—Oye, toma asiento —la voz gruesa de Byron una vez más llegó a mis oídos. Lo escuchaba y entendía, pero es que aún seguía sin creerme lo que estaba ocurriendo. —Es la última vez que lo digo. Toma asiento, vamos, tengo otros asuntos por atender —esta vez se escuchaba su molestia, y ya el pedido no era en forma cordial como las anteriores cuatro veces. Ahora era una orden, una muy claraMe giré lentamente en mi propio eje, y allí estaba él. Se había terminado de arrebatar la corbata, y la camisa ahora iba abierta hasta el tercer botón, dejando al descubierto una pequeña parte de su pecho. Estaba a unos tres metros de mí, sentado en la cabecera de la mesa, la cual no era muy grande, sólo cuatro plazas. La misma llena de papeles, una botella, y su vaso con alcohol
—¿Es en serio? —fue todo lo que preguntó cuándo tomé asiento frente a él, dejando un asiento de por medio entre ambos
—¿Mmm? —me hice la despistada, obviamente sabía a qué se refería
Lo ví entrar en otra de las facetas que me comentó mi padre, es decir, estresado. Se escuchó el ronco gruñido que abandonó sus labios, y el cómo se alborotó el cabello frustrado. Lo próximo, fue que se bebió el contenido en su vaso de un tirón, y se levantó de su asiento para sentarse junto al mío.
Tan cerca el uno del otro la situación era aún más incómoda. Por un instante miró a lo más profundo de mis ojos, y entonces.. sonrió
¿Es en serio?
No sé qué le ocasionaba gracia. Yo me encontraba de lo más incómoda, nerviosa; y debo admitirlo, el tal Byron me intimidaba
—¿Que te sucede? —su tono de voz, era ahora un poco divertido, y yo diría que hasta zarzoso —¿Me temes? —y sus ojos brillaron tras hacer la pregunta. Sonrió con cinismo y se mostró expectante ante la que sería mi respuesta
—Yo.. no —mi negativa fue tan baja, que prácticamente fue un susurro
El sólo asintió complacido —Pero que mal educado soy —aquello me hizo alzar la cabeza para verle de frente, ya que me encontraba mirando hacia el suelo —¿Quieres un trago? —y sin siquiera esperar mi respuesta extendió su mano y agarró la botella
No sé cuánto tiempo llevaba ahí con ese tipo, quizás minutos, segundos o horas, ni idea. Pero lo que si sé con claridad, es que me estaba sacando de honda. Literalmente
—No gracias
—Vamos mujer, deja de ser..
—¡Puedes centrarte! —y ahí estaba la verdadera Paola. Estaba bastante cansada ya de esos juegos absurdos
Byron obviamente no esperaba que reaccionará de esa forma tan incontenible. Su cara que se encontraba —digamos, iluminada— se apagó, y soltó la botella con tanta fuerza que pudo haberse quebrantado
Esto me recuerda por qué nunca he conseguido empleo
Cuando sus ojos volvieron, ya su cara y expresión eran desconocidas para mí. Se veía tan furioso, tanto, que creí que explotaría. Sus manos las hizo puños y las apretó con toda su fuerza, o al menos eso parecía. Y comenzó a respirar con tanta rapidez y pesadez, que parecía un toro listo para el ataque. Las venas de su cuello se comenzaron a marcar, y una muy gruesa en el centro de su frente. Su pecho ahora era más fornido, debido a las exhalaciones tan fuertes que soltaba, y las mangas de su camisa se ajustaron tanto a sus brazos, que parecía ser dos tallas menor que la suya
¿Ya les dije que estaba que me cagaba?
—Aquí —su voz salió gruesa y cortante, pero en un tono neutral. Obviamente temblé al escucharla. Su dedo índice estaba sobre una carpeta blanca que se encontraba abierta frente a nosotros, y que además, llevaba encabezado:
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Paola © [+18]
Random*COMPLETO* Él llegó a mi vida para mostrarme el lado oscuro y perverso del universo. Sexo salvaje y violento Placer y pecado Destrucción y salvación Todo y nada Convirtiéndome así, en la luz de su oscuridad ••••••••••••••• Paola es entregada a Byr...