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-¿Dónde te has metido todos estos días Mani?

Dijo la jefa mientras entraba al, por ahora obscuro, cuarto de Mani. Él la observaba desde el rincón acostado en su sillón mientras tomaba un café.

-Disculpe jefa que no le avise. Me sentía un poco mal y me quedé dormido en el templo a las afueras de la ciudad o pueblo como prefiera usted llamarle. Desperté hoy y me siento un poco cansado así que había decidido empezar un nuevo artículo mañana para tenerlo listo en la noche; a menos de que usted me pida lo contrario.

La jefa arqueó una de sus pequeñas cejas y sonrió sarcásticamente.

-¿Dormido?, ¿Qué clase de persona desaparece por 11 días y quiere que le crean que sólo estaba dormido? A mí no me engañas. Regresaste a la realidad, te estabas convirtiendo en un soñador.

Mani respondió con una sonrisa que no dejaba ver si la anterior afirmación era o no real.

-Nos vemos mañana con un nuevo artículo. Tendrás que apantallarme. Recuerda estás aquí para escribir, somos una pequeña sociedad dentro de otra sociedad que cree que estamos dementes; dales material para argumentar.

Y volvieron a sonreírse mutuamente, como si se conocieran de años pero justo hoy se hubieran acordado de ello. La jefa era bastante linda, aunque pequeña. Su vestido morado le daba un estilo misterioso y raro que hacía que ella y Mani parecieran hermanos. La pequeña jefa salió por la puerta morada con gris que daba entrada al cuarto de Mani.

Al portazo de la jefa Mani se dejó caer en el sillón con cara de preocupación: 11 días sin saber realmente que estaba pasando. Siguiendo los pequeños pasos de la Jefa Greene salió a buscar a Oy.

Con el taller de impresión como testigo Mani llegó con Oy.

-Hola compañero, creo que tenemos algo de qué hablar, ¿no es cierto?

-Pero por supuesto que sí, acompáñame al estacionamiento.

Siguiéndose el uno al otro llegaron al obscuro estacionamiento donde no había coches realmente. Antes de que Mani pudiera decir cualquier cosa Oy habló.

-Tú al igual que yo somos conocedores de la realidad. Tú estabas olvidándote de esa pequeña parte y lo había empezado a notar desde el día en que me platicaste lo de Mich. Lo que te hice es un rezo de ubicación que ha sido aplicado por toda mi familia durante miles de años, no es magia como tal es sólo una energía positiva que manifiesto para intentar ayudarte a cualquiera que sea tu propósito.

Mani para este momento se había perdido en las primeras palabras. "Cuando me platicaste lo de Mich", él recordaba que sólo lo había platicado con Pelayo y con la jefa. La voz de Oy lo sacó del trance.

-Mani, ¡Mani! ¿Me estas escuchando?

-Sí, si claro Oy. No hay problema. Sólo que para la próxima avísame de tus menjunjes ya que desperté 11 días después en un templo.

-Entonces funcionó.

-Explícate por favor.

-El rezo te deja inconsciente de 9 a 12 días. Es el tiempo que tarda en liberar tu energía buena y la manifiesta. Fuiste al templo porque ahí fue donde tu energía positiva al fin se pudo manifestar.

-Eso lo explica todo.

Mani sonrió amigablemente ante el deseo puro de su amigo Oy pór arreglarle un pedazo de vida.

Gracias dijo Mani a Oy al tiempo que se daban un abrazo.

Diario de una ilusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora