Capitulo 23

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T/n miró las hojas la mesa a lado del Rey, en frente de los Lores, Condes y las personas que pertenecían al concejo. No necesitaba ser administradora para darse cuenta que aquella estrategia mercantil que estaban ocupando no era buena y menos el tratado de importe.

Miró al Rubio que estaba ocupado con otra hoja mientras el Rey hablaba.

—Esto esta mal —dijo llamando la atención del rubio.

La miró frunciendo el gesto.

—¿A que te refieres? —murmuró.

T/n señaló la hoja para empezar a explicarle.

Una de las mujeres asistentes, que estaba a lado de uno de los comerciantes más poderosos del país, miró a T/n como si fuera poca cosa.

¿Porqué había entrado con el Rey y el príncipe?

T/n la alcanzó a ver por el rabillo del ojo, tenía los labios rojo intenso, piel pálida, unos ojos de un atractivo color azul y una presencia tan delicada que la hacia ver la más atractiva del lugar. Esta la miraba fijamente, poniendo atención a cada cosa que hacía, cada gesto, cada mirada y su manera de mover los labio cuando hablaba y miraba al príncipe.

Irina.

T/n no le dio importancia, centró de nuevo su atención a lo que hacía negando con la cabeza, al saber dicha información no se le había notificado ni al Príncipe, ni al Rey.

—¿Porqué tienen una sobrevaloración con los impuestos? —dijo en voz alta.

Los mercantiles y empresarios la miraron de inmediato.

—¿Cómo dice?

—Tienen una sobre valoración, dicha que no se ve reflejada en ganancias.

Pusó el documento al centro de la mesa.

—Eso no es posible, nuestros mejores contadores han llevado a cabo el registro.

T/n sonrió con cinismo.

—No estoy diciendo que el registro este mal, estoy diciendo que las valoraciones no son correctas, no pueden estar cobrando este valor de impuesto a los comerciantes más pequeños, los dejarán sin nada para sus suministros.

Se puso de pie poniendo las manos en la mesa.

Aidan la miraba atento a lo que decía y tomando el documento que no se le había hecho llegar, miró a su primo pidiendo una explicación, obteniendo un encogimiento de hombros por su parte, a él tampoco se le había hecho llegar aquel documento.

Uno de los hombres de a lado notó su disgusto y se puso de pie llamando la atención de los demás.

—Disculpe Señorita, pero nosotros sabemos lo que hacemos y como lo hacemos, así lo hemos venido manejando los últimos meses, así que no puede venir a tratar de cambiar algo...

Apolo lo miró molesto, dicho funcionario miraba a T/n con altanería y afán de hacerla sentir menos.

Aidan se puso de pie.

—¿Cómo dice?

T/n extendió la mano deteniéndolo, ella sabia perfectamente como defenderse sin necesidad de golpear al tipo frente a ella.

—Pues en ese caso no saben hacer su trabajo, se supone que tenemos que enriquecer la comercialidad, no poco apoco volverla un monopolio, lo que están haciendo es cobrar de más para asi quedarse con el dinero que sobre y de esa manera marcar como si las ganancias fueran las mismas, no me interesa porque lo está haciendo, lo que me interesa es que es un deshonesto y se aprovecha de las necesidades de los demás, haciendo violación a su juramento de siempre hacer las cosas en pro del país.

Entregando la corona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora