Capítulo 50.

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Recuerdos azotaron la mente de T/n mientras dormía, las cosas estaban regresando a su lugar, pero eso no significaba que todo estaría bien de ahora en adelante.

Despertó en la madrugada con todos los recuerdos de hace cinco años, el vacío que tenía y la mente borrosa se habían esfumado. Las cosas ahora encajaban, y tenían sentido para ella.

Comenzaba a comprender lo que habían pasado y que fue ella la que estaba dispuesta a sacrificarse por los demás, e incluso, recordó de nuevo y sintió el cariño que le tenía al rubio, que en su momento, se convertía todo para ella.

Creyó que se quedaría con él, pero solo le bastó girar la cabeza mirando al castaño dormido tranquilamente para verificar que no fue así, que ambos no estaban destinados para estar justos, y que al menos ella, ahora que había recuperado su memoria sin aparente razón, no se arrepentía de lo que había vivido a lado del Rubio.

Ambos debían hablar, pero estaba consciente de que no era momento de hacerlo. Le bastaba con que siguiera siendo simpático a pesar de su manera tan seca de tratarlo.

Sintió tranquilidad al poder recordar al Rubio, definitivamente era todo para él, y aunque  no estaba enamorada de él, era una parte importante de su vida. Así que no dejaría que algo le pasara, después de todo, ahora serían familia.

A la mañana siguiente T/n se agitó el cabello mientras se subía el cierre de su cazadora y se acomodaba bien a el cinturón donde llevaba sus armas.  Miró a Aidan en el reflejo del espejo con semblante preocupado y con los brazos cruzados con su impecable traje de Número Cinco.

-Estaré bien. - suspiró acercándose a él.

-Me preocupa que no esté contigo para cuidarte.- chasqueó la lengua bajando los brazos para tomarle las manos a T/n.

-Sabes que no necesito que me cuiden.

-Lo se, pero si algo te pasa nunca me lo perdonaría... - dijo dejando ver la preocupación y dolor en sus ojos.

-Ambos tenemos una misión. Mientras tú obtienes lo que planeamos ayer, yo me deshago de otro problema. - sonrió poniéndose de puntitas para darle un beso en los labios.

-¿Segura de que Apolo te acompaña? - encaró las cejas.

-Cariño, a él también le incumbe esto,- Aidan suspiró mientras asentía con la cabeza. - de todas maneras, ten la certeza de que si algo malo pasa, arrancaré órganos y traqueas. - sonrió. - Además, si algo me fuera a pasar, Rapunzel me cuidaría, ya sabes, es karateca y llevará su sartén - ambos comenzaron a reír.

-En cuanto dejen de mofarse de mi, me avisan,  mocos igualados...

T/n sonrió mientras lo miraba.

Ahora lo hacía igual que antes, ya no con resentimiento ni frialdad. La sonrisa de Apolo se ensanchó al notarlo, no tenía idea de si había recordado todo, pero esa sonrisa que ella le daba ya la extrañaba.

-Discúlpeme Princesa, pero aquí el único moco es el Rey - lo señaló con la Cabeza

Apolo soltó una carcajada sonara seguido de T/n.

-Que groseros, dos contra uno,- dramatizó - con amigos así, ¿Para qué quiero enemigos? - los dos rieron más fuerte mientras Aidan giraba los ojos.

-Iré preparando mi sartén - dijo divertido mientras se daba la vuelta y se alejaba de la habitación.

-Ya le gusta esa onda.- T/n se burló y después se giró de nuevo a Aidan - Estaré bien, sabes que no pasará nada.

-Te amo T/n... - respiró con pesar.

T/n tiró de su saco para acercarlo a ella y besarlo prometiéndole que todo estaría bien, y que no tenía por qué temer.

Entregando la corona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora