-Durazno- hablo Annie con su caballo quien se mantenía atento al alejamiento del rey- Es tan misterioso, tan egocéntrico, demasiado confiado para acercarse así ¿es que como se atreve?Resoplo, el era tanto que le daba miedo todo aquello que le causaba porque ni siquiera se conocían o eran tan cercanos para que el causara algo así en ella.
Esa maldita pregunta rondaba por su mente y lo primordial como el podría insinuar que había alguien mas que la veía, que la acechaba, su mente divago por mas hasta que... ¿Podría ser que el? No, no podría el es un rey y ella una princesa, ella era nada a comparación de el, debía estar tan loca por pensar eso.
Tenia pesar volver a casa, no quería ser el centro de atención por el berrinche que había hecho ayer, demasiado era pensar en lo sucesos, no quería esa atención llena de lástima, actuaría como una princesa madura, dejaría atrás a esa Annie que estaba encerrada en uno de los cuarto más bonitos echo para engañar para cubrir todo aquello que era la realidad, porque la vida que se le fue diseñada no era para ella y por mucho que la deseara tenia que comprender que era pura basura.
Llego a su casa, los empleados al deslumbrar a la princesa mandaron a llamar a los reyes, Annie se bajo y amarro a Durazno, lo acaricio por ultima vez para ir dentro.
-Annie Mae Wuud- grito su madre quien corría hacia ella, esta la agarro de los cachetes revisándola- Estas bien no ha metido un susto tremendo al irte así, niña.
-Estoy bien madre, ya no soy una niña por fin me doy cuenta de muchas cosas- su madre arrugo su entrecejo confundida por su actitud, su Annie la hubiera recibido con una sonrisa-Iré a mi cuarto, No quiero molestias.
-Pero...- paso de largo y se fue directo a su cuarto, cerro y comenzó a cambiarse descansaría un poco y saldría después.
Tenia ganas de alejarse, y que mejor con su nuevo amigo, ese que se había tomado una molestia por preocuparse por ella.
El rey Kastian iba a enseñarle muchas cosas.
❇
El rey Gabriel, mando a retirar la noticia de su hija por lo ocurrido, su esposa entro casi asustandolo.
-Annie es otra- fue hacia el apoyando sus manos en su escritorio- He visto su cara, las facciones, hubo algo que cambio y estoy tan confundida,no me sonrió al llegar, Gabriel tienes que..
-Tranquila mujer, de seguro...
-¡No! Gabriel no me vengas con eso, ayer la viste casi pude oír como se rompía su corazón, esa mirada de dolor, decepción, agonía, mi pobre niña estaba sufriendo - se toco los labios pensando- Yo sabia, ya me lo temía, lo que menos quiero es que mis dos hijas se odien.
-Sabes que debía pasar algo para que..
-¿Para que? Annie no merecía que le rompan el corazón ni las esperanza, mis dos hijas por igual merecen amor.- suspiro, estaba desolada porque la única cosa que había querido luego de su matrimonio feliz, era ver a sus dos hijas felices.
-Bueno, pues una de tus hijas se casara en un mes, así que prácticamente Annie se tendrá que acostumbrar a ver la preparación del matrimonio de su hermana
-Eres tan insensible, es tu hija la que se fue y vino aun dolida...
-Y es así como mi otra hija es feliz por el matrimonio que hemos aceptado, Leonor aveces en la vida se acepta lo que te toca, muy a pesar de lo que quieres y en esta ocasión solo debemos apoyarlas, que sepan que estamos allí para ellas- su esposo la abrazo, muy a pesar que ella quería darle un golpe por lo cruel y sincero que era.
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¿Por qué no soy ella?
RomanceAnnie e Isabella, princesas de las tierras del norte compartían muchas cosas, mellizas que toda su vida habían sido educadas para saber ser hijas del rey y próximamente esposas. Las dos hermanas habían crecido con historias de amor, bellas y carente...