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Se había levantado tan temprano como de costumbre, ni siquiera las doncellas y sirvientes estaban despiertos. Se puso su bata y un chaleco más abrigado, afuera hacia frio y no quería atrapar un resfriado.

Fue a los establos, Durazno estaba allí y al verla llegar relincho de alegría.

-¡Oh durazno!, al menos tu si- lo acaricio y alisto para recorrer los alrededores, metió en una bolsa manzanas y zanahorias para dárselas a su amigo.

La luz matutina empezaba a salir del horizonte, así que ya podía ver mejor que hace unas horas antes, se puso en marcha, se alejó de todo aquello que por ahora le lastimaba y tan solo por un momento se olvidó de todo.

Se olvidaría de sus penas.

-¡¿Cómo que no está en su habitación?!- grito asustada la reina Leonor quien aún se arreglaba, se alejó de sus doncellas y fue en busca de su esposo.

-Su majestad, nadie la ha visto- aviso el guardia.

Suspiro la reina, estaba asustada una de sus niñas se había ido sin siquiera avisar y temía por su vida, era vieja pero la sabiduría que cargaba nadie la tenía.

-Gabriel, ¿dónde podría estar?- su esposo la abrazo mientras mandaba a buscarla por los alrededores, otros en el pueblo y algunos avisando al periódico sobre su búsqueda.

Bella también estaba preocupada, era su hermana quien tal vez corría peligro y ella no quería causar su muerte. No lo soportaría. No quería cargar con eso.

Mientras tanto en aquel río donde el sol tocaba haciéndolas brillar, se encontraba Annie, su amigo comía del pasto a su alrededor y ella mordía una manzana.

Se sentía dolida, tenía muy en claro que era egoísta mostrarse así cuando obviamente su familia debería estar celebrando una próxima boda pero es que no podía, la decepción que se instalaba en ella y la esperanza de que aquel bello príncipe se fijara en ella era su única fe para aferrarse a una vida feliz pero ahora ya nada la ataba a encontrar o fijarse en ello porque simplemente sabía que nadie la tomaría en cuenta incluso si era una princesa.

-¿Quién te ha hecho llorar así?- preguntaron y Annie salto volteando a ver detrás de ella justo donde provenía la voz- Tienes unos ojos tan bellos que no merecen cargar con las saladas lágrimas de dolor.

-No son bellos- replico ella, agudizó la visión para ver más allá de la oscuridad que abarcaba el bosque.

-¿Quién te ha mentido?- pregunto acercándose un poco más.

-Todos.

-Bueno, yo no soy todos o ¿sí?- el hombre se acercaba de poco a poco, no quería que lo reconociera al menos no de nuevo, quería crearle una curiosidad a la pequeña princesa que se encontraba frente a el.- El pequeño capullo ha florecido y ahora se enfrenta a la realidad que se le ha sido encerrado por tantos años.

-¿Es un cuento?- pregunto tímida ante las palabras del hombre.

-No, es tu realidad. De hecho es la realidad de todos, florecilla- los rayos tocaron su piel, quemándole en el acto sus ojos violetas se camuflaje aron por el reflejo de este mismo pero la joven Annie pudo verlo a pesar de ellos, era hermoso y era él.

El rey Kastian.

-Siento que solo soy yo- el rey negó, Annie no podía asegurar si esa pequeña pisca de sonrisa, era de burla o superioridad.

-¿Porque mejor no me cuentas que fue lo que te hicieron?- Kastian espero un momento, analizó la mirada de la princesa notando esa pizca de ingenuidad.- Anda, dime.

-¿Porque debería confiar en usted?- y allí estaba, ese espíritu travieso- Sera un Rey pero no es el mío.

Suspiro Kastian.

-Créeme, seré más que eso- su sonrisa se alzó más mirando fijamente a la princesa, era tan...no debería pensar eso.- Quiero saber lo que le han hecho a mi florecilla.

¿Florecilla? Desde cuando dejaba que la llamaran por apodos tan íntimos y más cuando hablaba con un ser desconocido, estaba mal.

-Soy Annie no florecilla- dijo inquieta, no tenía derecho de llamarla así pero es que al verlo solo podía pensar en una cosa, y era el poder que transmitía.

-Lo sé sin embargo creo que florecilla te queda mejor- Kastian estaba próximo a pegarse mucho más a ella sin embargo paso y cogió al caballo quien se dejó.

-Durazno, no deja que nadie lo toque...- Annie vio como las manos del rey recorrían la piel del animal, era como una danza de delicadeza y fuerza que la hicieron imaginar lo que se sentiría si esas manos la tocaran a ella un sentimiento externo se asentó en ella cuando su imaginación voló- Estoy loca- susurro.

Apenas hace una horas había llorado como Magdalena por Dante y ahora se imagina lo que sería ser tocada por Kastian, pero es que era tan diferente, era deseo y ¿amor?

-Entonces, ¿que fue?- Annie sacudió su cabeza para centrarse atreviéndose a responder.

-Mi hermana se casara con el hombre de cual estoy enamorada- Annie bajo la mirada queriendo apartar las lágrimas.

Kastian lo noto, así que separándose del caballo fue a ella tomándola por la barbilla haciendo que mirase sus ojos.

-¿Es solo por eso?- interrogo, sus manos estaban envueltas por guantes de cuero así que piel a piel no se tocaban pero por alguna extraña razón Annie lo sentía así.

-Todos le ponen más atención a ella, todos la escogen a ella y a mí, me evitan- suspiro retirando sus ojos de él porque por más que quiso bajar la cabeza no pudo.

-No bajes nunca la mirada, no dejes que vean cuanto te afecta porque ese será el primer error de muchos, lo utilizarán en tu contra.- cuanta razón tenía, el siendo Rey vivía ante los ojos de todos hasta de sus enemigos.

-Solo pensé que tal vez el único chico que me miraba me escogería a mí.

-¿Estas segura de que es el único?
Kastian acaricio el contorno de sus labios separándose por última vez antes de darle la espalda y alejarse.

¿Era el único Dante? No estaba segura luego de ese acercamiento.

Eve.P.B

Yo quiero a un Kastian en mi vida👋😭
Nos vemos en el siguiente capitulo Florecillass👀

Yo quiero a un Kastian en mi vida👋😭Nos vemos en el siguiente capitulo Florecillass👀

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¿Por qué no soy ella?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora