7: DINNER

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Las palabras no me alcanzarían para explicar lo mal que me siento. ¿Que hice mal para merecer este castigo?. Preferiría haber recibido una golpiza, creo que hubiera sido mejor. Porque lo que siento en mi pecho, esa contorsión, la angustia, el dolor, eso simplemente no tiene nombre. Al menos los golpes sanarían en dos o tres semanas, pero... ¿Mi corazón?, este ha sido utilizado, engañado, y maltratado de la forma más ruin que podría llegar a existir. Juro que nunca pensé que algo así podría llegarme a suceder, ¿Porque motivo? ¿Por qué a mí?

En mi cabeza aún no cabe la idea de lo que Noel me hizo, lo que le hizo a todas esa niñas, ¿un violador?. Lo que es, es un enfermo loco, un asqueroso, perverso y sucio. Lo que más me duele, es que desarrollé sentimientos por él, me enamoré de él, de ese depravado pedófilo de mierda

¿Porque a mí?

¿Es que acaso no merezco ser feliz?

¿Voy a ser una pobre infeliz toda mi vida?

Dios, por favor, envíame una señal

No soporto pasar un segundo más tirada en mi sofá. Me siento tan mal, tan sucia, una basura. Necesito un baño que me ayude con tanta mugre. ¿Porque lo traje a vivir a mi casa?

El agua fría corre a gran velocidad por mi cuerpo, y ni siquiera me sobresalto. Me encuentro tan derrotada, que todo me da sumamente igual. Esta vez he recibido un golpe tan súbito y forzudo. Una cuchillada a traición, que me ha dejado sin aire en los pulmones. Es increíble como de un momento a otro todo cambie de forma tan trágica. Lo siento realmente como mi fin

El sonido impertinente de mi celular me devuelve a la realidad. Suena con tanta pero tanta insistencia, que llega a ser insoportable. Me percato de que estoy aún en el baño, dejando que el agua se precipite sobre mí; me encuentro sentada en el suelo con las piernas estiradas y los brazos muertos

Realmente estoy mal, abatida, y desalentada

Las ganas que tengo de abandonar el baño son insubsistentes, pero la intensidad con que llama quién sea que provoca el sonido de mi móvil, no parece que vaya a decaer a no ser que conteste. Así que en contra de mi voluntad agarro una toalla limpia y la coloco alrededor de mi cuerpo, de una forma en que solamente queden expuestas mis piernas y brazos

Que avanzo como una zombi por casa, que no les quepa duda. Con esa misma energía agarro el móvil y me sorprende ver la cantidad de llamadas perdidas que tengo de mi padre. Pero no sólo es eso, sino que el reloj pone las seis treinta, ¡seis treinta!, que llevo más de ocho horas tirada en el suelo del baño

—¡¿Dónde diablos te has metido?! —se escucha molesto y no es para menos. A lo lejos puedo escuchar el barullo que hay en su hogar, defino sonidos de lo que deben ser platos, cubiertos y porcelana

¡La cena!

¡¡Carajos!!

—Papá, yo..

—Tú nada. He enviado un auto en tu recogida, y espero que te encuentres lista para cuando él llegue —y sin más cuelga, dejándome una vez más con las palabras en la boca

Quería cancelar. En realidad no tengo gana alguna de celebrar nada, menos de salir de esta burbuja blindada que he construido para mi cuidado. Pero entonces.. pienso en papá, en el montón de llamadas que me ha realizado, en cómo se escuchaba de alterado por no haber recibido noticia alguna de mí. Se lo está currando mucho para tenerme un poco más cerca, creo que no puedo ser tan egoísta y pensar sólo en mí, pese a encontrarme devastada

¡Quizás y sea esa la señal!

Papá siempre me ha querido tanto. No puedo fallarle, no a él

Paola © [+18] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora