Paola © [+18]

27: THE FAMILY

No me había preparado tanto para nada, mucho menos para ser humillada por el maquiavélico hermano menor de Byron, y aunque sí, nuestro noviazgo era falso, yo no era una prostituta y mucho menos estaba cobrándole nada a Byron. El susodicho a mi lado, tras los comentarios fuera de lugar de su hermano se mostró molesto y estresado, la vena en su frente no tardó en salir, y mucho menos su respiración similar a la de un toro. Dio un paso para encararlo, pero justo entonces la Sr. Nerea habló provocado que se detuviera

—Michael, discúlpate con Paola y Byron en este preciso momento — su voz era un témpano de hielo, rígida y firme. Los bellos de mi nuca se erizaron al escucharla, ni siquiera me gire a verla, pero se escuchaba sumamente molesta

—Lo siento mucho cuñadita —él dijo, pero sin su habitual estado de ánimos. Luego del regaño por parte de su madre, había adoptado una postura seria

—También con Byron —escuche decir con rectitud, su voz era un mandato. Nadie opinaba nada, ni siquiera se escuchaba una mosca

—Disculpa, hermano —dijo con pesadez, parecía que le costaba mucho llamarlo hermano.

Byron luego de aquello lució nuevamente relajado, y tras pedirle que mantuviera la boca cerrada en lo que proseguía de desayuno me invitó a sentar en la otra cabecera de la mesa, justo al lado de Michael —Valla suerte— y luego volvió junto a sus padres, entonces pude notar cómo Harris se burlaba de todo lo sucedido, y al ver que le observaba me guiñó un ojo conpinchado

Me agradaba ese hombre. Entonces sí pudimos desayunar con tranquilidad

Los platos que se hallaban sobre la mesa eran de porcelana, y se veían sumamente ostentosos y costosos, no eran los que habitualmente usábamos, ni mucho menos las copas que reposaban a su lado. Todo, absolutamente todo lucía sacado de una película de Disney. Entonces pude prestar atención a la casa en particular, ni siquiera parecía la casa en la que llevaba meses viviendo, todo estaba re-decorado y arreglado a la perfección. No había rastro de la casa sencilla pero lujosa en la que vivía habitualmente, sino que ahora todo era ostentoso y extravagante, las cortinas, las alfombras, e incluso los adornos y cojines

Parecía que de un momento a otro todo mi entorno había sido cambiado

—Espero que no tengas problemas con mi forma de re-decorar querida, simplemente quise darte una sorpresa. ¿Te ha gustado? —dirigí mi vista a Nerea, quien me observaba expectante, esperaba mi respuesta con ansias. Supongo que notó la forma en la que miraba todo, ¿y cómo no hacerlo?, cuando todo a lo que estaba acostumbrada había sido desplazado

—Está bien —fue todo lo que dije, realmente no era mi casa, sino la de su hijo, más bien debía de contar con él. No quería lucir nerviosa o intimidada, pero realmente me sentía fuera de lugar e incómoda, estas personas no eran mi familia, y saber que realmente no era nada de Byron me hacía sentir como una intrusa

Azucena llegó de inmediato para servirnos el desayuno, tampoco me pasó desapercibido que usaba un uniforme, y hasta gorrito. Aquello ya me parecía excesivo, y para cuando descubrí cuál era el desayuno casi que suelto una palabrota

¿Acaso era en serio? ¿Era esto un desayuno con la Reina Isabel?

—Arepas con mantequilla y queso salado, rellenas de carne, pollo y ensalada de aguacate, con huevo —anunció Azucena y procedió a dejar los desayunos sobre la mesa —Y he preparado un licuado de manzana con avena y canela

Todos en la mesa lucían gustosos y satisfechos por el servicio, yo en cambio me sentía algo indignada, no me gustaba el rumbo que tomaban las cosas, y lo peor es que no podía protestar ni hacerme para atrás, ya había dado el paso y me había presentado como la novia de Byron, no podía simplemente hacerlo quedar mal, menos cuando habíamos hecho un trato. Así que con disgusto comencé a desayunar mientras que Byron me observa de una extraña manera que no pude descifrar