#27

49 12 38
                                    

Estoy cayendo lentamente hacia la luz.

Esta nueva sensación es increíble, nunca pensé que estaría aquí, ya no hay malos días, lo único que deseo al momento en que abro mis ojos es poder verlo, poder hablar con él. Se metió en mi vida de la forma más extraña posible, éramos desconocidos que encontraron el camino junto y se convirtieron en algo mucho más grande. Me sentía amada, en todas las formas posibles, habían momentos en que me tomaba de la mano solamente para sentirme cerca, me miraba sin ninguna razón, me besaba de la forma más dulce, me abrazaba sin tener una razón, lo único que quería era quedarme allí encerrada en sus brazos. Encerrada en su olor, en la paz que llevaba alrededor, me quería quedar a su lado.

Adam se estaba convirtiendo en mi mitad, mi lado contrario yo era la oscuridad en su vida, y él se estaba convirtiendo en mi luz.

Sabía que en algún momento la magia se iba acabar.

Me aferraba a no abrir los ojos, pero la vibración de un teléfono me interrumpió, Adam se movió al momento en que me levanté de la cama, no quería despertarlo, estaba acostado de espaldas, con una mano apoyada en la parte de atrás de su cuello mientras que la otra estaba a su lado, era un número desconocido, esperé unos segundos para poder despertar completamente.

– ¿Diga?

– Disculpa que te vuelva a insistir, pero te quería recordar de la invitación – era la madre de Mark – Sé que es mucho pedir, pero me gustaría mucho verte allí.

¿Cómo diablos había conseguido mi número?

Me levanté y salí de la habitación.

– Janet, es difícil para mí ir, pero lo tendré en mente. La llamaré dentro de una hora si acepto.

Podía oír que la voz de Janet había cambiado, sonaba un poco más alegre. Me despedí amable de ella y colgué. No sabía si quería ir, no estaba preparada para volver a ver fotografías de él, me apoyé en la pared pensando en los posibles finales si iba a ese evento, si quería comenzar a sentirme mejor debía cerrar este ciclo, habían pasado días en que me sentía bien, dormía mejor y las pesadillas ya se habían ido, ahora podía hablarlo, de hecho hoy tenía una cita con el doctor, pero de forma online.

Cuando volví a la habitación Adam seguía en la misma posición, me senté de lado y comencé acariciar su mejilla, podía quedarme así durante horas, admirando la paz que tenía en él, de vez en cuando se me escapaba una sonrisa cuando él se tocaba la cara.

– Adam, despierta...

Comenzó abrir sus ojos, haciendo que me sonrojara.

– ¿Quién te llama tan temprano? – Decía mientras bostezaba.

Me reí junto a él, se levantó para poder estar más cerca de mí, apoyó su codo en la cama haciendo que me hundiera, se apoyó en su mano mientras me observaba. Me acerqué más a él, haciendo exactamente lo mismo, nos quedamos así durante unos segundos, podía sentir que en sus ojos había amor y que de alguna manera me sonreían, me miraba como si fuera un tesoro, sabía que del amor que estábamos creando, alguno de nosotros iba a salir herido, a pesar de tener eso en mente, iba arriesgarme a quedarme con él hasta el final, aprovechar los últimos meses como si fueran las últimas horas.

– Necesito preguntarte una cosa.

Él asintió.

– Sí a todo, sí es contigo mejor.

– No seas tonto, creo que no te gustará.

Él se sentó más derecho, sentándose con las piernas cruzadas.

Hold On [Libro I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora