3: LOVE

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Increíble se queda pequeño para explicar cómo me sentía en los brazos de aquel desconocido. Me inspiraba paz, confianza, me hacía sentir.. bien. No hay explicación

Juntos nos quedamos observando la madrugada, no sé por cuanto tiempo, y tampoco sé en qué momento sus labios y los míos se movían al compás, con pausas, con lentitud, con deseo.

El susodicho presionó aún más mi cintura, calentando una fibra de mí. Mi respiración se tornó más pesada, acelerada, descontrolada. Él, estaba calmado, sereno, apacible. Eso muchas veces me hizo preguntarme si la caliente en ese raro lugar era sólo yo, mientras mis células me exigían más; y la respuesta llegó más rápido y claro a mí cuando dijo

—No, lo siento. No puedo permitir que pase más —su voz era calmada, al igual que cada uno de sus movimientos.

—Pero.. ¿Pasa algo? —quise saber. De por sí me sentía mal, y su rechazo me sentó como un trago amargo. Me sentí repelida, despedida. Poca cosa

—No, no. —se precipitó a responder —No eres tú, soy yo

En ese instante me sentí la mayor basura del universo. ¿Era en serio?. La estúpida escusa de: no eres tú, soy yo. Eso era una mierda

—Ya, ya. Mejor me voy —me aparté de su tacto y apoye mis manos en el suelo lleno de hojas secas, e hice por levantarme

—Espera chica. No te vallas. Soy Noel —me tendió su mano, y aunque no alcancé a ver sus dientes, le escuché sonreír, al igual que suspirar aliviado cuando estreché mi mano con la suya

—Paola —respondí y mantuve las distancias. Después de todo, era un completo desconocido. Aunque me besé con él y estuve a nada de llegar más lejos si no fuese porque me detuvo

—¿Me cuentas lo que te pasa?

—No le cuento mis cosas a desconocidos —respondí con algo de acidez rasgando mi garganta, después de todo, no estoy acostumbrada a ser rechazada

—Pero si los besas ¿No? —habló divertido y no pude prolongar más la carcajada que abandonó mis labios

Ahí llevaba razón, no podía negarlo. Como bien dije, estuve a nada de llegar mucho más lejos con él. Un desconocido al que aún no le veía ni bien el rostro debido a la poca claridad que nos rodeaba

—Anda ven, hace bastante frío y estas desabrigada —jaló nuevamente de mí, y sin resistencia me aferré a su pecho que se sentía calentito.

¿Porque me inspiraba tanta confianza?

Quizás porque después de tantos años mostró interés en mí, se preocupó por saber si estaba bien, y me acompañó cuando me encontraba al borde de mis problemas

La plática con el desconocido que ahora sabía se llamaba Noel, surgió de forma diligente. Era demasiado animada, placentera, y grata. A pesar de encontrarme relatándole lo trágica que ha sido mi vida, el montón de problemas y dificultades por las que he transitado, me sentía a gusto. Porque nunca vi en sus ojos lástima mientras le relataba los hechos, no decía el típico lo siento, cómo hacían todos luego de escuchar un fábula triste. Y eso me proporcionaba tranquilidad. Es imposible que él sintiera algo de lo que en día a día me ha sucedido, es algo absurdo y hasta incongruente, no me conoce, no sabe nada de mí, no me quiere. Entre nosotros no hay cariño o rose alguno, ¿cómo podría sentirlo?

Esos lo siento, lo lamento que tanto sueltan los seres humanos cada dos por tres luego de que le cuentas tus penas, son falsos, son inciertos, son un disparate.

En cambio, Noel me escuchó en silencio todo el tiempo, asintiendo de vez en vez y proporcionándole apretones a mi mano cuando llegaban partes que me costaban más trabajo contar, esas en las que se formaba el nudo en mi garganta, y las palabras que por arte de sortilegio, se difuminaban

Paola © [+18] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora