17: NOT IS JUST

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—Aquel faro de la esquina —respondo y él nuevamente niega. Suelto un bufido, me estoy agobiando con este tonto juego —No me daré por vencida, lo sabes ¿verdad? —pregunto seria y el saca la vista de su laptop, para rodar los ojos y volver a su tranquilidad —¿La puerta de aquel edificio? —pregunto casi en un hilo de voz, evidentemente la puerta que he mencionado no puede ser, es de color azul, y Byron a dicho gris

Nos hallamos en la terraza de su lujosa casa, casi son las seis de la tarde y me encuentro tan aburrida, que juego al veo veo con Byron, aunque.. en realidad puede que esté jugando sola, pues Byron siempre se sube a estas horas a la terraza para trabajar, razón por la cual no suelta la laptop, pero ya que me hallo tan aburrida, y él tan ocupado, le propuse el juego para niños. Juego con el qué comienzo a creer que me está tomando el pelo, llevo casi una hora nombrando cosas y a todo dice que no

¡Por favor! ¡No hay tantas cosas grises aquí!

—Entonces date por vencida —su respuesta me hace saber que lo último lo he pensado en voz alta, cosa que realmente no me interesa

—Jamás —aseguró buscado más objetos grises —¿Podrías ir diciendo eso de frío o caliente según voy mencionado objetos?, es súper sencillo, dices frío si estoy muy lejos del objeto gris que tú has visto, dices tibio si estoy algo cerca, y caliente si estoy por descubrirlo —pido y él bebe un poco de agua de la botella que se encuentra justo a su lado

—¿Qué edad tienes? ¿Tres años? —pregunta sin pizca de burla y yo vuelvo a resoplar

—Igual lo descubriré —murmuro

—Suerte —responde muy bajo

—Señorita Paola, su merienda —Azucena aparece frente a nosotros con una bandeja llena de bocadillos y jugo, se ven realmente deliciosos

—Gracias Azucena —sonrió y una vez ella coloca la bandeja sobre la mesa, deposita la pequeña pastilla en la palma de mi mano

—Sr. Byron, tiene una llamada en espera —ella se inclina para decir eso, lo que me hace achicar los ojos mientras trato de descifrar sus palabras

—¿De? —es todo lo que él pregunta. En estos días está un poco más ácido de lo habitual, es decir, más el tipo témpano de hielo. Supongo que es por causa de ese nuevo proyecto que últimamente le roba tanto tiempo

Azucena se inclina más, quedando esta vez junto a su oreja. Yo al ver tales comportamientos tan extraños, me inclino y disimulo cogiendo uno de los bocadillos mientras agudizo mis oídos para escuchar

—La señorita Amanda — me atraganto con el jugo cuando la escucho, y casi que me voy de cara contra el suelo debido a la tos que me ataca, ni siquiera sé en qué momento me incliné tanto hacia adelante

Eso me sucede por chismosa

—Dile que.. —es la primera vez que lo veo dudar desde que le conozco —No estoy —concluye y Azucena asiente para seguido regalarme una sonrisa e irse

—¿No te enseñaron que está mal mentir? —inquiero tras el silencio que se forma donde lo único audible son las teclas de su laptop, y cuando la tos se apiada de mí

—¿No te enseñaron que es de mala educación escuchar conversaciones ajenas? —me ataca con otra pregunta y cuando deja de atender a su laptop para verme, me limitó a darle un gran mordisco a mi emparedado y de esta forma mantener mi boca llena

» Es lo que pensé —murmura y vuelve a su trabajo

—¿Era esa rubia, cierto? — pregunto con pesadez, y detectó un poco de molestia en mi voz, cosa que no quería demostrar.

Paola © [+18] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora