La familia Wuud o mas bien Isabella había organizado una reunión con sus allegados y conocidos, no habrían tantas personas o al menos eso entendió Annie quien aun pensaba en si bajar o quedarse en su cuarto, también tuvo la idea de ir a casa de Maya pero desistió al enterarse que habían salido de viaje y como no tenia amigas no podía hacer nada.
-Señorita, han traído esta bolsa para usted- anuncio su doncella.
Lo recibió checando por fuera de quien era, al no ver nada lo abrió encontrando un vestido primaveral y bastante cómodo, dentro de la bolsa venia una nota.
«Imaginaba como te verías con el y espero que puedas cumplir esa fantasía
K
-¡Atrevido!- había pensado de mas porque la doncella se había espantado cuando grito.
-¿Le pasa algo señorita?- pregunto esta misma.
-Gracias por entregármelo, puedes retirarte- cuando la doncella cerro la puerta ella misma reeleyo y efectivamente se encontró con lo mismo y no otra cosa. ¿Como podía mandar un mensaje así? A caso no temía que lo vieran.
¿K? El único nombre que le venia a su mente era el rey y no cualquiera si no el poderoso Kastian. Un hombre como el se imaginaba cosas como esa en ella, sino lo conociera pensaría que fuera un pervertido pero ¡que es lo que estaba haciendo! Era claro que lo era, no debía pensar otra cosa que no fuera que eso estaba mal.
Aparto las cosas y fue en busca del vestido que pensaba ponerse, estaba lista para salir pero no dejaba mirar aquel que se mantenía colgado haciéndole ojitos, era bellisimo, es de esos vestidos de tela tan delgadita y suelto que le encantaba porque no importaba cuanto se moviera el vestido se amoldaba a ella.
Espero que puedas cumplir esa fantasía
Recordó esas palabras que le erizaron la piel, que la hicieron temblar y a la vez anhelar cumplir eso que le pedía. ¿Acaso no podía disfrutar un poquito? Era obvio que nadie sabia que el se lo había enviado, así que solo tal vez ... Lo haría.
Se cambio, soltándose el cabello apretado por el peinado, se puso la diadema que le regalaron, mirarse al espejo fue algo difícil pero lo hizo, su reflejo no era suficiente para los demás, fue efimera la vista que se dio nada mas para ver que todo estuviera en su lugar. Salio a los pasillos hasta llegar en donde todos estaban.
Su vista se paseo en todos y todas las personas que hablaban animadamente, su madre se hallaba platicando sentada con algunas mujeres de lugares nobles y su hermana lo hacia con las hijas de estas, el animo desapareció cuando no supo mas que hacer pensando que era mejor quedarse en su habitación.
No conocía a nadie, las personas que debían o al menos compartir con ella un poco se rehusaban a conocerla, su hermana había hecho tantas amigas que tenia con quien platicar en cambio ella su única amiga estaba lejos impidiendo venir. Pasaría de largo hacia una salida sin embargo detuvo el paso cuando una voz la llamo.
- Ya conocen a mi hija Annie, mi amor ellas son ...- nombro a todas las mujeres que se encontraban alrededor de ella, en total eran cinco de las cuales tres tenían hijas de su misma edad- Siéntate con nosotras, cariño.
-Es grato saber que una de tus hijas se casara - felicito una de ellas quien no dejaba de ver a Annie- Tienes a alguien en mente para casar a tu hija.
Esta vez, el tema era ella quien la señora tomo.
-¿En mente?-pensó su mama.
-Por supuesto, Annie no es tan agraciada que Isabella y es muy seguro que nadie quiera casarse con ella por decisión propia- la crudeza de sus palabras hizo que Annie bajara la mirada pensando en cuanta mas gente sabia de su desgracia- No es por ofenderte Annie, no lo hago con esa intención es solo la verdad.
ESTÁS LEYENDO
¿Por qué no soy ella?
RomanceAnnie e Isabella, princesas de las tierras del norte compartían muchas cosas, mellizas que toda su vida habían sido educadas para saber ser hijas del rey y próximamente esposas. Las dos hermanas habían crecido con historias de amor, bellas y carente...