Capítulo XLVI

312 54 80
                                    


—Muy bien... Ahora, abre tus ojos.

Ochaco obedeció lentamente, a la vez que inspiraba profundo. Enfocó su vista a la imagen que el espejo frente a ella presentaba y sintió un nudo en su garganta. Su hermoso y gran vestido de novia, velo, un peinado tan sofisticado como moderno y un maquillaje ligero que destacaba el rubor natural de sus mejillas era lo que veía. No pudo evitar llevar ambas manos hacia su boca y ahogar un pequeño sollozo.

—Está emocionada —escuchó a su madre decir. La miró a través del espejo, notando su orgullosa sonrisa.

—Estás tan hermosa, amiga —Kendo miraba con dulzura a la maquilladora.

—El día al fin está aquí —suspiró Naomi, mirando a su tía enternecida.

Mina, por otra parte, no pudo decir nada. Sabía el caos mental que su amiga debía tener en ese momento, y sabía que esas lágrimas no eran precisamente de alegría. Deseaba que alguien más pudiera notarlo, pero todas las mujeres en esa sala solo se enfocaban en lo superficial.

—¡Toc, toc! —la voz de Fuyumi se hizo notar, entrando de inmediato—. Por Dios, Ochaco... Te ves como una verdadera princesa.

Se acercó a ella, arreglando un pequeño mechoncito de cabello fuera de lugar. Sonrió satisfecha y le dio una mirada más.

—Ya queda tan poco, cuñadita —murmuró—. No llores, ¿sí? Tu maquillaje... Además, hoy es un día de solo sonrisas.

—La señorita Todoroki tiene razón —agregó su madre. Ochaco volteó a verla, limpiando con cuidado su rostro—. No es momento para lágrimas, mi niña.

Uraraka asintió despacio, aguantando las ganas de llorar nuevamente cuando su madre se acercó a ella para acunar su rostro entre sus manos. Con un pañuelo, secó las pocas lágrimas y le sonrió dulcemente, demostrándole con ese gesto cuando feliz y orgullosa estaba de ella.

Oh, si supiera todo, orgullo es lo que menos sentiría.

—L-Lo siento —respondió, su voz temblorosa al igual que sus manos—. Es solo que, que el estrés de todo esto, la boda con sus preparativos, tanto que hacer, y ahora... Ahora el día llegó y-

Su voz se quebró nuevamente y Mina atinó a acercarse a ella para contenerla. Fingió una sonrisa hacia las demás, quienes parecían comenzar a preocuparse.

—Déjenla llorar un poco. Yo la arreglo después.

—Iré por un poco de agua —Naomi se dirigió hacia afuera.

—Mamá, acompáñala por favor. No quiero que se pierda.

Naomi rodó sus ojos y negó con su cabeza, pero terminó aceptando aquello. Una vez que su madre y su sobrina estuvieron fuera, pidió a las demás retirarse un momento, para poder calmarse y no sentirse tan abrumada. Fuyumi y Kendo salieron de inmediato, sin embargo, Mina se quedó un poco más.

—No es necesario que estés acá, Mina. Estaré bien.

Se deshizo del abrazo de su amiga, encaminándose al improvisado tocador para retocar su maquillaje. Ashido suspiró, acercándose a ella y quitándole la brocha que pretendía usar.

—Déjamelo a mí —murmuró, comenzando a arreglarla.

—Puedo hacerlo yo, no-

Se calló en cuanto escuchó el ruido que su amiga hizo al estampar la brocha contra el tocador. La castaña la miró algo asustada, sin comprender nada.

—¿Qué...?

—¿De verdad piensas torturarte hasta el final, 'Chaco? —preguntó, su tono de voz demostrando su clara preocupación.

Bajo Los FocosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora