14: BYRON

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Salí muy temprano de casa, luego de que Azucena me preparará el desayuno. Hoy no iría a la empresa, tenía una reunión muy importante con unos inversionistas a los que necesitaba convencer de asociarnos. Aliarnos nos vendría muy bien, y no podía perderlos, llevaba meses preparando esta reunión

—Paola sigue en su habitación, si ella llegase a bajar o la vez con intención de comer algo, prepárale la cena. Lleva mucho tiempo sin comer nada, y en verdad, me estoy comenzando a preocupar. Esa chica no está bien —pedí a Azucena antes de salir. A lo que ella asintió dándome la razón, al igual que yo estaba preocupada

Es que no era algo normal. El cuerpo necesita nutrientes, vitaminas, y una buena alimentación

Azucena para mí era como una madre, esa señora trabaja conmigo desde que tenía dieciocho años, y me vine a vivir a esta casa. Siempre estuvo apoyándome, en aquellos tiempos era un chico demasiado inexperto, pero con muchas metas y sueños. Toda la vida me consideré un hombre ambicioso, y nunca lo vi mal, al contrario; y ha sido el fruto de tanta ambición la empresa que ahora lleva mi nombre.

El 85% de las personas millonarias heredan su fortuna de sus padres, o algún familiar. Es decir, herencia familiar. Sin embargo, eso no es lo que ha sucedido conmigo. Mi empresa, la construí yo, con el sudor de mi frente, con mi esfuerzo, trabajo y dedicación. Recuerdo mucho el cómo se burlaban de mi cuando contaba mis aspiraciones. Normalmente cuando somos más jóvenes, entre amigos narramos lo que vemos para nuestro futuro

—Tendré una buena casa, un auto, y un buen trabajo

—Seré el bombero más reconocido del mundo

—Yo seré policía

Eran los sueños y aspiraciones de mis amigos, evidentemente éramos chicos pobres, y para nosotros esos eran sueños de millonarios, eso que anhelábamos eran cosas lejos de poder alcanzar. Yo sin embargo, siempre dije

—Yo seré un hombre millonario, fundaré mi propia empresa y seré mi propio jefe —a lo que todos se me quedan viendo, para seguido burlarse. Siempre fue así

Desde pequeño he tenido serios problemas de obediencia, no me gusta que nadie me diga lo que tengo que hacer, de ahí la idea de ser mi propio jefe. Pero además, me encanta mandar, y que se haga lo que yo quiero, siempre.

Pese a que todos se burlaban de mí, nunca consideré abandonar mis sueños, ni siquiera en disminuirlos. Siempre eh dicho, si vas a soñar, exagera, hazlo en grande. Nunca me he conformado con poco, siempre he querido más, siempre he sido ambicioso. En la calle pasé muchísimas noches, estuve metido en todo tipo de negocios, desde trabajar en un mercado, hasta vender drogas por las calles. Lo cierto es, que si he pasado mucha necesidad, si sé lo que es no tener ropa que usar y tener que pedir prestada a los colegas, sé lo que es tener solamente un pan de comida, al igual que pasar hambre

A los dieciséis años me fui de casa, y empecé a ganarme la vida por mi mismo. La escuela nunca la abandoné, y para cursar la universidad fue que me incluí en la venta de las drogas. Cuando cursaba tercer año de la carrera temía perder todo lo que había conseguido en la universidad, y me salí de ese mundo de drogas, ahí fue cuando comencé a trabajar en una gasolinera, y desde entonces, mi vida cambió

El petróleo fue lo que cambió mi vida, y me hizo lo que soy ahora. Evidentemente no fue en la gasolinera que me volví millonario, pero sí traficando con el petróleo, vendiéndolo de manera ilegal.

Mi vida ha sido sumamente complicada, aun así, me siento muy orgulloso de lo que he logrado y cómo he conseguido mis sueños.

A los veinte años ya era dueño de la casa donde ahora vivo, y a los veintitrés ya tenía mi empresa. Más rápido imposible

Paola © [+18] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora