Capitulo 10

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Inmediatamente T/n llegó al castillo pudo identificar rápidamente a los Fray que la miraban, más en concreto a la rubia que la estaba atravesando con la mirada. Le dio completamente lo mismo pasándolos de largo, la rubia la sujetó del brazo al ver al castaño ir con el niño de la mano.

—¿Dónde estabas y quién es el niño?

T/n encaró una ceja soltándose del agarre.

—Métanse en sus asuntos.

Theresa la detuvo.

—No puedes irte así como así, prácticamente me obligaste a dejarte a los chicos y después te vas.

—De verdad lo lamento Theresa, pero esto fue más importante, están bien aquí. De todas maneras no es para tanto, no es como que me fuera por una año... O más... —los demás la miraron mal. —me voy.

—T/n...

—No eres mi madre.

Se fue sin dar más explicaciones. Theresa enchuecó el gesto, fuera lo que fuera de lo que se trataba aquello no le gustaba en lo absoluto que la joven los dejara al margen. Aunque admitía que ese asunto ya no era de su incumbencia.

T/n abrió la puerta de su habitación haciéndose a un lado para que el niño entrara. Alexander miró a su alrededor con asombro. T/n lo miró dejando la ropa que momentos antes le había comprado al niño.

—Sabes que sin ningún problema le hubiera podido dar una habitación ¿Verdad?

Miró al castaño cruzándose de brazos.

—Sabes que no confío en ti ¿Verdad? Ni en ti ni en nadie de este lugar. No necesito y mo quiero nada de ustedes.

Aidan frunció el gesto.

—¿Aquí dormiré?

Miraron al niño. Aidan se apresuró a hablar.

—Cuando tú me lo pidas tendrás tu propia habitación.

—No gracias. Estoy bien aquí ahora. Mejor de lo que merezco.

T/n se cruzó de brazos carraspeando para llamar su atención.

—Ve a darte una ducha. No seguiré teniendo a un vagabundo en mi habitación.

Aidan la miró mal.

—T/n.

Alexander comenzó a reír divertido. T/n se inclinó a la bolsa sacando el pijama que le había comprado.

—Ponte esto para dormir. Llave derecha es el agua fría. Grita si necesitas algo.

Alexander asintió una vez yendo a hacer lo que le pidieron. Aidan la miró.

—No puedes hablarle así.

—¿Ah?

—Es un niño T/n. Pensará que lo odias.

—No lo odio. Además, no lo he escuchado quejarse. Y mientras no sea así no veo porqué morderme la lengua.

Aidan la miró en silencio por unos segundos.

—¿Porqué no me dejas ayudar?

—Porque eres un asesino. Igual que tu primo o hermano... Lo que sea de ti.

Aidan frunció el gesto.

—Estamos en igualdad de condiciones. No creí que te molestara a lo que me dedico cuando no tengo la corona en la cabeza.

T/n giró los ojos yendo a sentarse en la cama.

—¿Creíste que tardaría en saber que Rapunzel fue quien me mató?

Entregando la corona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora