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Me había convertido en alguien diferente, en las sesiones ahora yo era la que hablaba y eran cosas buenas, con el tiempo que he estado en terapia comencé a tenerle cariño, sé que no debería pero ha sido un gran apoyo en todo el proceso de terapia. Me agradaba Martín, incluso hasta podía llamarlo así. Me ha contado como han sido sus días en Nueva York, sé que lo dice para que no me sienta tan culpable por dejar Ohio, siempre me cuenta alguna pequeña anécdota de allí. Cada vez que me cuenta algo me da un pequeño cosquilleo de nerviosismo, me aterra irme de acá pero me gustaría mucho salir y descubrir un nuevo mundo para mí.

Mi madre iría conmigo a comprar los pasajes, durante todo el camino ha estado en silencio. No le agrada mucho la idea de irme de casa pero sabe que todo esto será bueno para mí, ella va manejando bastante concentrada mientras que yo observo por la ventana, recordando los detalles de aquí.

– Cariño, luego de ir por los pasajes iremos al supermercado para comprar lo que te falta, no quiero que andes por allí comprando cosas en un lugar desconocido.

Le di una mirada y le sonreí, se notaba que estaba nerviosa.

– Mamá no te preocupes – le aclaré – Iré con Lizzy, ella me está esperando.

La relación que tenía con mi hermana estaba extraña, luego del incidente decidió irse de casa y buscar ayuda, estaba orgullosa de haberlo hecho por su cuenta, Lizzy y yo teníamos algo en común, habíamos tenido a la muerte muy cerca y eso nos había dejado mucho que pensar. Perder a Mark fue algo que nunca podré olvidar, pero de alguna forma me enseñó a ser feliz, a pesar de no tenerlo cerca, me enseñó a ser más valiente y confiar en mí, me estaba costando mucho ser valiente pero estaba mejorando en todo lo demás.

Mi problema alimenticio era algo de lo que estaba por solucionar, aún no le había contado a mi madre lo que pasaba por mi mente cuando comía. No quería irme sin decírselo todo.

– Mamá, debo decirte una cosa – ella me miró, justo nos había dado el semáforo rojo – Después del accidente, comencé a tener otro tipo de problema.

Ella soltó aire y me acaricio la mejilla, dándome una sonrisa.

– Lo sé hija – suspiro – He notado ciertos cambios en ti, no quiero obligarte a ir a ningún lugar, pero creo que debemos verlo antes de que te vayas.

Asentí.

– Tienes razón, pero... – me daba vergüenza hablar sobre eso, no quería que me viera de otra manera.

– No importa lo que digas Diana, te voy apoyar siempre – añadió dulcemente.

Llegamos a la oficina donde vendían los pasajes, había una fila bastante larga, no me importaba esperar. De fondo se veían los aviones que estaban a punto de despegar, incluso había uno en el aire, se veía hermoso.

Mi madre se puso detrás de un caballero mientras que yo miraba alrededor, la oficina estaba a dos cuadras del aeropuerto, el trayecto de mi casa aquí era una hora, tan solo pensar en volver aquí me hacía sentir muy nerviosa, incapaz de dejar mi hogar, Ohio se había convertido en algo muy importante, nunca he sido muy buena para conocer a nuevas personas, antes recibía el rechazo en sus miradas, aparte nunca he tenido amigas, siempre han sido Elliot y Rash.

Volver a reencontrarme con Stella y Tyler fue increíble, sentí que nuestra amistad nunca se había terminado, llegue a la ciudad completamente desconocida sin tener a nadie y me iría llena de buenos recuerdos, buenas amistades que volví a tener y claramente una relación que no pretendía obtenerla.

– Aquí están los pasajes.

Me entregó los papeles y salimos de la oficina, mi madre seguía en silencio.

Hold On [Libro I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora