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Estuve en el hospital por un mes.

Mis padres estuvieron allí todo ese tiempo, tratando de ayudarme a superar lo que había pasado o solo apoyarme durante el proceso de sanar. Tenía cortes en mi rostro por los vidrios, moretones en las piernas y costillas. Todo me duele.

No duermo bien, lo intento pero siempre me llegan pequeños flashbacks de lo que había sucedido. Siempre volvía a los mismo, mis gritos de auxilio, él cubierto de sangre, paramédicos, luces rojas y azules.

Mark había sido mi primer novio que tuve y lo quise con todo lo que tenía. Mis padres sabían de él, creían que era un buen chico y lo querian mucho. Ellos tampoco sabian de las apuestas, no saben que por culpa de esas apuestas mi vida estuvo en riesgo y él la perdió.

Felipe no podía entrar a la sala hasta que llegara Lizzy ya que nos quería contar de algo importante. Felipe y Lizzy son mis hermanos, a pesar de no tener todo el tiempo del mundo siempre lograban venir aunque sea un ratito.

--- ¿Puedo ver a mis hermanos? ¿A llegado Lizzy? --- Le pregunte a mi madre que estaba sentada a mi lado con un libro en sus manos.

--- No lo sé cariño, solo vi a Felipe. Pero iré a ver, si están ambos les diré que vengan a tu habitación, ¿si? --- Dejó el libro en la silla al lado de mi camilla y salió por la puerta en busca de mis hermanos.

En menos de dos minutos ellos entraron, Felipe fue el primero en entrar, seguía  muy preocupado podía ver en sus ojos la tristeza que guardaba. A veces despertaba de pequeñas siestas con el a mi lado, sosteniendo mis manos; como si tuviese miedo a que me marche.

Elizabeth era la hija perfecta, hasta que se fue de nuestro hogar y decidió independizarse, fue culpa de mi padre. Siempre tenían desacuerdos en todo, no sé lo que mi padre le habrá dicho pero Lizzy aún así tomo sus maletas y se fue por una nueva aventura. Lizzy es el apodo que le había dado desde que era pequeña.

Seguía por detrás a Felipe con una pequeña sonrisa, ella estaba más tranquila. Siempre ha sido así, compuesta y paciente. Mis padres no valoraron lo mucho que sacrificó para que nosotros tuviéramos todo en la vida. Cuando éramos pequeños, no teníamos mucho dinero, mi madre trabajaba por reemplazo y el dinero no nos alcanzaba, mi padre obligó a Lizzy a trabajar, ya que era su obligación, siendo la hermana mayor.

--- Hey, ¿Cómo estas? --- dijo Felipe mientras me daba un beso en la frente --- ¿Cómo vas con tu sabes.... lo de Mark? Sigues teniendo sueños con él? --- Volvió a preguntar mientras se sentaba en la silla a mi lado.

Mark.
Cada vez que escuchaba su nombre era como una apuñalada en el corazón.

Solo puede asentir y murmurar un esta bien. No podía decir nada, no entendía realmente lo que sentía o lo que debía sentir.  Mi corazón y mi mente estaban muy débiles para hablar o procesar lo que había pasado.

Lizzy se saco su abrigo y se sentó en mi cama.

-- Les debo decir algo --- dijo con preocupación o un poco de temor.

--- ¿Qué sucede? ¡Ay! No me digas que te casarás --- dijo Felipe riéndose, Lizzy le dio un empujón.

--- Déjate de estupideces Felipe, esto es enserio. --- dijo ella con seriedad -- Me uní al ejército, hace mucho tiempo lo estaba pensando, desde que padre me echó de casa. Tengo dinero ahorrado y es suficiente. ¿Qué opinan? --- Dijo Lizzy mirándonos mientras esperaba reacción de nuestra parte.

Cuando nuestro padre la hizo desaparecer de nuestras vidas, la echo de nuestra casa dejándola sin dinero. Con Felipe tratamos de ayudarla, pero ella no acepto nada, solo nos dio un largo abrazo dejándonos a solas.

Hold On [Libro I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora