El baile primaveral llego y con ello el alboroto en la casa, su madre quien al parecer estaba paranoica desde hace dias gritaba y mandaba a todos.
Bella y Annie aun estaban desayunando cuando sus doncellas vinieron por ellas. Era inaudito no poder desayunar bien penso Annie.
Las trasladaron al salon donde un monton de vestidos esperaban por ellas, las dos hermanas se miraron al saber lo que les esperaban.
Despues de casi horas eternas de probarse vestidos, salieron directo al comedor donde les sirvieron sus respectivas comidas.
-¿Quien crees que te haya dado ese obsequio?- pregunto Bella.
-No se, no tengo a nadie en mente- contesto, si que lo tenia pero no queria decirle.
-La rosa era muy bella, no crees- siguio su hermana.
-Supongo, fue un regalo que nos toco a las dos.
Bella sabia que su hermana aun estaba dolida, se lo demostraba con aquellas pequeñas conversaciones que no le decian nada mas que indiferencia.
-De seguro luego del baile, llegarán mas cosas- sonrio animando a su hermana quien solo talvez vio un astivo de complicidad. Ya habia ganado- Para ti para mi.
Y Annie rezaba porque asi fuera.
❇
La carroza llego a la mansión prestada por uno de los soberanos, la gran fiesta, grandes personas llegarían asi como se esperaba la formación de nuevas relaciones.Tanto el rey y la reyna bajaron de su respectiva carroza al igual que sus hijas. Cada una sabia como debia actuar, era su segunda fiesta y no podía salir nada mal.
Bella bajo con un vestido rosado con piedreria en partes esenciales que le resaltaban su figura y rostro, con zapatillas y guantes a color. Su cabello estaba recojido.
Annie con un color Lila y bordes del morado mas fuerte, a comparacion del de su hemana ella no traia piedreria pero si tela transparente en la falda que se sujetaban en sus dedos.
-Bella, es bueno que hayas venido- un grupo de chicas vinieron hacia su hermana quien les sonrio.
-Estabamos ansiosas por saber de ti
-¿Haz aceptado alguna invitacion de algún caballero?- pregunto una de ellas.
En sus ojos habia ciriosidad, anelaba poder ser participe de cosas asi.
-Chicas, chicas, tranquilas- calmo a sus amigas quienes habia conocido en una cita al te- Mi hermana y yo venimos en zon de paz, no es asi Annie.
-Por supuesto.
Fue fugaz la atención que le dieron a ella, sin embargo sabia que su hermana la tomaba en cuenta y lo agradecia.
-Vayamos al jardín, Bella- y aunque su hermana trataba no era sufieciente porque las personas solo querían estar con ella.
Bella era jalada lejos de su hermana quien desde su perspectiva se quedaba sola, no pudo evitar que se la llevaran.
Annie se quedo sola, alrededor de ella habia gente pero no los conocia, habian grupos de chicas que platicaban y algunas muchachas que eran sacadas a bailar. Todo parecia tan lejos para ella.
-Eres la hermana de Bella, ¿no es asi?- una chica rubia con un vestido des panpanante se acerco a ella.
-Estas en lo cierto.
-Soy su amiga, nos conocimos en la visita del te hace unos dias- Annie arrugo su entrecejo desconcertada, ella no habia sido notificada de ninguna reunion.
-¿Reunion?
-Si, Bella dijo que no estabas y por eso no pudiste acompañarnos - la rubia la veia y no podia creer en que eran tan iguales, no se parecian en nada y menos cuando la que tenia enfrente era menos agraciada.- Ire a buscarla, cuidate.
Annie trato de recordar lo que pudo haber hecho ese dia, habia salido al jardin, luego a las caballerisas y termino por ir a su habitacion , de alli ya no salió. Su hermana no le aviso ¿Porque?
Se habia quedado nuevamente sola, jugaba con sus dedos mientras veia a todos hacer algo menos ella.
Salio en un banco para tomar aire fresco, la luna estaba frente a ella mientras la miraba, quiso no sentir eso que su corazon y mente le proporcionaba, la injusticia y la trizteza volvieron a ocupar su vida y en ese momento no quería llorar porque... Porque una princesa no lloraba.
-Una dama no deberia estar aqui sola y sin compania- dijo alguien detras de ella.
Se tenso, trato de borrar los rastros de lágrimas evitando que el la viera.
-Y menos llorando.
-Lo siento, no fue mi intencion- fue lo unico que dijo cuando voltio a verlo. Era el.
Dante de las tierra del oeste, el hijo primogenito y sucesor a ser rey.
-No debe disculparse, no fue su culpa- le sonrio.
El le habia sonreido nuevamente y tenia una muy bonita sonrisa, Dante era apuesto y todo un caballero, sus cabellos estaban mas peinados que la anterior vez que lo vio.
Annie no respondio ni hizo nada porque se quedo pasmada viendolo, era guapisimo y todo un principe. Uno que se habia acercado a ella.
-Yo...ee... No se que decir- Dante se rio, ante lo timida que era ante el- Lo siento.
-¿Porque?
-¿Que cosa?- pregunto ella.
-No te disculpes por todo, no has hecho nada malo.
-Mi madre dice que las mujeres deben saber comportarse en cualquier situacion si titubean o se traban solo muestran debilidad y falta de control, y yo lo he hecho- recito, realmente para ella cometer eso era tan grave.
-Bueno, are como que no sucedio, simplememte sera nuestro secrero.
-Secreto...
-Asi es, nadie sabre que la princesa de las tierras del norte titubio y se trabo al hablar- Annie asustada brinco
hacia el para taparle la boca.-No lo grite- Annie abrio tanto los ojos al darse cuenta de su incopetencia y error, se separo y acomodo .
-Tranquila tienes mi palabra- prometio- Sigo insistiendo en que la princesa no deberia estar aqui sola y en vez de eso deberia estar alli dentro en la pista.
-Nadie se ha acercado a invitarme- dijo apenada y la verdad es que estaba esperanzada.
-Y a de ser tan buena bailando princesa- Dante vio nuevamente la trizteza en sus ojos aparecer.
-Creo que nadie quiere vailar conmigo- pronuncio tan bajito.
-Pero si eso tiene arreglo, Princesa Annie me concederia esta pieza- ver a Dante inclinarse y brindarle su mano era una imagen que guardaria por siempre, gustosa lo acepto.
Bailaron con el leve sonido de la misica provenia de adentro, Annie le sonria de vez en cuando.
La luna fue testigo de lo que el corazon joven de Annie sentía temiendo que el mañana fuese peor.
Eve.P.B
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¿Por qué no soy ella?
RomanceAnnie e Isabella, princesas de las tierras del norte compartían muchas cosas, mellizas que toda su vida habían sido educadas para saber ser hijas del rey y próximamente esposas. Las dos hermanas habían crecido con historias de amor, bellas y carente...