mañana siguiente empecé mi día normal. Pero aunque lo busqué por todos lados no estaba, Law no estaba, fui paciente y pensé que Watari lo tendría ocupado con un caso, esto era común pero, pasó una semana y no regresaban. Así que fui a la oficina de Roger a preguntar qué ocurría, sólo me dijo que estaban ocupados en una investigación y que desconocía cuando iban a volver. Mi alma se rompió, me arrebatarón a mi único amigo, esperé y esperé, semanas, meses y nada, ni una carta o mensaje, ok estaban en un caso pero...¿No podía mandarme un mensaje o algo? Lo entiendo de Watari, pero ¿Porqué él solo no hizo nada?


Decepcionada, me volqué aún más en los estudios, siendo la mejor en Wammy's llegué a tener el mismo puntuaje que L. Un año, tres semanas, dos días había pasado después de esa maldita noche, y ahí estaba mi nuevo maestro de Física, una materia que me daba igual, pero lo que llamó mi atención fue lo joven que era el maestro, el Sr. Smith. Acudía puntualmente a todas mis clases sin hablar más alla de clase con los maestros, hasta que una tarde el profesor se acercó.*


Sr.Smith -Ka'an vas muy bien con tus calificaciones, pero nunca eh visto que salgas con una amiga o amigo. ¿Todo en orden?

Ka'an -Claro, aquí no hay novedad.

Sr. Smith -Escuché que eras amiga de L.

Ka'an -Así es, era. Profesor tengo que seguir con mi clase de música.

Sr. Smith -Seguro, si gustas hablar con alguien, puedes contar conmigo.

Ka'an -Gracias.


*Y bueno le tomé la palabra, ningun niñato de ahí comprendería como me setía, asi que una tarde después de mis clases fui al salon del Sr. Smith, me sorprendió con temas tan variados, que aunque su materia era de Física, sabía mucho de Mitología Griega, y bueno a mi me facinaba el tema, con el tiempo nos hicimos algo asi como amigos, pues resulta que a sus 24 años ya era maestro del orfanato con más prestigio de Inglaterra.

No paso mucho tiempo cuando noté su interés en mi. Era de esperar, y bueno una tarde nublada, con una buena platica, terminó en algo que yo diría fue digna representación de Zeus con Hera, así es, en el aula me desprendí de mi virginidad. Estos encuentros se hicieron frecuentes, pero no pasó más de un par de meses hasta que el mismisimo Roger me encontrara tumbada boca abajo en el escritorio con mi falda levantada, mis bragas por el suelo y con ambas manos a mi espalda, siendo sostenidas por mi maestro de posiciones griegas, que se viera por donde se viera, eran claras las embestidas que me proporcionaban tanto placer.


Y ahí acabó todo. El maestro fue despedido y yo, expulsada. Después de eso no le volví a ver. Mi padre me dejó una cuantiosa herencia así que no lo pense mucho y tomé un vuelo a México, a reencontrarme con mis raices.

En el misterio de Lawliet...L&TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora