Capítulo 22

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Cuando llegué a mi departamento estaba mi novio esperándome.
-¿Salimos a cenar?-elevó sus dejas mirándome, aunque estaba cansada terminé asintiendo con la cabeza- genial, ponete más hermosa, hace bastante no teníamos una cita
Había tenido una cita con Peter para después tener otra cita con Benjamín, sentí que mi cabeza iba a explotar, entre que empezó a dolerme y tenía miles de pensamientos dándome vueltas sentí que no iba a poder aguantar más.
Benjamín manejó hasta un restaurante de comida Italiana, pedimos pasta y no tomé vino porque me sentía algo mal, quería irme a dormir y no tener que remar una cita con mi propio novio.
A pesar de todo le di conversación para que no sospechara que si bien estaba físicamente con él yo estaba en otra, después de terminar la cena llegamos a la puerta de mi edificio.
-¿Puedo dormir yo sola en mi departamento? Me traje unas cosas del trabajo para hacer, tengo una escultura por terminar ahora mismo..-metí una excusa tonta, otra mentira para sumar a la lista de mentiras.
-Son las doce de la noche, ¿vas a trabajar?-se extrañó, suspiré y terminé asintiendo con la cabeza- esta bien..-me dio un beso- nos vemos-antes de irse me sonrió.
Entré a mi departamento y me saqué los tacos, busqué agua y me tomé algo para la cabeza, me sentía rara, al mismo tiempo me entraron ganas de llorar, no paraban de pasarme cosa tras cosa, cosas muy intensas, todo era nuevo, confuso.
En ese estado de desesperación me puse a llorar una vez metida en la cama, al tiempo fui cerrando mis ojos dándome por vencida, el cansancio me ganó.

La luz entró por mi habitación y lo maldije, había olvidado cerrar la ventana.
El despertador no sonó porque era Sábado, igualmente tenía cosas que hacer así que salí de mi cama.
Me di una ducha y cuando me miré al espejo tuve que tapar mis ojeras con corrector, hice lo que casi nunca hacía, usé algo de maquillaje.
Tomé otra pastilla para el dolor de cabeza, todo para que no se volviera a aparecer, decidí prevenir antes de que pasara.
Antes de ir a lo de Peter recibí un mensaje de Eugenia, ella me invitó a tomar un café con ella, estaba en un bar por Palermo, manejando llegué y me costó estacionar.
-¡Hola Lali!-ella me sonrió y me dio un abrazo-¿todo bien?
-Todo bien, bueno.. Marchando.. Remando..
-¿Remando?-ella elevó sus cejas.
-Remando, tanteando el terreno.. Viendo que me depara el destino..-solté un suspiro y acto seguido bostecé- perdón, tengo un cansancio terrible, es como que mi cuerpo sí descanso pero no del todo bien, mi cabeza no me dejó estar en paz
-Y bueno, es obvio... No todos los días tenes a Peter Lanzani atrás tuyo..-ella esbozó una pequeña sonrisa y se rió.
-Eso.. Eso no es cierto-volvió Mariana la negadora.
Eugenia me miró a los ojos y se rió nuevamente en mi cara.
-¿Siguen viéndose y juegan al juego de las escondidas juntitos?
-Yo.. Quiero dejar de hacerlo pero..
-Es Peter, la persona más persuasiva del planeta tierra, es obvio que nunca vas a poder decirle que no..-ella soltó un suspiro- no te juzgo
-Por lo menos no me juzgas, lo último que faltaría es que alguien me juzgue cuando yo sola ya lo hago bastante..-también solté un suspiro- ¿te llevo a tu casa? No puedo creer que trabajes hasta los Sábados..
-Trabajo es trabajo-ella asintió con la cabeza y se encogió de hombros-vamos
Ambas pagamos y nos pusimos de pie, Eugenia se sentó en el asiento del acompañante y puse en marcha el auto.
Iba todo bien, ambas estábamos escuchando música y cantando cuando tuve que hacer una maniobra imprevista para parar en una estación de servicio, bajé rápidamente en busca de un baño, después de un rato largo vino Eugenia preocupada.
-Lali, ¿estas bien?
-Yo..-la miré sintiéndome mal- ¿podes manejar por mi?
Ella asintió con la cabeza.
-Estas blanca..-ella siguió mirándome preocupada.
Estuve en silencio hasta que llegamos a mi departamento, Eugenia se sentó a mi lado, yo me quedé recostada en el sillón mirando al techo.
-El cuerpo me está pasando factura por toda la vida alocada que estoy viviendo.. Todo es una locura.. Estoy atada casi de por vida a un hombre que cada vez siento más lejos, mientras me acerco a quién no me tendría que acercar pero... Se volvió mi debilidad..-crucé miradas con Eugenia-solo te lo cuento a vos porque necesito hablar con alguien del asunto..
-Ey, tranquila.. No estoy para juzgarte..-Eugenia se sentó a mi lado y me dio su mano para darme ánimos-ahora descansá un poco, yo me quedo acá
Asentí con la cabeza y cerré mis ojos dispuesta a dormir un poco más.

Al abrir mis ojos me sentí aturdida, ¿Eugenia?
En su lugar estaba Juan Pedro Lanzani, sus ojos fueron lo segundo que vi, lo primero fue el techo.
Peter me hizo una caricia en la cara.
-¿Qué haces acá?
-La Chinita me contó que estas enferma, estoy acá para cuidarte..-besó mi frente, ese gesto tierno internamente me derritió, sí estaba jodida.
-Voy a sentirme mejor, ya solo va a pasar-asentí con la cabeza tratando de sonar convincente.
-Todo bien, me quedo acá.. Ya entrené, estoy libre para cuidarte-esbozó una pequeña sonrisa y como pude también le sonreí.
Peter me preparó tostadas con dulce de membrillo para merendar y un té de menta, todas cosas que iban a hacer que no me sienta mal.
-¿Estas un poquito mejor?-se preguntó, asentí con la cabeza.
-Creo que sí.. También puede ser que me haya agarrado un golpe de calor, hacía mucho calor ayer..
-Puede ser, y puede ser que también andes con las defensas algo bajas-soltó un suspiro- por suerte me tenes a mi..-elevó sus cejas.
-No podes con tu genio, realmente está en tu naturaleza ser coqueto-me reí- no pienso tener sexo en este estado en el cual me siento rara..
-Lo sé boba, además, en la vida no es todo sexo, es importante, pero hay otras cosas lindas..
Las palabras de Peter me sorprendieron, ¿estaba hablando Peter Lanzani?
Él se dio cuenta de mi sorpresa y me sonrió, besó mi frente, me hizo caricias ahí y me estremecí, estaba siendo dulce, delicado, y eso era problemático, porque me hacía creer que él realmente estaba cambiando.
-Gracias por.. Gracias por estar acá..-lo miré a los ojos y agarré su mano con la mía- no vas a quedarte por siempre en Argentina, podrías estar recorriendo lugares en este momento, pero esta ahora conmigo y..
Peter puso su mano sobre mi boca.
-Elijo estar acá...-no dejó de mirarme a los ojos, eso me intimidó- espero que te sientas mejor
-Ya voy a estar mil puntos de nuevo-intenté convencerme.
Cerré mis ojos cuando él me dio un abrazo.
-Los abrazos son mágicos, sanadores.. ¿Lo sabías?-me lo susurró en el oído, inevitablemente sonreí- espero que te cure..
-Es algo que.. Que necesitaba..-me aparté un poco de él y nuestras narices quedaron rozándose- mejor me doy una ducha linda..
-En otro momento creería que me estas invitando..-Peter elevó sus cejas y me hizo reír, después me sonrió, me alejé para terminar entrando al baño, una vez debajo de la ducha me fui sintiendo mejor.

Sin querer queriendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora