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Terminado ya su último proyecto se acercó a la ventana mientras observaba como las nubes desmenuzaban los fuertes rayos que el sol da cada mañana. Observó con detenimiento a un mendigo en un BMW. Era el mendigo al que le dio una moneda ayer. Ese miserable, pensó.

Tomó su abrigo y se dirigió hacia el mendigo en el llamativo BMW rojo. Bajó las escaleras lo más rápido que pudo sin tomar descansos ni precipitados respiros. Se lanzó a la calle y llegó al coche. Un puñetazo de Mani alcanzó a rozar su larga barba, y sin saber verdaderamente lo que había pasado el hombre desapareció dejando una tarjeta en el asiento.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de pies a cabeza mientras el vértigo lo invadía. Pero Mani no iba a demostrar debilidad, no frente a todas estas personas. Así que aspiró profundamente y mientras sus pulmones se llenaron de aire, leyó la tarjeta.

-¿Qué es esto?

Editorial Fernando en 15 minutos

Como Mani no se consideraba un cobarde y siempre se ponía retos a sí mismo, decidió ir. Por más rara que fuera la situación, siempre sacaba a flote su a veces incomodo orgullo.

Diario de una ilusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora