Capítulo 34

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"Tomando en cuenta lo grande grande que es el universo y la forma en que funciona el tiempo, no puedo creer lo afortunado que soy de haberte encontrado"

⊹˖ ࣪.

Una enfermera alta de uniforme impecable apareció hablándoles desde el marco de la puerta. Sin demora, comenzó a hacerle preguntas a Adeline sobre cómo se sentía y a verificar todos los aparatos médicos que la rodeaban.

Adeline sentía un cosquilleo en los labios y las mariposas revoloteaban en su estómago, dificultándole concentrarse para responder.

Afirmó sentirse bien, aunque lo cierto es que ni siquiera se había tomado el tiempo de saber cómo se sentía físicamente, todo su universo se resumía a Nate diciéndole que la amaba.

—Bien, le dire al doctor que despertaste para que venga a verificar que esté todo en orden.

Ella asintió simplemente, entonces la enfermera se alejó por el pasillo.

𓆝 𓆟 𓆞

Un día completo había transcurrido, encerrada entre las cuatro paredes de una habitación de hospital, mientras sus padres permanecían tranquilos con la idea de que ella estaba en una pijamada en casa de Dany.

Se sentía notablemente mejor, pero tuvo que insistir mucho para que la dejaran salir antes. Aunque la herida no había sido tan grave, la pérdida de sangre sí, y si Nate no hubiera llegado a tiempo, esta historia no podría continuar.

Sabía bien que Kenneth no había querido matarla, solo quería darle una pista de lo que podría hacerle si no obedecía, aunque no era necesario, ella sabía bien de lo que era capaz.

Nate insistió muchas veces en que lo mejor sería pasar otra noche en el hospital para estar seguros de qué estaba todo en orden, pero ella se negó. No podía quedarse, si no llegaba a casa a dormir de nuevo sus padres comenzarían a preocuparse, y no podía decirles lo que había ocurrido. Sabía que estaba mal seguirles ocultando cosas así, pero no creía que decirles arreglara algo. Ya tenían suficiente.

Finalmente, cuando pudieron irse, caminaron juntos por el pasillo hacia la salida. Aunque todavía sentía dolor al caminar, los medicamentos que le habían dado lo hacían un poco más soportable.

A pesar de haber sufrido tanto en tan poco tiempo, se las arreglaba para simular fortaleza y estabilidad, aunque cada fibra de su cuerpo anhelara descanso y tranquilidad. Era desgarrador que sintiera la necesidad de mantenerse absurdamente fuerte después de haber soportado tanto dolor anteriormente.

Su mente parecía funcionar en automático, sin permitirse descansar y llorar, sin permitirse ser vulnerable ni quedarse inmóvil por el dolor. Siempre estaba en alerta, anticipando el próximo golpe. La paz le resultaba inconcebible.

Tomaron un taxi camino a casa, era tarde, pero no demasiado como para poder inventar alguna excusa por el tiempo que estuvo fuera.

Durante el camino, Adeline recostó su cabeza sobre el hombro de Nate, quien envolvió su mano entre las suyas, haciendo ligeras caricias en su palma. No cruzaron más palabras, simplemente se dedicaron a sentir la respiración del otro y a mirar por la ventanilla las calles repletas de tantas personas.

Nate estaba alerta de cada pequeño movimiento que Adeline hacía, a pesar de lo cansado que también estaba no podía apartar su completa atención de ella. Incluso sentía que pestañear era difícil, no quería distraerse ni un segundo.

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