Capítulo 25

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Tomé aire y suspiré, me había despertado muy temprano porque básicamente no había podido dormir, me duché y me miré frente al espejo desnuda, llevé mi mano a mi pancita plana, la acaricié, todavía no podía procesarlo, procesar la noticia más importante y fuerte de mi vida, ¿quería a este bebé?
Recordé mi pasado y el suceso horrible que atravesé, pero esta ve todo era distinto, ¿no?
Peter era una persona razonable, había demostrado en varias veces que me yo le importaba, tal vez esta vez sí podía ser feliz con una noticia así.
Sintiendo que la cabeza iba a explotarme manejé hasta lo de Juan Pedro, toqué bocina y él salió, al verme me sonrió, cuando se sentó a mi lado mis ojos se llenaron de lágrimas, estaba sensible, vulnerable.
-Ey.. ¿Qué anda pasándote?-elevó sus cejas sin dejar de mirarme a los ojos, me agarró de la barbilla.
-Yo.. Podría decirse que lo mío con Benjamín se terminó...-cambié de tema, le conté otro para evitar hablar de lo que realmente tenía que hablar con él, el tema que nos iba a unir para siempre.
-¿Entonces puedo sacarte este anillo y tirarlo por la ventana?-se rió y agarró mi mano, algo idea asentí con la cabeza, hizo lo que se le ocurrió y después elevó sus cejas mirándome-¿gané?
Su pregunta me hizo ruido.
-¿Sí ganaste? ¿Acaso fui un juego?-me puse en estado de alerta, quise matarme a mi misma porque nuevamente se llenaron mis ojos de lágrimas.
-No quise decir eso, a lo que voy... ¿Sos una mujer libre?-le hizo una caricia en una de mis mejillas.
Solté un suspiro para después terminar asintiendo con la cabeza.
Lo que pasó a continuación no lo vi venir, Peter me abrazó, ¿estaba realmente feliz?
Besó mis labios reiteradas veces y me quedé shockeada.
-Quiero tener una cita real...-sus palabras no dejaban de sorprenderme.
Elevé mis cejas mirándolo.
-Recién me separo Peter...
-Bueno.... Pero.. Quiero.. Quiero tener una cita con vos antes de volver a.. Voy a tener que volver después del mundial, sí, a Estados Unidos..-soltó un suspiro y chocó su frente con la mía sin dejar de mirarme a los ojos.
-Al final todo fue una aventura..-siempre lo supe, desde el principio tuve que mentalizarme de que solo iba a ser esto, una aventura.
Juan Pedro no agregó nada más, se hizo un silencio y puse en marcha el auto, dejé la radio encendida y quise no ponerme a llorar, estaba decepcionada, sobre todo conmigo misma.

Desde la distancia lo vi a Peter entrenar, estaba medio perdido, distraído.
-¿Hablaste?-Candela se sentó a mi lado, negué con la cabeza-¿tenes intención de hacer dentro de poco?
Me quedé pensativa.
-No lo sé, la verdad es esa, no lo se..-inevitablemente la voz se me quebró- va a volverse al país en el que trabajo casi toda su vida, su vida está allá, la mía está, desde el primer momento nuestro destino nos quiso mantener separados..
-No.. Te equivocas, el destino los juntó.. ¿Acaso no se equivocó y creyó que era su mano derecha? Terminó en el auto con vos.. Y después pasó todo lo que pasó, no trates de escapar de lo que te pasa con la excusa de que el destino quiso separarlos, no es real..-Candela elevó sus cejas mirándome a los ojos.
-Tengo que pensar exactamente que decirle..-no le prometí que iba a hacer, no tenía nada definido.
Dejé de compartir mates con ella cuando se terminó el entrenamiento.
-¿Vamos?-le hice señas a Peter cuando salí del vestuario, él negó con la cabeza-¿que pensas hacer?
-Salgo con Agustín..
-¿Y me hiciste esperar a que termines al pedo?-elevé mis cejas mientras se me acumulaban las ganas de llorar por los nervios, otra vez me desilusioné.
-Perdón La, se me ocurrió ahora ir a cambinar un rato con él pensar-él iba a darme un beso en la cara pero me corrí-¡Lali!
Me alejé rápidamente para llegar a mi auto, aceleré mientras sentís una especie de sabor amargo en mi interior, en el primer semáforo que se puso en rojo me puse a llorar, igualmente estuve controlando si se ponía en verde, ni estar angustiada en paz podía.

Me di un baño de espuma en la bañadera, había encendido velas y estaba a oscuras meditando, sí, me había puesto música de meditación, para aquietar la cabeza, los pensamientos.
Cuando logré estar mejor sonó el timbre, fui hasta el portero eléctrico.
-¿Sí?
Escuché la voz de Peter detrás de la línea, iba a verlo una última vez para terminar alejándome durante un tiempo, lo más sensato es que otra persona haga de su mano derecha por unos días.
Bajé a la entrada de mi departamento en pijama y él tenía un ramito de jazmines, ese detalle me sorprendió.
-Venís a... ¿Tendrías una cita conmigo hoy? Los dos juntos.. Pensé bastante y.. ¿Porqué seguir esperando a que prácticamente este con un pie en el avión?-se acercó a mi y me hizo una caricia en la cara, ese solo gesto me aflojó las piernas.
-Yo.. Peter hoy no puedo.. Estoy cansada y..-puso su mano sobre mi boca.
-Hice una reserva en puerto madero, te espero, vestite rápido que te espero directamente en el auto..
-¿A quién le robaste un auto?-me extrañé,
-Agustín, es un buen amigo..-elevó sus cejas mirándome-te espero-me guiñó un ojo.
Cuando me subí al ascensor dudé de si estaba bien salir nuevamente con Peter, la despedida sería aún más dura, iba a estar más nerviosa.
Me puse un vestido estampado bien de verano, suelto, sencillo.
Él manejó hasta Puerto Madero y nos quedamos caminando por un tiempo hasta parar en la puerta de un restaurante, nos sentamos al aire libre y obsesionada miré por todos lados, algunos presentes nos estaban mirando.
-No te molesta.. ¿No te molesta lo que se vaya a decir?-lo miré a los ojos, él negó con la cabeza.
-Siempre hablaron de todo lo que hice.. Lamentablemente ya estoy acostumbrado..-suspiró y se encogió de hombres.
-Soy... ¿Soy otra más de la lista de mujeres con las que se te vincula?-hice la pregunta que desde el día anterior tenía en mi cabeza, en realidad no quería saber la respuesta.
Estrechó sus brazos y me hizo señas con su mirada para que agarrara sus manos.
-La prense seguro va a decir eso.. Pero.. Nunca quise jugar con vos Lali...
Sus palabras me devolvieron algo de esperanza, me sacudieron, me hicieron esbozar una pequeña sonrisa, por tan solo un momento olvidar a mi problema número uno: el bebé que estaba creciendo en mi panza.

Sin querer queriendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora