#22

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Tranquilidad y paz.

Era exactamente lo que sentía en estos momentos, comencé a despertarme lentamente, al momento en que abrí mis ojos me quedé mirando a lo que tenía en frente, Adam estaba dormido, su cabello estaba muy desordenado, su respiración estaba más calmada, moví mi mano y acaricíe su mejilla, podía quedarme así durante horas. Por cada movimiento que hacía, Adam se movía despacio, aún no tenía idea que estaba haciendo. Sonreí cuando una de sus manos pasó cerca de la mía, rascando su mejilla, se me soltó una risa un poco más fuerte, luego de eso, sus ojos comenzaron abrirse.

– ¿De qué te estás riendo? – Exclamó mientras daba un largo bostezo.

Me apoyé en la almohada para poder observarlo mejor, sus ojos lograron abrirse por completo mirando hacia donde estaba yo.

– Nada, solo te estaba observando – Reí nerviosa – ¿Puedo ver la hora en tu celular?

Asintió, me levanté de la cama y fui a la mesa dónde estaba su celular, me quedé observando el fondo de pantalla que tenía, estaba con Jake, pero parecía que fuera de hace años atrás, se veían diferentes. Al momento en que iba a dar un paso más, Adam me agarró de la cintura haciendo que cayera encima de él.

– ¡Qué haces! Debo ir a ver si alguien sigue acá – Comencé a reírme al momento en que me hizo cosquillas.

Nos quedamos así durante unos momentos, mucho más cerca de lo que estábamos antes, Adam me acarició la mejilla, lo hacía mientras que sus ojos recorrían todo mi rostro, memorizando cada detalle, podría quedarme así durante horas, admirarlo más de cerca.

Nos levantamos de la cama, Adam se quedó unos segundos más, abrí la puerta de la habitación esperando no encontrarme con nadie, la habitación de mi hermano estaba media abierta, la terminé de abrir y me fijé en que ya no estaba, mi madre había se había ido muy temprano a trabajar, me acerqué a la habitación de Lizzy y la toqué suavemente, pero nadie salió de allí.

– ¿Lizzy? ¿Estás bien?

Abrí la puerta por completo, todo estaba en el mismo orden en que había estado antes, recorrí toda la habitación pero no encontré a nadie, me acerqué a la ventana esperando poder encontrar algo, pero no había nadie. Cuando me iba a girar, me encontré a Lizzy tirada en el suelo, en posición fetal, sus manos tapaban sus ojos, podía notar que estaba temblando, me acerqué a ella despacio, toqué su brazo suavemente pero al momento en que lo hice, una de sus manos se cerró formando un puño, haciendo que me diera un golpe en la boca, con la fuerza del golpe caí al otro lado de la habitación.

– ¡Elizabeth! ¿Qué demonios te pasa? – Le grité mientras me tocaba el lugar del golpe.

Al momento en que grité, la puerta se abrió de golpes, haciendo que Adam entrara preocupado.

– Diana, ¿Estás bien? – Lizzy lo miró y luego a mí.

Adam me ayudó a levantarme del suelo, podía sentir que mi corazón latía muy fuerte, tenía un dolor horrible en mi boca. Detrás, podía oír a Lizzy gritar mi nombre, pero la ignoré, no podía lidiar con ella ahora mismo, Adam me llevó al baño de mi habitación, me puso hielo en la boca, haciendo que el dolor se disminuyera, estaba mirando el suelo, no podía hablar, Adam solamente me observaba, podía sentir su ayuda.

– ¿Te duele algo? – Exclamó preocupado – Puedo traerte algo si quieres.

Asentí.

– En mi cajón, hay una caja de pastillas, tráeme la más grande.

Mierda.

Al momento en que le indiqué, me había arrepentido. Adam ya había salido del baño en busca de mi pedido, había olvidado todo lo que había en ese cajón, eran más de diez cajas de pastillas, ninguna de ellas logró quitarme el dolor que tenía, suspiré y cerré mis ojos mientras que trataba de olvidar el dolor que tenía en mi boca.

Hold On [Libro I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora