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Diana.

Hoy es mi cumpleaños y por primera vez estaba emocionada, había oído por toda la casa como Felipe y mi madre corrían buscando cosas, llevaba despierta desde las cinco de la mañana, se estaba volviendo una costumbre despertar a esta hora. Me levanté de la cama pensando en comer algo, no era algo que pensara todos los días.

Cuando abrí la puerta de mi habitación, me los encontré en frente con una gran sonrisa.

– ¡Feliz cumpleaños! – Gritaron al mismo tiempo, mi madre tenía un pastel en su mano y Felipe llevaba unos grandes globos en sus manos.

Les sonreí, me gustaba celebrarlo y pasar el tiempo con ellos, abracé a mi hermano, en ese abrazo le agradecí todo lo que había hecho por mí, luego me acerqué a mi madre dándole un abrazo, se sentía bien estar con ella, había estado siempre a mi lado, me había apoyado en todo mi proceso, la admiraba muchísimo.

– ¡Qué hermoso! Gracias... – Les respondí mientras admiraba los globos y el hermoso pastel.

Bajamos las escaleras, mi madre iba detrás de mí, dejó el pastel encima de la mesa y Felipe se sentó a mi lado, no sabía lo que me iba a esperar el día de hoy, lo único que quería era disfrutarlo al máximo.

– ¿Qué hacemos hoy? – Les pregunté.

Mi madre nos dejó un plato a cada uno con un trozo de pastel, Felipe comenzó a comerlo de inmediato.

– Es una sorpresa cariño, tú solamente debes preocuparte de ir a la escuela y luego volver aquí.

– ¿Aún debo ir? – Reclamé – Pero si es mi cumpleaños, debería quedarme aquí y disfrutar que el día está nublado.

Mi madre soltó una risa, mientras que negaba. Comencé a comer un poco de pastel, debía admitir que estaba muy rico, subí a mi habitación a cambiarme, me puse unos pantalones oscuros, una polera rosada y un poleron que me regalaron en Navidad.

Mientras salía de mi casa pensaba en cómo iba a ser el día, sólo por un leve momento me olvidé de mi vida pasada, pensando que esta era la única que tenía, tenía a mis amigos de siempre y a mi pequeña familia. Cuando llegué a la escuela, Elliot y Rash estaban esperándome en la entrada de la escuela, en sus manos tenían unos pequeños paquetes, los abracé como nunca. Mi vida sería muy diferente si no estuvieran a mi lado, eran como mi segunda familia.

– ¡Feliz cumpleaños Didi! – Rash me dio un abrazo dándome un beso en la mejilla – Te tengo este regalo.

Me entregó un paquete forrado con papel azul, ellos sabían los pequeños detalles que me gustaban. No me agradaba mucho recibir cosas materiales, pero ellos aun así lo hacían.

– ¡Esto es para ti! Y no te preocupes, no gasté absolutamente nada – Elliot me entregó otro paquete forrado con el mismo papel con una cinta dorada.

Entramos a la escuela, dónde todos estaban metidos en sus propios problemas, guardé mis cosas en el casillero y entré a mi clase, hoy nos tocaba lenguaje, era bastante aburrido, lo único que hacíamos era leer un texto y responder unas preguntas, el primero que terminaba podía estar libre el resto del día, era lo único bueno que tenía la clase.

Fui una de las primeras en salir, me gustaba tener tiempo para mí, fui directo al patio central dónde habían varios estudiantes de otras clases, me quedé allí disfrutando del aire fresco.

– Hola.

Adam se sentó en la banca que estaba a mi lado.

– Hola, ¿Cómo estuvo tu clase? – Le respondí.

Hold On [Libro I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora