Capítulo XXI

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Ese día, Ochaco llegó a su puesto de trabajo más temprano de lo usual.

No había podido evitar que las palabras de su sobrina dieran vueltas por su cabeza casi toda la noche, y el hecho de que el actor estuviese durmiendo justamente al lado de su cuarto no ayudaba tampoco. Así que al verse prácticamente nula de sueño, se levantó temprano, ayudó a Naomi a alistarse y ordenó un poco de hogar. Sintió la puerta del cuarto de invitados abrirse, Bakugo junto a su mascota salían de ahí y tras mirarla fijamente un par de segundos, salió. No dijo nada. Y no es como que tampoco ella lo esperara, pero de todos modos se sintió algo incómoda con ello.

Decidió no darle importancia, aunque sabía que le costaría. Trabajaban juntos, y no le gustaba la idea de tener que volver como a un principio con silencios tensos y malas caras por parte de ambos. Habían estado llevándose... bien. ¿Por qué arruinarlo con malos entendidos?

Optó por mejor olvidar aquello. Apresuró a Naomi para que salieran juntas y ante los reclamos de la menor que iba a llegar demasiado temprano a la escuela, salieron. Se suponía que Todoroki iría por ellas, pero decidió solo saltarlo. Le escribiría alguna excusa y simplemente se verían por la tarde.

Sabía que también estaba mal evitar a su novio. Pero, aún resentía la discusión del día anterior cuando le comentó sobre el actor y Shoto reaccionó bastante mal a aquello. Le había dicho lo pésima idea que era aquella, que ella misma había dicho en más de una ocasión que el tipo era un demonio y ahora se le ocurría recibirle como si nada. Prácticamente la llamó una hipócrita, y ella un exagerado. Cortaron el teléfono y no se habían hablado más hasta esa mañana.

Sería un largo día.

—¿'Chaco? —la voz de su amiga de cabello rosado la alertó. Volteó y le sonrió cansada—. ¿Qué haces aquí tan temprano?

—Trabajando —se encogió de hombros—. ¿A qué más vendría?

Mina frunció el entrecejo y se acercó a ella. Tomó su rostro entre sus manos y la miró fijamente, casi examinándola.

—Te ves de la mierda, amiga. ¿Pasó algo? Eiji me comentó lo de Bakugo, así que si fue él, te juro-

—No, no fue Bakugo —interrumpió, apartándose de su amiga un poco—. Una mala noche, nada más. Todos solemos tenerlas.

Ashido se cruzó de brazos sin convencerse. Le dedicó una seria mirada a Ochaco, quien trataba de ignorarla al enfocarse en ordenar sus implementos de trabajo.

—Malas noches mi trasero, Uraraka. Algo pasó y no me quieres contar.

Ochaco volteó a verla algo confusa por su comentario. Simplemente negó con su cabeza y suspiró, tomando asiento frente al espejo y llevando una mano a su cabeza, enredando su cabello entre sus dedos.

—Peleé con Shoto anoche. ¿Contenta?

La expresión de Mina se suavizó y cambió por una de pena. Se acercó a su amiga y tomando la silla de la estación de Kendo, se colocó frente a ella, tomando su mano libre.

—¿Tan mal fue? Ustedes nunca han peleado antes, ¿no?

La castaña negó.

—Una que otra discusión pequeña, por tonterías. Pero ahora... —suspiró—. Sho se enojó muchísimo cuando le dije lo de Bakugo. Hasta hipócrita me llamó —soltó una triste carcajada—. Nunca lo había oído así.

—Oh, corazón —Mina apretó el agarre de su mano, empatizando con ella—. Pero, lo van a solucionar. Ustedes llevan tanto tiempo juntos, no van a dejar que una tonta pelea los separe. Aunque...

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