♛ XXIII ♞

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Cuando despertó Annie se encontro sola en la habitacion, habia tenido un largo y delicioso sueño y es que desde que partieron de casa su cuerpo no habia tocado la cama alconchonada que le daba satifaccion.

El reloj marcaba ya el medio dia, sorprendida se bajo de la cama y fue por su bata para salir y buscar a alguien que la ayudara a traerle un poco de agua.

-Mi señora- saludo la dama que ayer la recibio- Ha despertado.

-¿Porque no me despertaron?- pregunto.

-Bueno, su dama iba a despertarla pero el señor dijo que la dejaran descanzar, su viaje fue largo- aviso.- Le traere el agua, mi señora.

-Gracias.

Mientras la dama venia por lo pedido, Annie acecho por la ventana encontrandose con una vista preciosa, el sol estaba en su punto, desde alli podia ver el horizonte, cuan grande era el reino de Kastian.

Kastian.

A el no lo habia visto desde ayer, como podía ignorar el hecho de que  le habia confesado lo que el sentía.

¿Debia corresponderle? Esto era tan confuso sus inseguridades la atacaban a cada nada ¿Debia creerle? Y si en realidad sólo era un juego, Kastian era tan astuto que sentia miedo.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando entro la dama a su habitación, directamente ella hizo lo necesario para que su señora pudiera estar lista y poder tener un baño placentero.

-Antes de que te vayas podrias decirme tu nombre- pidio sacando sus cosas del armario.

-Si mi señora asi lo desea, ella puede llamarme como lo crea conveniente- Annie no queria llamarla como quisiera, ella respetaba mucho lo que era suyo de cada persona.

-Lo que deseo es saber tu nombre- pidio nuevamente.

-Mariel, ese es mi nombre señora- creia que habia cometido un error al hablar tan facilmente con su señora ahora deberia ser reprendida.

Pero por otro lado su señora se acerco para alzarle la cabeza mostrandole una sonrisa calida le dijo.

-Bien, Mariel desde ahora te llamaré por tu nombre, mi nombre es Annie no mi señora - por ultimo ella asintio dejandola sola para que pudiera bañarse.

Annie estuvo lista, Mariel la guio hasta el comedor donde al parecer desayunaria sola.

-¿Mi esposo?- pregunto a Mariel quien vigilaba las atenciones de su señora.

-En su despacho mi ... Perdon, Annie- al parecer debia aconstumbrase a llamarle de esa manera- Pero pidio que luego de desayunar lo esperara en la sala del trono.

Annie asintio para luego continuar con la degustacion de sus alimentos.

Hizo lo que Kastian pidio, lo espero en la sala del trono donde disfruto de un rato sola admirando su alrededor. El lugar era enorme y alto dificilmente podia ver donde terminaba, los colores violetas en diamante y las paredes del color mas brillante igual al oro, los ventanales le daban mas iluminosidad al lugar, las cortinas eran tan grandes y no podía olvidar el trono, el cual el simple asiento de Kastian era enorme a comparacion con el que seria el de ella. La silla tenia un diseño peculiar puesto que no era como normalmente habia visto, estaba formado con espirales que daban la intuicion de ramas, habian en ella diamantes violetas que brillaban a lo lejos la silla de su lado era igual pero mas delgada y pequeña tenian la misma altura, eran bellisimas.

-Veo que ya conociste el lugar que ocuparas, mi florecilla- hablo una voz ronca detras de ella.- ¿La probaste?

-¿Que?- respondio sorprendida.

¿Por qué no soy ella?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora