Capítulo 12

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Me quedé el resto del día en los brazos de mi novio cuando él terminó de trabajar, tenía una mezcla de sensaciones que no entendía, no estaba entendiendo a mi cabeza, a mi cuerpo, no entendía nada, desesperada me puse a llorar encerrada en el baño.
Cuando finalmente terminó el día me metí sola en mi cama, Benjamín se fue a cenar con sus amigos, por suerte no iba a volver.
Aturdida y ahogada en mis pensamientos cerré mis ojos para intentar hallar algo de calma.

Sonó la alarma de mi celular y se me cayó al suelo cuando intenté apagarlo con los ojos cerrados, así que no tuve otra que abrirlos.
Entré a la ducha para terminar de despertarme, me cambié y manejé hasta Nordelta sintiendo un dolor de cabeza bastante fuerte, toqué bocina y Peter salió de su casa, se subió en el asiento del acompañante y besó con cuidado una de mis mejillas.
-¿Estas bien?-dudó al mirarme a los ojos- no tenes buena cara..
-¿La verdad? Se me parte la cabeza, no lo sé, ayer lloré mucho, seguro es eso..-la voz se me cortó- estoy aturdida por todo.. Recibí miles de mensajes.. No sé como haces para vivir con las personas opinando de vos y persiguiéndote a donde vayas, analizando si estas saliendo con alguien o no...
Juan Pedro me sorprendió porque me dio un abrazo cálido, como necesitaba algo así también lo abracé.
-Calma La..-me lo susurró, ¿me dijo La?-va a pasar esto... Sé que nada de esto es parte de tu mundo, que estas aturdida, pero voy a hacer lo posible para mantenerte apartada y que te sientas cómoda..-él se alejó un poco para mirarme a los ojos, sacó de mi cara una lágrima que se me estaba cayendo, acto seguido besó mi frente de manera protectora, esta vez no estaba coqueteando conmigo, estaba serio, tratando de cuidarme de su mundo tóxico, eso me conmovió y le sonreí.
-Gra... Gracias..-asentí con la cabeza sin saber que otra cosa decir.
-No hay de qué..-besó ahora una de mis mejillas- para eso estamos los "amigos"
Noté su ironía al decir amigos.
-Así que somos amigos...-elevé mis cejas.
-Amigos no.. "amigos" tal vez sí.. No lo sé, no me gustan los títulos, las etiquetas.. Preferiría decir que simplemente somos Juan Pedro y Mariana, dos personas que cada día que pasa se conocen aún más.. Y de distintas maneras-quién elevó ahora sus cejas fue él, esta vez sí siendo coqueto, no pudo con su genio.
-Solo Juan Pedro y Mariana entonces, pero no hay un "distintas maneras"-quise sonar firme, lo miré a los ojos sin intimidarme.
-No podes evitar que no muestre mi verdadera naturaleza...-él se encogió de hombros y se le formó una sonrisa en sus labios- no podes hacerlo...-me hizo una caricia en la barbilla-¿queres que yo maneje? Tomá una pastilla y vemos si te sentís mejor, sino volvemos a tu departamento..
-Esta bien..-terminé asintiendo con la cabeza.
Nos cambiamos de asientos y terminé en el del acompañante, hice lo que me sugirió Peter, tomé algo para el dolor de cabeza y cerré mis ojos cuando se encendió el motor del auto, él lo puso en marcha, no supe ni a donde íbamos a ir, solo me puse a descansar por un momento.

Abrí mis ojos porque estaban llamándome, era Peter Lanzani que con toda la paciencia del mundo no se había rendido hasta conseguir que me despertara.
-¿Vamos?-me sonrió animado- vinimos a un campo en San Antonio de Areco, básicamente a hacer vida de campo por el día de hoy-elevó sus cejas mirándome- me gusto eso el otro día.. Y siento que a vos también.. ¿Estoy en lo cierto?
Asentí con la cabeza.
-Sí... Me gusta..
Salí del auto y caminé junto a Peter hasta la recepción del lugar, nos recibieron con mate y facturas, nos sentamos a contemplar el lugar, habían caballos, árboles con nueces, con limones, pomelos y mandarina, también una huerta, un gallinero y vacas, todo eso le daba un encanto especial a este lugar.
-¿Caminamos?-Peter me sonrió y me puse de pie para seguirlo- ¿te sorprendí hoy?
-¿La verdad?-paré de caminar para mirarlo- sí.. Siento de que todos los lugares a la que pudieses haberme llevado este sería el último...
-Soy una persona observadora.. Suelo adivinar los gustos de la gente..
-Cierto que sos una persona a la cual le es fácil planificar citas y dejar a las personas encantadas con eso..-me reí con ironía y noté que Peter no me sacaba la mirada de encima-¿qué?
-Sos una persona distinta... Hace mucho no conocía a una persona distinta..-también paró de caminar y se enfrentó a mi para terminar acariciando mi cara, ese simple gesto encendió todas mis alarmas.
-¿Distinto es bueno o malo?-me fue inevitable no hacer esa pregunta.
Entonces Peter Lanzani lo hizo, besó suavemente mis labios con los suyos, ni me dio tiempo para corresponderle.
-Todavía no lo sé...-su susurro sobre mi boca me pareció lo más sensual que me pasó en mucho tiempo.
No sé como pasó pero terminamos besándonos como dos adolescentes con las hormonas al borde de desbordarse, Peter rodeó mi cintura con uno de sus brazos, cuando nos apartamos un poco me sentí avergonzada, me volvió la cordura.
-¿Cabalgamos? ¿Andamos en caballo?-cambié completamente de tema, por suerte Peter no insistió en hablar del asunto.
Fuimos hacia el establo y nos dieron indicaciones de por donde ir para recorrer el terreno.
Metida en mis pensamientos le di la indicación a mi caballo para que se mueva, éste por suerte me hizo caso, Peter hizo lo mismo estando a mi lado, nos quedamos en silencio sin hablarnos.
-¿Vas a ignorarme?-soltó al cabo de un rato-ignorar lo que pasó..
-No tuvo que pasar Peter, son cosas que no pueden pasar..-solté un suspiro, estaba enojada conmigo- yo tomé una decisión hace poco, estaría traicionándome a mi, a lo que construí por tres años, todo por una "aventura"-tiré de las riendas del caballo para quedarnos mirándonos.
-No te estoy pidiendo que dejes todo por mi.. Solo quiero seguir conociéndote.. No sé en que aspecto, pero solo quiero poder seguir conociéndote, pasarlo bien como ahora.. Traicionándote estarías traicionándote si te hubieses reprimido el besarme, tu cuerpo lo quería.. Si hay algo que sé es leer la expresión corporal..-elevó sus cejas, solté un suspiro e hice que el caballo saliera galopando, Peter siguió mis pasos y de un momento a otro estábamos los dos jugando una especie de "carrera" a caballo.
Cuando volvimos al establo lo hicimos riéndonos, por tan solo un momento me había sentido libre, seguro al se sintió de la misma manera, se acercó hasta donde estaba yo para abrazar mi cintura con uno de sus brazos, me atrajo a su cuerpo dispuesto a besarme cuando sonó una campana.
-Te han salvado-él elevó sus cejas y nerviosa me reí.
La campana indicó que era la hora del almuerzo, nos dieron empanadas fritas y asado, comí demasiado.
-¿Estas siendo feliz acá?-lo miré a los ojos y me sonrió como un nene.
La sonrisa que me estaba regalándome era muy distintas a las que le vi a lo largo de toda su vida en las revistas, eso me confundió algo.
Terminamos de comer y nos dieron una manta, la puse en el suelo y me recosté debajo de un árbol, Peter hizo lo mismo para quedarse haciendo la nada misma, nos quedamos en silencio y lentamente él se puso a realizar caricias en uno de sus brazos, ese gesto aceleró mi respiración.
-Sabes muy bien lo que estás haciendo.. Estas jugando con fuego.. Y no estoy dispuesta a jugar..-solté un suspiro ahora mirándolo a los ojos.
-Si las circunstancias fueran otras.. ¿Estarías jugando conmigo ahora mismo?-su pregunta me dejó desconcertada, fuera de lugar.
-Yo.. Creo que tampoco lo haría.. Tendría miedo de que me pase algo más en el medio y.. No quiero sufrir por amor, ya tengo un amor, que me espera todas las noches y me protege de todas las cosas malas...-asentí con la cabeza tratando de mostrarme segura, Peter Lanzani recorrió mi cara con una de sus manos haciéndome una caricia, yo estaba viviendo un sueño del cual tenía que despertar, tenía que volver a la realidad.
Me levanté, me puse de pie abandonando el suelo y me fui a caminar por un tiempo largo sola.

La tarde llegó y me quedé admirando el atardecer, ya estaba oscureciendo, de un momento al otro la luz se fue dejando todo el paisaje oscuro.
-Peter-lo llamé, no podía ver su cara por la poca luz-¿volvemos? No me gusta salir a la ruta de noche..
-Pensé en todo-él se rió- nos vamos a quedar esta noche acá, también había habitaciones para alquilar
-¡¿Qué?!-me alteré.

Sin querer queriendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora