13: PERSONALITY

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La frustración burbujeaba en mi interior con cada minuto que pasaba, ya estaba hasta la coronilla de tener que lidiar con Byron lozano, ese hombre tan enigmático de doble carácter que sacaba lo peor de mí. Era un tipo insípido, de poca paciencia, y encima, le encantaba dar órdenes que fuesen acatadas en su momento. Admito que me equivoqué bastante al dar por hecho que ganaría la guerra que le tenía declarada, no me equivoqué al asegurar que ganaría, pero sí en creer que lo lograría en tan poco tiempo.

Díganos que el hombre no era pan comido, me estaba poniendo las cosas difíciles, y costaba bastante salirme siempre con la moral en alto. Cómo el día después de pasar a recoger las cosas a mi departamento, me levantó a las seis treinta de la mañana, y obligó a alistarme para acompañarle a la oficina. Juro que en un primer momento pensé que se burlaba de mí, pero al verle serio, con esa postura de creerse el dios del mundo, alzando una ceja al notar que no separaba mi trasero de la cama, entendí que iba en serio. Ese día el dicho: las segundas partes nunca fueron buenas me pasó factura, pues digamos que al llegar a la empresa junto al dueño, la atención de todos recayó sobre nosotros, pero sobretodo en mí, ya que iba junto al jefe. El día fue horrible, y aunque quise pasar por alto los comentarios del personal, se me hizo imposible. Todos se burlaban de la ropa que llevaba puesta, y por más que quise no pude evitar sentirme triste y mal. Desde luego no era ropa cara ni de marca, al contrario, era lo más simple y barato del mercado, los pocos ingresos que adquiría no los podía invertir en vestir de manera elegante.

Las lágrimas se fueron aglomerando una a una hasta que tuve que salir huyendo para desahogarme en el baño, escondida de todos. Aquello me pareció una falta de respeto y sobre todo, de educación. Esas personas no sabían de la necesidad que sufría para burlarse de mi presencia, pero además, ellos no eran mejores que yo por vestir ropa cara y lujosa, propagando y alimentando aquellas burlas lo demostraban. En ese momento me lamenté de no haber aceptado la oferta que brindó Byron de comprar ropa nueva para mí en su momento, pero ese hombre ya me había quitado tanto, que con la misma rapidez con que consideré tal oferta, la descarté. Esta era yo, una chica pobre, negra, y explotada por un tipo millonario que se creía dueño mío, debía saber lidiar con ello ya

Albergada en casa del señor Lozano llevaba más de una semana, y desde luego lo que les he contado no suma ni las tres cuartas partes de todo lo que ha sucedido desde entonces. Digamos que me cruzo constantemente con la rubia de aquella noche en el Hotel Palca, sí, esa que encontré a cuatro patas sobre la cama mientras el arremetía con todo sobre ella. La primera vez que nos topamos, la vergüenza se apoderó de mí, al igual que los recuerdos de aquella noche en el hotel. Ella en cambio no pudo ocultar su cara de sorpresa al encontrarme en aquella lujosa casa, su cara llevaba tallada la pregunta

¿Tú que haces aquí?

O eso intérprete yo, pero estaba tan apenada que salí corriendo escaleras arriba, evitando más vergüenza.

Pero aquello no queda ahí

A esa chica me la he topado en muchísimas otras ocasiones, y aunque siempre reaccionaba igual al verla, cada vez se me hacía más común verle por casa, así que las últimas veces dejé de salir corriendo con su llegada —estoy de acuerdo en que la privacidad de las personas se respeta, pero ella debía sentir más vergüenza que yo, y jamás noté tal reacción de su parte —así que en vez de huir, la veía irse a alguna parte en la primera planta guiada por uno de los hombres que Byron puso a mi cuidado.

No sabía del todo que tipo de relación llevaban Byron y ella, aunque luego de verlos en el hotel Palca, dudas tampoco tenía. Pero era evidente que no era algo muy serio o importante, sin contar que el señor Lozano tenía bastante confianza con ella para traérsela a su casa, "el lugar donde vivía con su novia", o sea yo. Desde luego esa ha sido otra de las muchas situaciones que he tenido que afrontar. Los trabajadores de la casa no podían mantener sus bocas cerradas luego de ver a Byron en compañía de esa rubia aquí dentro de casa, y desde entonces, los comentarios no cesan, por más discretos que ellos pretendan ser.

Paola © [+18] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora