Capitulo 18

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T/n esperó en la banca del fondo impaciente a que terminara la clase para poder salir, por lo mientras seguía mirando al castaño que a cada segundo levantaba la mano para contestar todas la preguntas de la clase. T/n se preguntó que libro se había comido.

—Tierra llamando a la Señorita Grey... —levantó la mirada a la profesora de historia universal.

—¿Qué quiere?

Todos voltearon a verla, la profesora frunció el entrecejo.

—¡Pero que falta de modales! —exclamó con horror, T/n sonrió con inocencia.

—No soy una puñetera princesita... —respondió con la sonrisa aún en sus labios.

Aidan, que hasta ahora las estaba viendo, se giró de nuevo al frente cubriendo su boca para no reir. T/n ya se había tardado en hacer de las suyas. Y a continuación, eructó enfrente de la maestra que se tapo la boca como si aquello fuera un delito.

— "Más vale afuera que adentro" como diría mi queridísimo Shreck. —la clase entera empezó a reir.

—¡Pero que barbaridad, ¿Cómo puede usted comportarse de esa manera tan horrorosa?! —T/n se encogió de hombros. — ¡Señorita Leonhard dese a respetar, es una dama, y tiene que comportarse como tal...!

T/n apretó la mandíbula cuando escuchó su segundo apellido. Siempre tenía que haber alguien que le recordara a su madre.

—Pues me da igual aquello. No me gusta que me digan que hacer. No uso vestidos, ni colores rosa chillón, ni nada de eso y tampoco me preocupo por si se me rompe una uña. Pero usted si debería preocuparse por su higiene personal, de el reglamento escolar, en violación al código de aseo personal, página 14, articulo 5, sección B apéndice 7: Usted tiene bigote. - la clase estalló en carcajadas.

La profesora se cubrió de inmediato la boca mientras enrojecía de furia.

—¡Señorita Salvatore Leonhard Grey, a la dirección...! — levantó la voz eufórica.

—Mmm... Yo creo que no... - la campana de nuevo se escuchó. T/n sonrió en grande —Verá usted, ya termino el horario de clases, así que no puede llevarme a dirección, apéndice 12 del reglamento escolar artículo 2. Y si lo hace con cera, asegúrese de no quemarse —dijo señalándole el bigote mientras sonreía con sorna —Adiós profesora...

T/n había empezado su semana de una manera divertida, hasta ahora, era lo único que le había gustado. Definitivamente odiaba estar en la Universidad, con princesitas primorosas y príncipes que no hacían más que disculparse, y no es que tuvieran un titulo, si no que todos tenían clase de buena conducta, vals y más niñerías que solamente la irritaban más.

Se apresuró a ir a la cafetería por algo de comer, definitivamente los dejaría en banca rota, esta vez había comido lo doble de lo normal, y como siempre, su barra de chocolate.

—Los demás también queremos comer.

T/n se giró de inmediato al escuchar su susurro en su oreja.

—Darwin lo dijo.

No le interesaba si los demás no alcanzaban comida. Aunque por supuesto que alcanzarían, para eso estaban los gastos de la Universidad.

—¿A sí? — inclinó la cabeza a un lado.—¿Que dijo?

—"Solamente los mejores adaptados sobrevivirán."—dijo con superioridad —¿No se supone que tienes entrenamiento de Rugby Su Alteza...?

El castaño arrugó el gesto.

—Déjate de chorradas —rio bajo — sabes que no tienes por que llamarme de esa manera.

Entregando la corona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora