"Haz redefinido mi idea de el amor. Estoy feliz de que estés mirando la misma luna que yo."
⊹˖ ࣪.
La conversación fluyó naturalmente durante el resto del camino, parecían no quedarse sin temas de los cuales hablar. Adeline disfrutaba escuchando a Nate hablar de cualquier cosa, era extrovertido y cautivador, ella por otro lado tenía miedo de desenvolverse por completo, era una sensación nueva poder conversar sin miedo a decir algo incorrecto y pagar las consecuencias, le costaba trabajo.
—Adeline Bassi, estás a punto de escuchar la mejor canción que ha sido creada en este universo—Nate la miró de reojo con una ceja alzada mientras tecleaba en su teléfono.
La castaña sonrió con entusiasmo y luego el sonido comenzó a inundar el espacio. Nate no tardó en comenzar a cantar y moverse en su asiento mientras golpeteaba el volante. Era una canción distinta, no era muy alegre ni muy triste, su melodía era neutra y completamente agradable.
El rizado bajo un poco el volumen y luego la miró fugazmente volviendo su vista a la carretera con una pequeña sonrisa.
—La primera vez que escuché esta canción tenía 15 años, estaba en el ático de mi casa escondiéndome de papá para que no me obligara a entrenar. Escuché como gritaba mi nombre y me apresuré a esconderme detrás de unas cajas, en una de ellas encontré el reproductor viejo de mamá, lo guardé en mi chaqueta y luego mi padre me encontró. Estaba muy enfadado y comenzó a gritar...me castigo. Me encerré en mi habitación realmente molesto, saqué el pequeño reproductor de mi chaqueta y cuando me coloqué los audífonos esta fue la canción que sonó—sonrió con nostalgia—subí todo el volumen y sentí que podría explotarme la cabeza. Es una sensación que no podré olvidar jamás. Desde entonces he estado obsesionado con la música, me hace sentir que nada más existe y me ayuda a olvidar cuando las cosas van mal—le dedico una mirada fugaz a la castaña—¿Alguna vez te ha pasado?
Adeline negó.
—En realidad no, pero suena increíble.
Quería decirle que lo más cercano a eso que había experimentado le pasaba cuando él estaba cerca. Él parecía hacerla olvidarse de todo, era como una especie de anestesia.
Nate termino por sugerirle algunas canciones que Adeline memorizo para buscar tan pronto llegará a casa.
—Gracias por traerme Nate.
—No me des las gracias, me gusta tu compañía.
Se despidieron con un ademán y luego Adeline entró a su casa sonriente por lo último que el rizado le había dicho.
Sus padres aún estaban en sus respectivos trabajos así qué se encontraba sola, con Gato por su puesto, quien hacía caso omiso de su presencia mientras dormía en el sofá. Mientras introducía los pedazos de comida a su boca, pensaba en la historia que Nate le había contado en el auto, cada día sentía que conocía un poco más de él, y le fascinaba. Eran contadas las veces que se habían visto, y el tiempo en su presentía parecía fugaz, sin embargo, apreciaba cada segundo.
Le resultaba confuso recordar el beso con aquella rubia. No se había dado cuenta de que Nate tenía pareja, lo cual era aterrador pensar. Había muchas cosas sobre él que no habían cruzado por su mente.
Es increíble lo ajeno que puede ser alguien, los misterios y millones de secretos que pueden haber dentro de una persona. Quizá, en realidad jamás estamos ni cerca de conocer completamente a alguien. Y ella se veía como el claro ejemplo, creía que realmente nadie nunca la había conocido por completo.
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SOMNIA
Random"Arderá a través de ti como un incendio forestal en medio de un bosque, encendiendo tu alma y bailando entre las llamas, y cuando se haya ido el olor de su humo será lo único que quede para calmarte." Las hadas solo vuelan en los sueños, los príncip...