42: GIFT

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—Valla, valla. Pero que bien te queda ese papel de secretaria —dijo soltando un silbido al aire seguido de una cínica sonrisa

No otra vez

—En realidad sí que te he subestimado. Al parecer sólo necesitabas de un empujón —prosiguió él mientras yo seguía ignorándolo

Me encontraba en la terraza de la casa, si, ese lugar que me encantaba, con una laptop sobre la mesa mientras agendaba par de reuniones para Byron. Ser secretaria era mucho más complicado de lo que imaginaba, admito que la ex secretaria de Byron —porque sí, la había despedido tras su inmenso error— lo hacía parecer sencillo, pero era todo un reto. Sobre todo cuando tocaba agendar reuniones y parecía que nunca encontraría la hora justa en que se pudiera llevar a cabo, porque si que llevaba la agenda de Byron, pero no la de los clientes y socios

O peor cuando Byron decía que tenía que salir y me tocaba cancelar la reunión, hubo un día que incluso lo hizo cinco minutos antes de que la reunión comenzara, había sucedido algo con Kenia y aquel chico que le habían asignado de compañero, y él tuvo que salir volando

Y siempre era yo la que debía poner la Jeta y decir: lo siento, pero Byron a mandado a cancelar la reunión

Y desde luego escuchar los insultos porque además de quedar mal debía cuadrar otra fecha, pues la reunión debía llevarse a cabo

En fin, ser secretaria era como tener poderes mágicos

Sentía que siempre debía hacer magia para salir a flote

Pero no me quejaba

Había conseguido muchas pruebas que le incriminaban, porque aunque Byron mantenía el negocio de piezas de arte alejado de su empresa, todos los lunes Kenia venía y tenían una reunión, y por un pequeño intervalo, en el que ambos se descuidaban yo tenía acceso a todos los papeles, negocios, pagos, viajes, facturas, y demás

Le había subido el salario a mi abogado, pues lo tenía trabajando prácticamente todo el día, le había pedido exclusividad, necesitaba que al menos en lo que todo se solucionaba, él me atendiera solamente a mí. Pues siempre que podía me escapaba, y esas fugas nunca tenían un horario fijo

Y yo necesitaba que me atendiera a la hora que fuese

Las citas con la psicóloga prácticamente las había suspendido, pues al final del día, no hacía más que decirme lo que ya sabía, pero no quería admitir, al menos no en voz alta

Porque sentía que de esa forma se volvería real

Con Mirian no me veía mucho tampoco, pero había conseguido que le entregasen un celular, a través del cual nos comunicábamos

En fin, había comprobado que realmente el dinero si podía llegar a mover el mundo, y que con cada día yo era más parecida a él

A Byron

Mi creador

Ese hombre que había acabado con todos mis sueños, mis esperanzas, y mis buenos sentimientos. Ya no veía nada cuando pensaba en un futuro, pero la idea de verle encerrado en prisión hacía que al menos se aliviara un poco de mi dolor

—Si no te viera así de ocupada hasta pensaría que me estás evitando —continuó, pero decidí que en verdad no podía prestarle atención

Y sí que le estaba evitando

Pero al parecer Michael no tenía planes de ponerme las cosas fáciles, así que me sobresalté cuando su rostro estuvo tan cerca del mío, que tuve que hacerme para atrás, chocando por lo mismo con el cristal que rodeaba la azotea

Paola © [+18] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora