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¿Tu no juegas? —le preguntó Jimin, en ese entonces castaño, al chico rubio junto a él, quién era el único aparte de él que no estaba jugando a verdad o reto en el círculo que habían formado todos los integrantes de la fiesta.

Jimin estaba mirando todo desde una esquina, apoyando su peso en una pared mientras sus brazos estaban cruzados al igual que sus piernas, viendo a Taemin coquetear con un chico, de una manera muy torpe debido al alcohol que había absorbido su cuerpo.

Vió de reojo como el rubio negó y Jimin volvió su mirada al grupo de chicos al creer que el pálido no diría más— Necesitaría 20 tragos para jugar eso y no puedo beber hoy.

La gruesa y grave voz estremeció a Jimin, quién claro estuvo buscando una aventura en esa fiesta pero sin ningún éxito, quizás este era su momento.

—¿Y tú? —le preguntó el chico por primera vez volteando hacia Jimin, y Jimin pudo reconocerlo.

Sus ilusiones habían caído en picada.

Ese chico era el capitán del equipo de básquetbol de su escuela, conocido por ser el chico que ha peleado con más de tres profesores por no hacer una maldita tarea, pelearse a golpes con el capitán del equipo de básquetbol de una escuela de Ulsan, la manera fría en la que rechazó a tres chicas y así un montón de momentos icónicos que forman el historial de Min YoonGi, el chico rubio frente a él.

Oh, y olvido lo más importante.

El Heterosexual más frío de la escuela.

Suspiró y se conformó con tener una charla con él, estaba aburrido después de todo y no le apetecía jugar verdad o reto para al otro día tener algún caso de herpes por besarse con desconocidos.

—Si bebo, pero tengo que conducir —le dijo con serenidad—, entonces ¿por qué no puedes beber?

—Si puedo, solo que mañana tengo entrenamiento y si ya es difícil estando sobrio, imagina con resaca —suspiró y tomó un sorbo de su vaso plástico rojo, y Jimin frunció el ceño con la vista fija en ese vaso.

—¿Que estás tomando entonces? —preguntó y cuando el rubio ladeo su vaso en dirección a Jimin para que viera su contenido, Jimin pudo saber que era jugo— Debes estar bromeando —rió y Yoongi le respondió con una sonrisa de encías que a Jimin no le debió haber parecido tan atractiva.

Malditos heterosexuales.

—No creo que una cerveza te haga daño —dijo Jimin utilizando el método de la persuasión para tener aunque sea un compañero de tragos. Sonrió cuando Yoongi aceptó su propuesta y lo siguió a la cocina.









[...]








Jimin se fue todo el camino entre llorando y corriendo a su casa, no queriendo darle la visual de él llorando como un idiota a cualquier taxista o a las personas de un autobus, así que creyó que correr haría que dejara de llorar para que sus pulmones se concentraran en respirar correctamente.

Incorrecto.

Porque ya estaba en su casa y seguía con sus ojos llenos de lágrimas y sus mejillas rojas por correr tanto, empapadas de agua salada.

Su madre lo vió preocupada cuando abrió la puerta de un portazo con ese aspecto, pero no pudo decir nada cuando Jimin subió corriendo hasta su habitación y se encerró con el pestillo en su puerta.

La madre de Jimin miró el pastel casi listo en el horno y las escaleras que daban al segundo piso reiteradas veces, decidiendo si salvar a su hijo de una crisis o a su pastel de ser quemado.

Me Extrañas • YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora