Capítulo 32

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Alex se puso colorado cuando su amiga de la escuela lo abrazó para felicitarlo.

-Es para ti... - jugó con sus pequeñas manos. Ambos se pusieron rojos. - Había pensado en un cohete a escala, pero ya sabes, soy algo distraída además de curiosa y terminaría perdiendo las piezas, asi como la vez pasada en la escuela, también mis primos son algo distraídos, y sin duda alguna es algo de familia... - comenzó a parlotear.

T/n encaró una ceja cuando vio que la amiga de su hijo era una parlanchina y hablaba hasta por los tobillos, Alexander odiaba las personas así, que hablaban demasiado, sin embargo, parecía no molestarle en lo absoluto, que al menos su amiga, a la cual miraba y escuchaba maravillado, no parara de hablar.

-¿Para cuando la boda? - dijo Ben haciéndoles burla.

T/n y Aidan lo voltearon a ver de inmediato.

-Deja de decir estupideces, mugroso igualado... - dijo la primera, ocasionando risas de los demás.

-No te pongas celosa. - Ethan caminó a ella para abrazarla -Es tu niño y siempre será tu niño, así que no te preocupes. - beso su cabeza.

-Tu también deja de decir esas cosas - dijo divertida.

-Aquí nadie se va a casar - dijo Aidan mirando mal a los demás.

-Ya relájate niño, -habló Katherine -tu hijo esta feliz jugando con sus regalos...

Todos voltearon a verlo mientras comenzaba a desarmar las cajas de regalo para doblarlas en otras forma.

T/n ladeó la cabeza.

-Se entretiene más con las cajas que con los juguetes. Al menos es sencillo. -causó las risas de los demás.

-¡Ven Lizzie, mira mi nave...! - dijo Alex empezando a jugar, T/n y Aidan sonrieron.

T/n giro los ojos cuando escucharon la enorme puerta ser tocada.

-Ya voy yo...

Se giro en sus talones para entrar de nuevo al castillo, viendo una ultima vez como los demás reían y jugaban con el niño.

- ¡Ya voy! - gruñó, pero los toques eran insistentes - ¡Que ya voy...! - comenzó a correr para empujar a los demás - ¡Ya abro...!

Derrapó tomando la manija y después respirando hondo para poner una sonrisa falsa en su rostro, se preguntó por que habían dejado pasar a alguien, a menos que fuera muy importante. Al abrir se encontró con un hombre mayor, con cabello cano, algunas arrugas y lentes rectangulares, con un semblante completamente serio.

-Buenos días, ¿Qué se le ofrece? - dijo obligándose a ser amable.

-Buenos días, vengo buscando a la Señorita T/n Salvatore Leonhard Grey... - parpadeó confundido al pronunciar los tres apellidos.

T/n había hecho legal el apellido Grey, asi que era permitido que la llamaran de aquella manera.

-Si, soy yo, ¿En que le puedo ayudar? - frunció el entrecejo.

-Vengo a dejarle esto, se espera su respuesta inmediata, y su cooperación. - T/n frunció más el entrecejo mientras recibía un sobre - los agentes de Seattle llegaran en 15 horas, me despido y que tenga un buen día.

T/n parpadeó varias veces, no entendía lo que estaba pasando, mucho menos a que se refería. Antes de que pudiera detenerlo, aquel señor ya se había ido. Cerró la puerta confundida para comenzar a caminar de regreso con los demás, pero se detuvo de golpe al abrir el sobre. Sintió como si el corazón se le hubiera detenido.

-¿T/n? - Aidan se le acercó.

T/n se quedo paralizada cuando leyó aquel documento en sus manos.

-¿Estas bien? ¿Qué pasa? - al ver que T/n no respondía comenzó a preocuparse. - T/n me estas preocupando... - le quitó el documento de las manos para empezar a leerlo.

Entregando la corona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora