10: WORK II

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Kenia dejó de hablar al escuchar cerrar las puertas de la galería, y yo rápidamente me giré para presenciar lo que sucedía. Byron, quién se encargó de cerrar la galería, dejó las llaves sobre la pequeña mesa de la recepción para seguido quedársenos viendo

—Vamos, tenemos trabajo —nos dijo adentrando las manos en los bolsillo de su pantalón

—Cierto —me susurró Kenia, y él nos dio la espalda para irse a algún lugar que desconozco —Ven, síguenos —me alentó ella haciéndome un ademán con su mano

La galería estaba desierta, solamente nos encontrábamos nosotros tres allí, al parecer Byron se encargó de atenderlos a todos

Los seguí a una distancia que se me hacía prudente y cómoda. Luego de avanzar por un pasillo, me hallaba entrado en una pequeña sala de reuniones donde ellos ya esperaban por mí

—Pues bien Paola, será este tu nuevo empleo —comenzó a hablar tomándome de sorpresa —Cómo bien anuncia tu contrato serás la chica encargada de dar los viajes, y por supuesto habrán momentos en los que necesitaré que te encargues de la galería en California. Sé que no tienes experiencia alguna en esta particularidad, por lo mismo te he dejado al cargo de Kenia, que conoce mucho de ello. Por suerte para tí, el que no conozcas de arte me importa bien poco, acá lo más importante es la confianza y la lealtad, y tú, eres la hija de uno de mis socios. Hoy te vamos a dar los detalles más importantes, ya tú con el tiempo te irás agilizando en esto, y mañana mismo harás el primer envío a California. Yo ya me he tomado el trabajo de sacarte el boleto de viaje, todo está arreglado. En esta carpeta que tienes frente a ti está tu título de estudios terminados y los papeles legales donde apareces como dueña de la galería en California

El aire comenzaba a faltarme una vez más. Byron hablaba con mucha fluidez y elocuencia, sin embargo, mi cerebro de nuez no lograba captar todas las ideas que él se encontraba exponiendo

Con manos temblorosas abrí dicha carpeta, y si, allí hallé todos aquellos documentos de los que Byron hablaba. No eran pocos la verdad, y sin siquiera tener tiempo de atinar, Kenia comenzó a hablar

—Vamos paso por paso, por favor —fue lo primero que dijo la castaña —A ver Paola, sé que es nuevo pata tí, pero no te asustes —pidió, supongo que mi cara en estos momentos debe ser de película —Tu vendrías siendo una marchante de arte. Por supuesto, portas tu licenciatura, por lo que cuando llegues a la galería en California debes calificar las piezas por cultura y antigüedad a la que pertenecen en la ficha técnica y al estilo artístico, y también las referencias consultadas para situarlas en la época prehispánica a la que pertenecen. Nunca puedes olvidar que al final, siempre van los certificos de autenticidad, sólo así se pueden vender las obras —concluyó Kenia con mucha calma. Que me encontraba pérdida queda muy chico para describir mi situación actual. Ahora sí que no entendía nada, pero tampoco era boba, al menos en eso me había dotado dios. Aquí las cosas no cuadraban, principalmente porque no tenía ningún tipo de experiencia en artes. —De igual manera eso lo entenderás mejor cuando conozcas la otra galería. Es decir, cuando viajes a California. Verás que pronto comprenderás todo, tenlo por seguro —acarició mi hombro, y me tendió una sonrisa que no me tranquilizó en lo absoluto

—Pero.. esto es ilegal. Esto es lavado de dinero —acusé aterrada. Nadie por muy buenas relaciones que tenga, pondría a un completo desconocido como dueño de una galería por bondad o caridad, a no ser, que le favoreciera cómo veo que es el caso. Ahora todo cuadraba. El hecho de que no importara no saber de arte, el que me hicieran un título falso en licenciatura de artes, cuando en mi vida eh estudiado dicho sector, el que los papeles estuvieran a mi nombre. Todo cuadraba, todo

—En serio tienes sentido del humor —se burló Byron

—No, no bromeo. Acá quién se va a ensuciar soy yo, has puesto la galería a mi nombre, ¿saben lo riesgoso que es eso?. Es tráfico, contrabando. Si llegara a ocurrir cualquier entercado la única perjudicada sería yo —para cuando terminé el rostro de Byron era todo un poema. Era evidente que mis crudas palabras no le causaron gracia alguna

Paola © [+18] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora