23: MURDER

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El elevador emite un pitillo, las puertas se abren, y finalmente salgo de la caja metálica que me ha trasladado al primer piso. Leon aparece frente a mi campo de visión, y hace un ademán con su mano animándome a continuar.

Llegados al aparcamiento la puerta del auto es abierta para mi, y me adentro sin otra alternativa. Me siento agotada mentalmente, cansada y frustrada

Leon, quien se encuentra rodeando el auto, agarra su teléfono para comunicarle a Byron que ya me encuentro en el auto, y que saldremos con rumbo a casa, luego de eso cuelga

Me siento como un títere, soy guiada de un lado a otro como si de un bebé se tratase. No tengo voz ni voto, mis ideas nadie las toma en cuenta, ni siquiera se me pregunta qué es lo que deseo

Con cada minuto que transcurre me siento peor, y eso sólo tiene una explicación, la reunión trágica que concluyó hace unos pocos minutos. Las cosas van de mal en peor, cada vez estoy más adentrada en el mundo delincuente e ilegal de Byron

Luego de los arranques de ira por parte de él y Kenia, dimos paso a la reunión, que no fue nada grata para mí

—Cómo bien había dicho, he reconsiderado la idea de contratar a alguien más, así que nuevamente formarás parte del equipo de trabajo —fue lo primero que dijo. El grupo de piedras que se instalaron en mi estómago me dejaban sin aire

Ni siquiera tuve tiempo a reclamar nada, pues él continuó parloteando.

Entonces entendí que una vez más no estaba preguntándome nada, sino más bien, estaba poniéndome al tanto de la decisión que había tomado

—Sé de sobra que no eres de fiar, por lo que tu trabajo lo desarrollarás desde acá, estarás a mi lado en todo momento. Kenia, continuará dando los viajes, y tu sólo estarás al tanto de firmar los papeles, es decir, sólo debes firmar —explica recalcando lo obvio y sólo puedo dedicarme a revirarle los ojos

—Lo he entendido, no soy estúpida —escupo indignada y muerdo mi lengua cuando Byron deja caer el peso de su mirada sobre mí

—Pues felicitaciones, no podrías tener un trabajo más sencillo —trata de ser burlón y sólo consigue insultarme más. Kenia no hace comentario alguno, su cuerpo está con nosotros, pero es evidente que sus pensamientos están ausentes, ella se encuentra en otro sitio

La reunión concluye y Byron explica que tendrá muchas reuniones en el día, y luego de decir que está agotado, llama a Leon para que me lleve de regreso a casa

Es evidente que no tenía deseos de tenerme cerca

Las puertas del portón son abiertas, y segundos después me hallo entrando en casa. En mi cabeza no hallo resolución para el montón de cosas en las que pienso a la vez, son tantas situaciones las que no entiendo, que por un momento considero la idea de escribirlas en un  cuaderno, pero no lo hago, Byron tiene control sobre todo, y sería bochornoso encontrarlo leyendo la forma ridícula en que trato de entender sus asuntos

Muy patético

Me sorprendo al entrar en casa y notar movimiento en la cocina, ¿Acaso se ha colado un ladrón?. Me aterra la sola idea de pensarlo, pero no pasa a más, ya que Leon llega y me alienta a continuar asegurando que todo está bien

—Es la señora que Byron a contratado para que trabaje en la cocina, está por tiempo definido, sólo hasta que Azucena se incorpore —Leon explica y mis ánimos decaen más, necesito de Azucena, siento que me voy a asfixiar en cualquier momento sola en esta casa

Asiento y sigo de camino a mi habitación, ahora mismo no deseo socializar, así que ya me presentaré con esa mujer en otro momento

Son cerca de las ocho cuando Byron llega a casa, entra sacándose la corbata, y dejando su bolso de trabajo sobre uno de los sofás. Camina hasta la mesita esquinada en el salón y se prepara un whisky sin hielo, lo que revela que el resto de su día no ha sido bueno. Comemos sin ningún tema que tocar, el luce agotado y frustrado, y yo no deseo ni tengo nada de qué hablar con él, por lo que la cena es de lo más silenciosa

Paola © [+18] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora