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—¿Estás seguro de querer cambiarlo?, estabas muy feliz cuando te lo pusiste azul —le preguntó su madre, no queriendo que su hijo hiciera algo de lo que se arrepentiría.

—Si mamá, estaba feliz por una razón que ya no existe. Ahora tener el cabello azul me genera muchas cosas menos felicidad —dijo en seco y su madre solo asintió, dejando a Jimin en la entrada de la peluquería.

—Iré a verle ropa a tu abuela, te veo en una hora aquí mismo —le dijo su madre, dejando un beso cariñoso en su coronilla y yendo hacía la sección de tiendas de ropa.

Jimin suspiró, recién tomando la manilla de la puerta de aquella peluquería frente a él, entrando en ella siendo recibido por los sonidos de agua, tijeras y secadores, olor a shampoo y distintos químicos como los tintes de cabello.

Habían apenas tres personas, una dulce anciana a la cuál le estaban tiñendo las canas de negro, una chica de unos quince años a la que le estaban cortando un flequillo y un chico de su edad con el tinte azul recién puesto en su cabello.

—Hola, ¿en que te puedo ayudar? —sintió una voz dulce masculina a su lado.

Volteó su cabeza y enseguida alzó la vista para ver al chico a su lado, ya que lo sobrepasaba por mil metros de estatura.

—Hola... yo, uhm —bien, quizás debió decidir que se haría primero—, la verdad solo vine a sacar el azul pero no pensé que hacerme en su lugar —admitió con vergüenza.

—Oh, si quieres te paso el libro de ideas, ¿buscas otro color o volver a tu color natural? —le preguntó el chico de rostro perfecto.

—Creo que volver al natural estaría bien.

—Genial, acompáñame a la sección de tintes y me dices cuál es tu tono —dijo el chico más alto yendo más al fondo de la peluquería y cruzando una puerta que lo llevaba a la tienda de al lado, que era de cosméticos capilares, al parecer ambas tiendas estaban unidas.

El chico apuntó un tinte en dónde en la caja aparecía un chico de cabello negro azabache como modelo.

—Oh, no, mi color natural es mas como un castaño —le dijo Jimin y el estilista asintió.

—Lo siento, es la costumbre, aunque el negro se te vería grandioso —dijo y Jimin frunció el ceño.

—¿Eso crees? —le preguntó con un aire de timidez que hizo al más alto sonreír con calidez.

—Te lo aseguro. Por tu rostro y color de piel, en mi opinión, te quedarían fabulosos los colores pasteles, harían resaltar tu apariencia tierna y facciones como tus labios y mejillas. Pero si buscas un color natural, el negro resaltaría facciones como pómulos, ojos y nariz, y te daría un toque más sensual o incluso rudo, depende de la personalidad que tengas —le explicó y Jimin abrió los ojos con sorpresa—, llevo poco tiempo siendo estilista ya que no es a lo que me quiero dedicar realmente, es un trabajo de medio tiempo, mientras termino mi carrera de cosmetología.

Jimin asintió con sus labios formando una pequeña "o", dándole a entender al mayor (que ahora sabía que lo era ya que estaba en la universidad) que entendía de dónde salió su sabiduría, también mostrando admiración ante la seguridad que el pelinegro mostraba por lo que quería estudiar, cosa que no era fácil.

—Entonces... supongo que el color negro estaría bien —dijo en un susurro mirando sus pies, y el mayor luego de sacar la caja de tinte negro lo guió de vuelta a la peluquería.

—Bien, tienes suerte, yo seré tu estilista. Puedes llamarme SeokJin —dijo poniéndose unos guantes de látex negros mientras Jimin se sentaba en la silla inclinada hacia atrás.

Me Extrañas • YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora