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—Es un imbécil —dijo el mayor de ambos, apagando el secador de cabello solo para decir eso, y luego volver a encenderlo y seguir con la fase final de su trabajo sobre el cabello, ahora negro azabache, de Jimin.

Jimin rió con ganas— Concuerdo contigo, Jin Hyung.

Luego de pasar una hora entera hablando, mientras Jin trabajaba en el cabello de Jimin, ambos habían generado un cierto ambiente de confianza, interrumpiendo la historia de Jimin entre ambos para conocerse el uno al otro, Jin le había permitido que le llamara Jin Hyung.

Y Jimin recién iba en la mitad de la historia, pero Jin ya estaba terminando con su cabello, no dejando que Jimin se viera al espejo desde que el tinte negro se impregnó en su cabello, para que todo sea sorpresa.

—Y luego de eso ¿les dijo algo a esos idiotas? —preguntó Jin con enojo, dejando el secador de cabello a un lado cuando el cabello de Jimin ya estaba seco.

—Nop, solo inventó una excusa para ir a verme a los vestidores sin que nadie lo notara —dijo Jimin, evitando cerrar los ojos con satisfacción ante el dulce masajeo de Jin—, y se disculpó.

—¿Solo eso?, debió haber golpeado a esos infelices. No entiendo como pudiste perdonar eso. Si mi novio me mantuviera en secreto y aguantara que sus amigos me griten insultos en público, lo hubiera pateado a él y a sus amigos en ese momento —dijo Jin enojado, con Jimin sonriendo mientras el mayor le quitaba la capa que usó para protejer su cuerpo de químicos y cabello.

—Quizás la próxima lo haga —respondió Jimin, levantándose del asiento y sacando su billetera.

—No habrá próxima, no dejes que te traten así de nuevo —recriminó Jin, yendo hacia la caja y recibiendo la tarjeta de Jimin para cancelar el proceso.

—Esperemos que sí —dijo Jimin, recién dándose cuenta de que era el momento de irse, y con eso, un puchero se adueñó sus labios—. No puede ser, aun me faltaron varias partes de la historia.

Y entonces Jin también cayó en cuenta de que era el final de su encuentro, mirándolo con pena, pero al instante esa mueca preocupada cambió por una cara de felicidad.

—mi turno termina en 20 minutos, si quieres ve a pasear en lo que queda de tiempo y luego nos juntamos a comer y terminas de contarme tu historia —propuso el mayor y Jimin sonrió ante la idea.

—bien, te vengo a buscar en 20 minutos, hyung —se despidió, sonriendo tímido cuando Jin le guiñó un ojo en respuesta.

Era guapo después de todo.










[...]











—No sé como soportaste tanto —volvió a decir Jin, dándole otro sorbo a su malteada de frutilla.

Debajo de ese delantal que usaba por su trabajo, el mayor tenía un muy buen sentido de la moda. Llevaba unos jeans negros rasgados en las rodillas, una sudadera holgada de color rosa pastel, al igual que su gorro, y unas gafas decorativas, sin aumento.

Jimin tuvo un poco de envidia, es decir, Jin era guapo en todos los sentidos de la palabra, representaba energía masculina y femenina al mismo tiempo, tenía personalidad, tenía sentido de la moda, no solo en ropa si no también en lo que sería la cara y el cabello, y se veía seguro de si mismo, un chico que proyecta seguridad y autoestima.

Es algo con lo que Jimin solo puede soñar.

—Bueno, fue mi primera relación y solo tengo 15 años. Supongo que algo tenía que salir mal si era con un chico heterosexual —sonrió, intentando ahuyentar las ganas de llorar con papas fritas—, pero está bien. Viendo el lado bueno, esto me sirvió como lección. No estar con chicos que no saben lo que quieren, ni que me hagan sentir inseguro —rió de manera fingida, creyendo que Jin no lo notaría.

Me Extrañas • YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora