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La mayoría de los invitados ya se había ido, aún seguía sentada en la silla pensando en todo, quizás ya era momento de avanzar, pero algo me lo impedía, aun no sabía que era. Janet estaba conversando con alguien en la entrada, no le di mucha importancia, hasta que oí su voz.

¿Era Adam?

Me giré y allí estaba, tenía sus manos en los bolsillos mientras me miraba, me levanté y comencé a caminar hacia él, me acerqué a sus brazos, era lo único que necesitaba, quería sentirlo cerca.

– Hey, ¿Cómo estuvo todo?

Caminamos hacia dónde estaban las sillas, Adam se sentó a mi lado, mientras que yo me acomodaba en sus brazos.

– Estuvo bien, pero te extrañé.

Podía sentir que sonrió, lo miré de frente. Sus ojos estaban analizándome, en su frente se le había formado una pequeña arruga, sabía que tenía algo en mente,

– Yo también te extrañé – dio un suspiro – Mi madre te manda saludos – Y sonrió de la forma más hermosa.

– Sabía que estaría bien, te lo dije.

Nos quedamos en silencio, Adam me acariciaba las manos, de pronto Janet apareció a nuestro lado.

– Disculpa que los interrumpa, pero la escuela va a cerrar dentro de unos minutos – nos levantamos de allí – Muchas gracias por venir, Diana.

Asentí y le di un gran abrazo, mientras lo hacía, me sentía débil, pero de la forma en que recordaba todo lo que viví con Mark, de alguna manera ella me entregó un poco de él a través del abrazo. Adam unió su mano con la mía y salimos de la escuela.

– Nos vemos Janet.

– Nos vemos cariño, que lleguen bien a casa.

Miré Adam que estaba aferrado a su ropa, cuando nos íbamos alejando del lugar, oí la voz de Janet que trataba de alcanzarnos.

– ¡Diana! Espera, esto es para ti.

Cuando llegó al frente de nosotros, me entregó una carta, estaba escrito mi nombre con la letra de Mark. Cuando la toqué, sentí un peso menos que estaba a punto de irse, nos volvimos a despedir, iba mirando a la carta, Adam iba en silencio a mi lado.

– ¿No vas a leerla?

Asentí, mi labio me temblaba. Sentía un nudo en mi garganta, si me ponía a pensar no había llorado por su muerte, todo ese dolor seguía estancado esperando poder escapar, nos sentamos en una plaza que había, Adam se quedó en frente de mí.

– Si quieres, puedo dejarte a solas.

Cerré mis ojos un momento.

– No, está bien que te quedes – suspiré mientras que la abría – Quiero tenerte a mi lado.

Dentro del sobre, había una carta y una fotografía. Detrás de la fotografía, había algo escrito.

Diana y Mark.

2010 – Sometimes in the future we can be together.

Cuando giré la fotografía, formé una pequeña sonrisa que finalmente terminó con unas lágrimas. Fue en mi cumpleaños, cuando cumplí los diez años, nunca supe la existencia de esta foto. Con tan solo verla, me hizo sentir de todo, unas pequeñas lágrimas caían por mi mejilla, Adam estaba mirándola junto a mí, sonreía mientras la veía, toda mi familia estaba en la parte de atrás, pero parecía que la cámara solamente nos enfocaba a nosotros.

– No recordaba esta foto... – Añadí a punto de llorar.

Adam me limpió las lágrimas que iban cayendo, sonreí por cada vez que lo hacía, tragué saliva con dificultad dispuesta abrir la carta y leer lo que hubiera allí dentro.

Hold On [Libro I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora