Aidan se golpeó por ser tan idiota, no quería que ella se fuera, quería que se lo dijera a la cara, si quería que aquello funcionara entonces tenía que comportarse.
Se apresuró a alcanzarla de una zancada tomándole de la mano. T/n lo miró.
—T/n no... No te vallas, por favor, no... No me dejes.
T/n frunció el entrecejo, definitivamente los hombres eran extraños e imposibles, se cuestionó por que seguía con él a pesar de tomar la decisión de irse, se quejaba más que ella, parecía una dama.
—¿A caso estas en tu periodo? —dijo suspirando —La luna menguante no te sienta bien, Aidan. Tus cambios de humor comienzan a causarme torticolis. —se soltó de su agarre — Harás que me estalle la cabeza...
—Lo lamento, es que, cuando se trata de ti pierdo la cabeza, pierdo por completo la cordura. —T/n suspiró. —¿Es verdad?
T/n frunció el entrecejo.
—¿A que te refieres? —Parpadeó varias veces — ¿Lo ves? Empieza a darme Torticolis.
Aidan sonrió.
—Lo que dijiste en la habitación de Apolo...
—Si bueno, creo que fui demasiado cruel con Rapunzel —se encogió de hombros —pero si, es verdad. No elijo a nadie mas que a mi. Y con quiero estar, esa es mi decisión.
Sintió la necesidad de salir de ese lugar antes de que el castaño dijera algo más, sin embargo, este la detuvo jalándola a él para apresarla en sus brazos.
—Entonces dímelo.
—El ¿Qué?
—Sabes a que me refiero... —murmuró poniendo un mechón de su cabello detrás de su oreja.
—Aidan... —murmuró — Yo me acuesto y despierto con quien se me da la gana.
—Y me imagino quien estará en esa lista.
—Con el puesto número uno.
—¿Hay más?
T/n sonrió.
—Que te baste con saber que eres el primero.
Aquella sonrisa que le daba era una de esas sonrisas que eran de verdad, una que hace mucho no le daba a nadie. Aidan acarició su mejilla y pasó su pulgar por el labio inferior de T/n.
—Eres hermosa.
Su latidos se aceleraron, luchó por controlar su respiración, perecía que habían pasado milenios desde la última vez que la había tenido tan de cerca. T/n miraba fascinada al hombre que la tenía rodeada en sus brazos, como si la excluyera de todos sus problemas y preocupaciones.
¿Ese era el hombre del que se había enamorado? Por que si era así, tenía que admitir que no le ponía peros, ambos eran tan explosivos que en ocasiones no se entendían, pero sin importar que, seguían frecuentándose. Si de verdad iba a ser a sí todo el tiempo, estaba dispuesta a encender sus emociones, estaba dispuesta a volver a ser débil, sólo si con ello ella podía sentir algo más que atracción física, el Rey Aidan Gallagher hizo que empezara a cuestionar y tomar en cuenta el hecho de volver a encender su humanidad. ¿Valdría la pena? ¿Valdría la pena encender de nuevo sus emociones estando expuesta a volver a sufrir pero con tal de sentir algo por aquel hermoso hombre de ojos verdes que estaba a punto de besarle?
Sabía que estaba en problemas, pero también sabía que aquel hombre cambiaría su vida por completo, ya lo había hecho, desde él momento en que fingió ir a una misión para ir a verle en la junta de Lores y Condes, entrando haciéndose pasar por alguien de seguridad, ya había cambiado su vida. La manera de hablar, de mirar a los demás y ordenar que las cosas se hicieran justo como él las quería, había llamado su entera atención, desde ese momento supo que era cuestión de tiempo, que tenía que tomar una decisión, o se iba y dejaba a todos a su merced, o se quedaba para cuidar de los gemelos y acercarse a él.
ESTÁS LEYENDO
Entregando la corona.
FanfictionDespués de la muerte de Número Cero, la vida del heredero al otro cambia drásticamente, no es capaz de controlar el impulso de sangre, terminando por aceptar que tiene una segunda personalidad que es psicópata. Apolo no puede con la culpa de recorda...