"Supe en el momento que te conocí que había algo en ti que necesitaría siempre. Resulta que no era algo sobre ti en absoluto, solo eras tú."
⊹˖ ࣪.
Al atravesar la puerta el golpe de irrealidad la golpeó, el sótano de un restaurante tan cotizado era el punto de encuentro de monstruos y crueldad absoluta. Pensar en todas las personas inocentes que comían y trabajaban tranquilas en el piso de arriba era escalofriante.
El humo de tabaco flotaba en el ambiente, formando nubes grisescas casi imposibles de respirar. Arrugó el entrecejo tomando aire cuando millones de flashbacks vinieron a su cabeza, la cantidad de veces que estuvo rodeada de personas así, en el mismo ambiente de mierda.
Un hombre de traje negro empujó la puerta haciéndola chocar contra la pared. Estaba tan sumergida en sus pensamientos qué ni siquiera había notado en qué momento la habitación se había llenado de más personas, pero incluso el espacio parecía haberse reducido.
—¡Bassi! Es increíble cuando haz crecido...
El hombre se cruzó de brazos y ladeó levemente la cabeza acercándose a ella lo suficiente para invadir su espacio personal.
Adeline creyó reconocer esa voz.
Cuando la luz del candelabro iluminó su rostro vio ese tono del mar en sus ojos, azules y profundos. Un color que parecía tan alucinante, cómo imposible de olvidar.
Esos ojos pertenecían a él hombre que había asesinado a un chico frente a ella y de quien tanto temían todos, el mismo con quien Katherine la había llevado hace años para amenazarla. Por fin lo tenía de frente.
Tenia cabello castaño y lacio, despeinado, pero no descuidado, sino con ese sutil toque de rebeldía intencional. No lucía cómo alguien de más de 28 años, pero parecía más experto que nadie en esa sala y tenía el completo respeto de todos a su alrededor. Todo su cuerpo emanaba dominio y poder, imponente de respeto y temor, lo llamaban jefe. Adeline se preguntó si realmente él era la cabeza de todo.
Había distintos tatuajes cubriendo la parte que se podía ver de sus brazos y algunos otros que se perdían entre la tela de aquel traje negro que portaba.
A su espalda habían otros dos hombres, ellos si que se veían mayores. Tenían igualmente trajes acorbatados, elegantes e impecables, cargando en sus manos armas listas para ser usadas a un chasquido.
Liam estaba parado a su lado, sus brazos cruzados sobre su pecho mientras mordía su labio con ansiedad. Estaba muy nervioso y era imposible ocultarlo.
—¿Ya me haz olvidado?—el ojiazul se acercó un poco más a ella con determinación.
Adeline no fue capaz de responder, en su lugar pasó saliva con dificultad en un intento por permanecer firme; la energía completa de ese hombre le resultaba tan intimidante que le templaban las rodillas. Detestaba tener miedo.
—Entonces ¿Ya olvidaste también la conversación que tuvimos hace unos años?— caminó alrededor de ella con las manos en los bolsillos del pantalón—Eras pequeña, pero siempre haz sido inteligente. Creí haber dejado claro que es lo que ocurría con la lealtad. ¿No quedó claro Adeline? Recuerdo haberte escuchado decir que si.
—Yo no mate a Katherine—se atrevió a decir. Sabía bien a dónde iba todo su monólogo.
—Sabías que era intocable—pudo escuchar los pasos más cerca de ella a sus espaldas, pero no se movió.
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SOMNIA
Random"Arderá a través de ti como un incendio forestal en medio de un bosque, encendiendo tu alma y bailando entre las llamas, y cuando se haya ido el olor de su humo será lo único que quede para calmarte." Las hadas solo vuelan en los sueños, los príncip...