9

1 0 0
                                    


Pasaron los días y Mani ya entrado en su nuevo trabajo llevaba con mucho gusto sus artículos recién cocinados del día o noche anterior. Vivía para escribir, fue la época cumbre de su carrera, podría decirse.

Poco a poco se dio cuenta de cómo funcionaban las cosas en esa casa. A qué hora llevar la ropa a la lavandería, que servirían de desayuno y otras tareas domésticas. Empezó a vivir como soñador, dejo de ir a la realidad. Pero el no ir a la realidad significaba no dormir. Ojeras en sus ojos dejaban ver su realidad. Su mal humor era insoportable.

Un mañana decidió salir de la casa a relajarse un rato, como le gustaba hacer cada semana. Con esas salidas se fue dando cuenta de cómo llegan los periódicos a la realidad. La gente morbosa y burlona compraba su periódico para distraerse y encontrar que hacer con el ocio. Mani observó con detenimiento a la mujer en el puesto de periódicos que junto con una dona en su boca hablaba y negociaba un precio justo por el periódico "Magistral", que era en el que Mani escribía. Los precios del periódico se habían disparado después del auge de los morbosos ociosos. De cierto modo, era una discusión lógica.

La mujer era joven, como él. Bonita. Unos 19 años cuando mucho. Mirada enérgica, vestida con colores vivos. Un poco rara, ya que llevaba plantas enredadas en su vestido rosa mexicano con azul rey. Ojos grises y llenos de pestañas negras y gruesas, pelo café chocolate. Una hoja de plátano como sombrero, zapatos de madera sin ninguna modificación en la corteza, pulseras y collares de flores. Le sentaba bien. El viento le movía los cabellos de una manera fascinante y salvaje.

Volviendo al tema del periódico, después de que la gente lee el periódico del manicomio, lo tira a la basura con grandes risotadas sin saber que por las noches, un vividor(los que viven en la realidad) pasa por las calles, los recoge y los junta a todos debajo de una cama. Al siguiente día sin saber cómo explicarlo literalmente, estos llegan a la realidad. La idea era increíblemente audaz. Al estar solos en nuestra realidad, algo tenía que entretenernos e informarnos. El único medio: "Magistral". Brillante.

Irónicamente, el artículo que José Martínez denominó como basura, si lo era. Ya que era material para la realidad.

Diario de una ilusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora