Capítulo 1

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"La primera vez que nos miramos mi pecho se estrujó y mis piernas temblaron; pensé, solo por un momento, que te conozco desde siempre.
Te había estado esperando toda mi vida"

⊹˖ ࣪.

—¿Estás lista?

Adeline alzó la mirada, viendo la silueta de su madre recargada sobre la gran puerta de madera. Tenía una sonrisa cálida en el rostro y sus ojos oscuros destellaban con un brillo emocional. Estaba usando su suéter de lana favorito y tenía el cabello recogido en una trenza suelta. Sus mejillas y nariz estaban ligeramente rosadas, como si el aire frío del exterior hubiera dejado su marca.

Le fue imposible no notar el brillo de las lágrimas en sus ojos, no como cuando se contienen para no llorar, sino como cuando el llanto ya ha sido prolongado.

La menor no respondió, y no porque no quisiera hacerlo, sino porque no pudo. Se limitó a asentir con la cabeza y le dedicó una leve sonrisa en un intento por parecer segura. En realidad, no sabía cómo actuar o qué decir. Lo único que sabía con certeza era que su madre estaba afligida. Y que todo era su culpa.

No tendrían que marcharse de no ser por ella, y solo deseaba saber cómo aminorar el inmenso daño, pero cada segundo que pasaba solo lograba sentirse peor al respecto. A menudo Adeline deseaba con intensidad saber cómo arreglar el mundo, cómo reparar cada grieta en su entorno y dar paz y silencio al caos que abundaba. Pero por supuesto que jamás sabía cómo.

Adeline era una fanática de lo imposible, y una pensante incontenible. Y justo en ese momento pensaba "¡Ojalá se pudiera regresar el tiempo!" ¿No lo creen ustedes también? Ojalá pudiéramos volver y pensar dos veces antes de hacer ciertas cosas. Quizá nuestras vidas serían menos miserables.

Se quedó parada en medio de la habitación, con una mezcla de nostalgia y temor miró a su alrededor una última vez. Cada objeto y cada rincón estaban llenos de recuerdos, la luz del sol entrando por la ventana iluminaba los detalles que alguna vez habían pasado desapercibidos, las paredes ahora estaban vacías y el suelo desnudo despojado de los muebles que lo adornaban. Una sensación de finalidad la invadió mientras se despedía de el sitio donde había crecido, un nuevo capítulo de su vida estaba por comenzar y solamente deseaba que fuera uno bueno. Realmente lo deseaba.

Tomó la pequeña caja blanca de su buró, abriéndola para asegurarse de no olvidar nada; sus libros, lápices y una cantidad enorme de fotos estaban ahí. Lo que había dentro de esa caja era su posesión más preciada, sobre todo las fotografías. Tenía muchos momentos dentro de pequeños trozos de papel, a veces mirarlos la hacían sentirse ahí otra vez, de nuevo con 6 años sobre su bicicleta rosada, con el gorro que su madre había tejido para ellla, siendo perseguida por su padre cuidando que no cayera. Le era imposible verlas sin sonreír con nostalgia. Miraba las fotografías y veía su sonrisa resplandeciente, su cabello largo ondulado peinado en dos coletas y la comisura de sus ojos enchinarse hasta la felicidad. No podía evitar pensar ¿Realmente había sido tan feliz? En el actual punto de su vida, se sentía irreal que alguna vez hubiera sido tan resplandeciente y alegre. Esa pequeña de las fotos no parecía ella, ahora era completamente distinta.

¿No crees que las fotos son importantes? Bueno, espera a que sean todo lo que te queda.

Le parecía realmente extraño como es que los momentos se vuelven valiosos solo cuando se convierten en recuerdos, es ahí cuando anhelas volver a ellos, dándote cuenta de lo bueno que era todo entonces.

Abrazó la cajita soltando un suspiro profundo y tomó la maleta, lista para bajar los escalones. Sintió una extraña sensación en el pecho al mirar a los lados y ver los demás espacios de su casa vacíos. Nunca imaginó verlos así, jamás pensó que tendrían que irse lejos y dejar todo lo que habían construido.

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