22: RAGE

54 44 0
                                    



Es lunes, más temprano de lo que quisiera. Observo la cama frente a mis ojos, las sábanas hechas un desastre, y solamente puedo pensar en incorporarme nuevamente a esta y dormir hasta muy tarde; sin embrago, aquí me encuentro buscando una prenda digna de usar para acompañar al Sr. Byron Lozano a su grandiosa empresa

Nótese mi sarcasmo

Las cosas han cambiado bastante desde que decidí marcharme, por lo mismo tengo a Leon pisando mi sombra en todo momento, y a Byron siempre alerta. Es evidente que nadie se fía de mi, mi habitación continúa en las mismas condiciones y no parece que alguien tenga intenciones de hacer algún cambio. Supongo que forma parte de mi castigo

Hace dos días que no hablo con Byron, nuestra última conversación fue el sábado, donde luego del incidente me leyó la cartilla, y en la misma incluyó una amenaza bastante clara

<<La próxima vez no seré tan persuadido>>

Fueron sus palabras, y realmente iba en serio. Así que desde este momento tengo que acompañarlo todos los días a su empresa, y debo hacer lo que él diga, quiera y ordene, sin rechistar

—Sólo promete que no pondrás un dedo sobre mí —fue lo único que pedí luego de que él puso todas las cartas sobre su mesa

Una sonrisa ladina se dibujó en sus labios tras mi pedido —Me parece justo —fue su respuesta, y luego de eso se marchó

Desayuno con calma pensando en lo aburrido que será mi día, no tengo ganas algunas de acompañarlo a ningún sitio. Las personas de su empresa son tan indeseables e inhumanas como él, con Byron lidio por obligación, pero no tengo porque lidiar con su tóxico personal de trabajo

Llegamos muy temprano a la empresa, por lo que apenas hay personas cuando Byron marca el camino hacia su oficina. Su secretaria ya se halla en su cubículo cuando nos disponemos a entrar en la oficina, y saluda a Byron con efusividad mientras que le desea buenos días, y él desde luego hace lo propio, aunque no con la misma intensidad

—Por favor, una vez llegue Kenia hágala pasar. No quiero ser interrumpido por ninguna otra persona, hoy estoy realmente ocupado —me pierdo viendo su actitud profesional, no hay un destello del hombre juguetón o retador con el que vivo por ninguna parte. Su voz es neutral y firme, sus movimientos son precisos y uniformados, y en este momento me siento a kilómetros de distancia con respecto a él

Se siente como alguien inalcanzable, al que por más que intente llegar, jamás podré. Es la clara muestra de lujos, experiencia, dinero y buena vida en dos piernas. Viste un elegante traje de bu tic, unos zapatos de suela roja a los que preste atención mientras le seguía, su cabello bien estilizado y acoplado; se ve formal como el infierno, y a la vez ardiente. Ni siquiera aparenta tener veinticuatro años, se ve tan maduro y profesional..

Lo observo conversar un poco más con la secretaria, mientras esta lo pone al tanto de las reuniones que tendrá a lo largo del día, y lo único en que puedo pensar es ¿dónde está el hombre que colocó afrodisíaco en mi botella de agua y estuvo haciendo especulaciones de lo bien que me follaría durante la noche del viernes?

El calor y la vergüenza se abren paso en mí y llevo las manos a mis mejillas tras sentirlas calentarse. El intercambio entre Byron y su empleada concluye y este abre la puerta de su despacho y me permite pasar

Es inevitable tomar una inspiración profunda al pasar por su lado, el olor a su colonia varonil y crema de afeitar llena mis fosas nasales y puedo sentir como mis piernas tiemblan al conectar mi mirada con la suya

—No tengo todo el día Paola —elabora autosuficiente trayéndome de regreso a la realidad, y sólo puedo desear que se abra un hoyo en el suelo y me trague tras ver cómo su ceja izquierda se alza para escrutarme

Paola © [+18] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora